Vaya año de locos, ahora puedes moverte, ahora no, ahora puedes salir del país, ahora no...
Ya casi había tirado la toalla de volver a esquiar, entre los confinamientos comarcales y que la nieve que quedaba "cerca" de casa era muy escasa, no hacían presagiar nada bueno pero, entonces sale el gobierno central y junto a la Generalitat, nos dicen que podemos salir de nuestra comarca para ir a otro país, que la libre circulación para esto está permitida, ¡¡¡MENUDA ALEGRÍA!!!
Pues parece que la temporada no se acabaría tan pronto como pensaba, así que ya empecé a planear el siguiente fin de semana después de la noticia.
Daban nevadas para los días antes e incluso para el mismo sábado, así que lo mejor era empezar a mirar méteo, boletines de avalanchas, etc... Para ello, desde hace un tiempo, tengo una App que nos va a servir de gran ayuda, la App de Montpackers, de la que Alberto, ya nos habló de ella en su blog Nevanorte.
Allí encontraremos previsiones de méteo, el boletín de avalanchas y, entre otras muchas opciones, también tenemos un montón de rutas para hacer skimo, así que con toda esa información empezábamos a planear.
Y llegó el Gran Día, ese que nos íbamos un fin de semana entero, era casi imposible de creer, con una inmensa ilusión tenía los bártulos preparados...
Antes que digáis nada, el DVA, pala y sonda estaban ya en la mochila (por eso no salen en la foto, jajajaja) Siempre que se sale a hacer skjmo, como no sabes lo que te puedes encontrar (normalmente), es mejor pecar de precavido y llevar el material necesario.
Subimos al coche y dirección Andorra, qué nervios!!
Mientras subíamos, me invadía una sensación extraña, un cúmulo de sentimientos, iba mirando el paisaje cómo si no hubiera pasado nunca por allí, jajaja.
Ya en el sitio, hablé con Anton de Montpackers sobre los planes del día siguiente, parecía que no había nevado lo pronosticado y el tiempo quizás estaría algo revuelto, así que la idea inicial fue descartada. Primero, no teníamos ganas de portear y segundo, dependiendo de la méteo, era mejor no meterse en ningún "embolao". Conclusión, iríamos a lo seguro aunque menos aventurero, destino final, Arcalís, apuesta ganadora; terreno más que conocido y altura a la que llegar en coche.
Antes de seguir con el report, os dejo el vídeo completo de la salida:
Llegábamos al párking bien entrada la mañana, no habíamos madrugado, la salida no era para ello y nos lo tomaríamos más como una excursión para disfrutar.
Una pequeña nevada en la base nos dejaba unos 5cm, aunque parecía que en cotas más altas, la nevada había sido más copiosa.
Ponemos pieles y para arriba. Parece que la gente ha pensado lo mismo que nosotros, al "mal tiempo" opción segura. Arcalís parecía una romería.
A medida que vamos subiendo, el grueso de nieve también va aumentando, y combinamos ratos de nevadita, nubes y sol.
Parecía que aquí ya había más nieve, menudo pastel!!! La 15 metros tenía muy buena pinta, ¿sería el destino final?
Uff, qué estampa invernal que teníamos delante...
Hasta que llegamos arriba del refugio de La Portella, dónde Anton nos prepararía una sorpresa...
La verdad es que era un día frío, sobre los -8º allí arriba, así que un café calentito nos sentaría de maravilla.
Mientras se preparaba, Anton aprovecharía para explicarme al detalle la App de Montpackers. Eso sí, me comentó que sólo estaba disponible para sitemas ios.
Un brindis antes de bajar.
Con la garganta y estómago calentitos, recogeríamos los bártulos y para abajo.
Durante el descenso no hicimos ninguna foto, pero bueno, en el vídeo queda más que claro que disfrutamos como niños chicos, jajajaja.
Vaya nieve!! Un verdadero escándalo cómo estaba en las zonas altas dónde no había ido gente, en algunas zonas hasta unos 25-30cm de nieve nueva fría y seca, no podíamos pedir nada más! Bueno sí, que los remontes estuvieran abiertos y poder disfrutar de muchos descensos, jajaja.
A medida que bajábamos, la calidad de la nieve ya no era la misma, pero ¿qué importaba? Estábamos esquiando un 17 de abril con todas las estaciones del Pirineo cerradas!!
Hasta llegar al coche otra vez.
Había sido una matinal increíble, esquí, buena nieve e inmejorable compañía, ¿se podía pedir algo más?
Pues sí, Anton nos llevó a la Braseria La Neu, para terminar la jornada de la mejor manera posible...