La semana pasada hubo grandes nevadas y los primeros días “oficiales” de nieve virgen para la mayoría. En Baqueira había zonas que llegaban a acumular más de 60cm de nieve muy suelta y fría. Como no podía ser de otra forma, no pude perderme la cita, como tampoco lo hicieron las avalanchas.
Ese día por casualidad fuí testigo y conseguí sacar fotos y videos de algunas situaciones feas de avalanchas.Publiqué ayer en un artículo bastante detallado que analizaba a través de esos casos prácticos ciertas claves de seguridad en la montaña. http://www.onthebelay.com/es/2017/12/05/avalanchas-y-seguridad-en-la-montana-casos-practicos-en-imagenes-y-video-de-un-gran-dia-de-pow/
He sido un poco escéptico de tratar este tema aquí. Quiero que focas en la montaña sea un espacio en el que cabe todo él que sea curioso por iniciarse y perfeccionar en el esquí de montaña. Hablar de accidentes de freeride desde el telesilla en pendientes complicadas, con condiciones peligrosas, que casi rozan el esquí extremo es excluyente. Siempre me gusta insistir en que en la montaña hay todo tipo de terreno y de actividades acordes a nuestro nivel, gustos y grado de compromiso. Nada me gustaría menos que desmotivar a nadie de conocer la montaña.
Está claro; ahora mismo sufrimos el efecto “Aymar Navarro”. El freeride está de moda; ¿quien no ha soñado con reventar una pendiente a girazos, salpicar nieve por encima de la cabeza y volar cortados con esa ligereza e ingravidez? Antes de llegar ahí, hay que tener muchos conocimientos, experiencias y haber hecho muchas cosas bien. El efecto Aymar Navarro también tiene una cara B, que es la que traté de reflejar ayer o la que también conocimos ayer a través de nevasport.https://www.nevasport.com/noticias/art/52474/Rescatados-dos-esquiadores-fuera-de-pista-en-Baqueira/
No quería que este tema invadiera mi cuarta entrada, por que prefiero dar claves para entrar y conocer la montaña desde sus bases y paso a paso, mientras que el freeride es una de las facetas más técnicas y difíciles de manejar en la montaña. Me parecía completamente incongruente hablar una semana de elegir nuestro primer equipo de montaña y la siguiente de avalanchas en líneas extremas de freeride.
Sin embargo he cambiado de opinión por un par de razones.
Cada vez que nieva es una pasada lo mancilladas que quedan infinidad de líneas de un fuerte nivel técnico y compromiso incluso en días que no las tienes todas contigo entrando allí. Lo cierto es que mucha de la gente que hace estas actividades no tiene hecho ni un curso básico de avalanchas, lectura de terreno, gestión de grupo y ni siquiera lleva consigo el material básico de seguridad y rescate en montaña.
El freeride es atractivo, está muy a vista desde los remontes y la gente quiere formar parte de ello incluso muchas de las posibles focas en la montaña.
El otro día, después del festival de nieve virgen subí a tener un día tranquilo por pistas: estirar un poco las piernas, fijarme en las purgas, las placas rotas, ver como iba evolucionando el manto nivoso y por qué no tomar un poco el sol y beber una cerveza.
Al de un rato me junté con mis padres y unos amigos suyos que podrían ser una buena definición de un perfil de gente al que le interesa este blog: amantes del senderismo, naturaleza, esquiadores de pistas de toda la vida y aunque han probado travesía un par de veces y acaban de comprar sus primeros equipos o están en ello, todavía no tienen experiencia esquiando en la montaña.
Me preguntaron por una bajada que había hecho esa semana y me pidieron que les llevase, porque tenía que ser un paisaje espectacular y una gran aventura. Les comenté que sin duda era un itinerario precioso, que estaba en muy buenas condiciones y tenía su componente de aventura, pero que también era terreno técnico en el que hay que hacer bien las cosas, tener nociones de seguridad y progresión en la montaña y el material para ello. Se extrañaron un poco y me comentarón que ultimamente hay mucha gente haciendo esa salida, y que conocen a alguno que lo ha hecho y que tampoco esquía tanto ni tiene esa experiencia o material.
Efectivamente tenían razón, pero una cosa no quita la otra.
Un poco más tarde, en otra cola del telesilla, vimos a un esquiador cons esquís anchos, mochila airbag y la pala asomando por fuera de la mochila. A uno del grupo, le hizo un poco de gracia, y me comentó en tono burlón, “¿dónde irá esté?” Esto sigue sorprendiendo, pero le comenté que si salimos a la montaña, por muy cerca que estemos de pistas siempre tenemos que llevar arva, pala y sonda al igual que la capacidad de usarlos y habilidad para leer y movernos en el terreno. Especialmente buscando nieve virgen en un día de acumulaciones y condiciones de placas complicadas.
El domingo fue un buen recordatorio de dos buenas lecciones:
-Solo porque esa pala sea un clásico en la mayoría de días de nieve virgen, que tal vez tú mismo la hayas bajado antes, y que la hayan dado ya bien de caña ese día no va a garantizarte que estás a salvo.
-Se sabe que en casa es donde asumimos mayores riesgos. Este día confirmó que no se puede tener un recorrido o rutilla estándar “para los días con nieve”, porque “los días con nieve” pueden tener infinidad de características y consecuencias distintas.
No os desmotiveis. Vuelvo a mi eje principal del artículo: Siempre me gusta insistir en que en la montaña hay todo tipo de terreno y de actividades acordes a nuestro nivel, gustos y grado de compromiso.
Echad un ojo a este mapa de terreno realizado por Lauegi: el centro de predicción de avalanchas de la Val d’Aran. Es una cartografía ATES que clasifica el terreno de aludes con un semáforo de colores.
Como veis muchas de las palas más freeriders de hecho son rojas y se parecen bastante a las que suele entrar la gente en pistas. Por definición son delicadas y potencialmente peligrosas y deberíamos tener una gran formación, experiencia y capacidad de juicio antes de entrarlas. Este no es terreno para principiantes y muchas veces no es terreno para nadie. Infinidad de días del año el rojo simplemente no tiene condiciones objetivas para ser esquiado en seguridad.
Sin embargo, como veis hay mucho terreno verde y ese también es muy divertido, una gran experiencia y de misma belleza. Tendría más sentido que empecemos por ese terreno tanto para ascenso como para descenso, y acompañados por profesionales que nos formen adecuadamente para movernos con autonomía y seguridad en ese terreno. Ya habrá tiempo de ir subiendo la barra poco a poco si eso es lo que buscamos.
