Esta es una historia que hacía mucho tiempo que tenía ganas de escribir, os cuento un poco para que os pongáis en situación.
Francesc Sola, un muy buen amigo del pueblo, de muy jovencito competía en descenso en bici, como muchos sabéis, una especialidad muy espectacular del mundo de las dos ruedas, pues bien, en una carrera sufrió una grave caída que le dejó una lesión medular.
Con este percal que se venía encima, no se vino abajo y empezó a practicar baloncesto, deporte que no le convenció mucho y se pasó al triatlon.
Fue aquí dónde parecía que se sentía cómodo y realizado, llegando a competir a nivel internacional con unos resultados de escándalo, entre otros hitos llegó a:
- Campeón de Europa de triatlón: 2010- 2011-2012.
- 3º en Campeonato del mundo 2010.
- Finisher Ironman de Lanzarote 2014.
- 5 victorias en Copas del Mundo
Hasta que llega un día en que después de varios años compitiendo al máximo nivel, con la exigencia que ello conlleva y los esfuerzos económicos que también se tienen que hacer al ser un deporte minoritario, se satura un poco y decide dejarlo por un tiempo.
És aquí dónde un servidor y varios amigos más le empezamos a comentar que ahora que tiene tiempo, debería probar el esquí. Antes del accidente ya había esquiado, así que tampoco no sería un lugar hostil. Si había nadado con tiburones en Australia o Nueva Zelanda, una montaña nevada sería pan comido, jajajaja.
Pero iban pasando los inviernos y no se decidía, hasta que un buen día a mediados de diciembre, estamos desayunando y volvemos a la carga:
- Venga Fran, de este invierno no pasa que subes a esquiar!
Su respuesta fue:
- ¿Dónde podemos ir que lo hagan bien?
Pensando pensando, sólo se me vino a la cabeza un lugar, La Molina, una de las estaciones para esquí adaptado por excelencia, una estación en la que están más que acostumbrados a estas lides ya que fueron de los pioneros. Un lugar en que está incluso la Fundación Johan Cruyff y la Fundación Play&Train.
Acabamos el desayuno y cada uno se va para empezar con sus rutinas diarias y a media mañana me suena el teléfono, whatsapp de Fran en el que me dice:
- ¿Como lo tienes para ir pasado mañana a esquiar?
Imaginaros la respuesta, después de varios años insistiendo, nuestra pesadez había dado sus frutos y nos íbamos a la nieve!!
Fran me contó que había llamado a La Molina y que le explicaron todo el funcionamiento, luego pudo hablar también con la escuela de adaptado Play&Train, que más que una escuela es una fundación que fomenta el deporte independientemente de la capacidad y, entre la explicación de unos y otros, le quedaron tantas ganas de probarlo que ya pidió 3 horas de clase.
Llega el día "D", miércoles por la mañana y salimos bien temprano del pueblo dirección La Molina. Al llegar allí vemos lo bien montado que lo tienen todo, con muchas plazas de parking reservadas al lado de la escuela, al ver eso, tanto Fran como yo pensamos que con cosas tan bien organizadas era imposible que algo saliera mal.
Entramos en la caseta y ya nos estaban esperando la chica de recepción (perdón pero no me acuerdo del nombre) y Marc, el profesor que habían asignado a Fran (ya hablaremos de él).
Mientras íbamos charlando, le prepararon la silla a Fran, hay que escoger bien la medida de la silla para que no sea un suplicio. Iluso de mi, pensaba que con cualquier silla bastaba, pero la verdad es que no. Las sillas son como las botas de esquí, tienen que quedar bien ajustadas para dominar lo que tendremos debajo.
Con los nervios a flor de piel y la adrenalina que hasta salía por las orejas, jajaja, nos dirigimos a la zona que tienen justo delante de la caseta, dónde termina una pista de debutantes y dónde Fran dará sus primeros pasos sobre el esquí adaptado.
Pero antes de subir a la silla toca hacer las debidas presentaciones y, Marc le contó todos los detalles del juguete, así Fran sabría bien dónde se subiría.
Con las presentaciones hechas era hora de subirse al nuevo aparato y seguir conociendo.
A parte de la silla, otra cosa muy importante son los estabilos, una especie de muletas con unos mini esquís en la punta. Marc le explicaba que ellos serán nuestros pies, con ellos se va a aguantar, se va a empujar y va a girar.
Así que con todos los conceptos más o menos claros, tocaba empezar a notar sensaciones y deslizarse. Para ello, entre Marc y Fran, remontaban un poco por la pista para luego descender por ella.
Normalmente cuando aprendemos, remontamos haciendo escalerita, pues ellos se empujan hacia arriba.
A partir de ahí, estuvieron un buen rato subiendo y bajando para ir cogiendo confianza e ir notando sensaciones tanto de deslizamiento, como de lo que ocurre cuando movemos los estabilos hacia los lados.
Cuándo Marc vio que Fran se estaba soltando un poco, decidió que era el momento de dar un paso más en el aprendizaje. Era el momento de subir por la cinta para bajar realmente por una pista.
Con el nombre de la cinta ya podemos ver que en La Molina están por la labor en el esquí adaptado, ya que como he explicado, allí está la Fundación Johan Cruyff ayudando en todo lo que puedan.
Pues bueno, a partir de ahí, fueron todo un sinfín de sensaciones, en esos momentos Fran, con la valiosa ayuda de Marc, empezaba a dar sus primeros pinitos en una pista de esquí, allí notaría lo que es deslizar realmente.
Era un no parar de nuevas sensaciones, entre las correcciones de Marc y las ganas de Fran, las bajadas cada vez eran más fructíferas, así que llegaba el momento de dar un pasito más en el mundo del esquí adaptado, llegaba el momento de subir a un telesilla y así poder disfrutar de un descenso más largo.
Su cara lo decía todo y no es para menos, desbloquea la silla para poder alzarla, déjate caer a la cinta transportadora, aguanta el equilibrio e intenta levantarte con los estabilos para que la silla te pueda recoger. Pero bueno, con la gran ayuda de Marc todo resultó más sencillo de lo esperado. Y una vez encima del telesilla todo se ve de otra forma y la congoja del primer momento desaparece totalmente.
Estas caras lo dicen todo, alegría pura!
Una vez arriba, tocaba descender una pista de las de verdad, no una pistita de debutantes a la que subes en una cinta no, una pista verde con todas las letras, una de las que ya tiene un buen recorrido en el mapa de pistas, así que realmente era el momento de la verdad.
La buena ayuda de Marc, muy importante e imprescindible para ir cogiendo confianza en el nuevo medio.
Pero claro, ¿a qué esquiador no le gusta ir a su aire y empezar a esquiar totalmente solo? Había llegado el momento en que Fran debía empezar a notar de verdad lo que es deslizar de manera autónoma, así que en puntos con menos pendiente de la pista...
Creo que ese fue el punto de inflexión en que la cabeza de Fran empezó a pensar en blanco. El notar que podía ir ladera abajo girando y frenando sin ninguna ayuda era el súmum, aquí se abriría un gran abanico de posibilidades de disfrute.
Y entre bajar sólo y con la ayuda de Marc, el disfrute cada vez era mayor.
Así se fueron sucediendo los giros hasta llegar al final de la pista.
Con todo eso, nos dimos cuenta que ya habían pasado las 3 horas de clase que Fran había contratado. Fueron 3 intensas horas llenas de emoción, nervios, alegría y adrenalina, una mezcla explosiva que había dejado a Fran casi sin fuerzas pero con un buen cuerpo como hacía tiempo que no tenía.
Así que volvíamos a la caseta de Play&Train para recoger los bártulos.
Pero claro, no podíamos volver a casa sin haber repuesto las fuerzas perdidas y, como estábamos en la Cerdanya, iríamos a degustar unos platos típicos de la zona.
Ahora sí, con la barriga bien llena y fuerzas recuperadas ya podíamos ir a casa pensando en el próximo día que volveríamos a subir a esquiar.
Me gustaría terminar este artículo dando las gracias a la Estación de esquí de La Molina, por el buen hacer y la implicación que tienen en el deporte adaptado, y también a la gente de Play&Train, especialmente a las chicas de recepción y a Marc (aunque seguro que los otros integrantes del equipo también son magníficos) por hacer pasar a Fran una mañana inolvidable de la que seguro poco tardará en repetir.
Desde este blog, animo a todas las personas, tengan la capacidad que tengan, a que intenten empezar en este maravilloso mundo de la nieve, estoy seguro que no se arrepentirán.
Si queréis seguir los pasos de Fran, aquí tenéis el enlace a su cuenta de instagram.
Y como siempre...