Después de más de 40 años esquiando, creía que en el mundo de la nieve pocas cosas me podrían sorprender, pero lo vivido este pasado invierno en Port del Comte creo que es una de las experiencias más maravillosas que he podido ver.
Ocurría durante el pasado mes de marzo de este 2022. Poco más de un mes después del accidente en Chamonix en el que me lesionaba la rodilla, caía una buena nevada en Port del Comte, así que Txell me dijo que tenía ganas de aprovechar uno de los que podía ser sus últimos días de la temporada.
Pues bueno, para que no fuera sola, le dije, te acompaño y mientras tú esquías, yo me quedo en la cafetería tranquilamente, y aprovecho para saludar a gente.
Al llegar allí, el día era bastante malo, frío, humedad, algo de niebla y nevando y, mientras Txell se iba a esquiar y disfrutar del paquete que había caído y seguía cayendo, yo me quedaba en la cafetería al lado de la chimenea...
Al rato, llega Albert Estella, director de la estación, y me comenta si tengo ganas de ver y participar en una iniciativa de la que me quedo perplejo cuando me la cuenta.
Bastantes niñas y niños, igual que adolescentes, hijos de písters, de profesores de esquí y alumnos de diversas escuelas y clubs de la estación, tenían una gran inquietud para saber bien cómo era el trabajo de píster, así que desde la estación, en colaboración con los servicios médicos, montaron unas jornadas de Escuela de Písters.
Albert me contaba que el fin de semana anterior ya habían realizado un curso teórico y que ese domingo, harían las prácticas y yo me dije...
¿Cómo me voy a perder semejante iniciativa?
Iba en pantalones vaqueros y una chaqueta no impermeable, ese día tenía que estar en la cafetería y no subiendo a una moto de nieve para que me llevaran a mitad de la estación nevando sin parar, pero algo así se tenía que vivir.
Así que en 5 minutos ya tenía una moto esperándome para poder gozar de la experiencia.
Lo que viví esa mañana fue simplemente ¡¡ALUCINANTE!!
Hicieron dos grupos para así poder trabajar mejor y que todos pudieran participar.
Simularon un accidente de esquí dónde el herido era el médico de los servicios sanitarios de la estación. Allí, después de las clases teóricas, pondrían en práctica todo lo que les habían enseñado: balizar bien para la seguridad del herido, preguntar por su estado, avisar a los servicios de rescate de pistas...
En esta serie de fotos vemos como balizan la zona, están pendientes que el accidentado no se sienta solo, le quitan los esquís para su comodidad y están al caso de la llegada de los písters para avisarles dónde se encuentra el herido.
Luego, una vez llegados los písters, les enseñaron a aislar de la nieve al accidentado para que no cogiera frío, a hacer evaluación rápida de posibles daños y las curas o inmovilizaciones pertinentes para poder trasladar lo más seguro posible al herido al centro médico.
Mientras se hacía todo esto, los críos se interesaban por su estado e intentaban tranquilizarle dándole conversación para que no pensara tanto en el dolor.
Y con el accidentado debidamente estabilizado, toca el traslado hasta el centro médico.
Y como no podía ser de otra manera, tras finalizar el curso, la entrega obligada y merecida de los diplomas que los acreditaban como Písters Socorristas en Proceso.
Tengo que decir que esta experiencia me dejó sin palabras, un día de powder y los críos con su cabeza puesta en aprender y ayudar.
No sé como van en el colegio, si son más o menos buenos estudiantes, pero lo que sí que tengo claro es que estos niños y adolescentes son unas magníficas personas, empáticas y con amor y pasión por ayudar a los demás, con unos valores que tanto faltan en la actualidad y que si algún día necesito ayuda en pistas, tengo muy claro que quiero que vengan ellos, sé que voy a estar e las mejores manos.
Mucha gente que no conoce Port del Comte algunas veces me pregunta qué tiene esta estación que la hace tan especial. No voy a decir lo que muchos ya sabéis, pistas maravillosas, paisaje de sueño, bosques... Lo que tiene Port del Comte que la hace más especial todavía es SU GENTE, es ambiente familiar, ese buen hacer y estos gestos que en ninguna otra estación puede suceder.
Muchas gracias a todas las niñas, niños y adolescentes, a los písters, al personal sanitario y de la estación, y a los directivos por hacer posibles estos sueños.
¡¡SOIS MUY MUY GRANDES!!
Y como siempre os digo, si queréis saber más...