¡Vamos a empezar haciendo un repaso rápido de esas primeras veces en la nieve con las peques de casa!
A la edad de 3 añitos, Valentina, la mayor, tuvo su primer contacto con la nieve en una estación de esquí, esa vez sólo subimos a catar el ambiente, jugar un poco y que viera a su padre deslizarse en vivo y en directo, ya que sólo me había visto en vídeos y fotos.
Escogí un día a finales de temporada con buen tiempo y solecito.

Aquí la tenemos en casa probando la ropa nueva.

Jugando en la nieve.
Parece que le gustó tanto que ya pidió unos esquís, perodecidí que hasta el año próximo no empezaría a deslizarse.
Así que pasado un año, volvemos a la nieve, pero esta vez la cosa cambió...

Las dos peques en la tienda de alquiler.
La cosa cambió tanto que lo que había hecho el año anterior con una, lo tuve que hacer con la otra, Fiona.

Valentina con los esquís puestos por primera vez.
Mientras tanto...

Fiona jugando como si estuviera en la playa.
La cosa promete ya que las dos se lo pasan en grande. No sé de quién habrán sacado los genes, jajaja.
Avanzando rápido, pasan dos años y ya es hora que Fiona, con 4 añitos, se calce los esquís por primera vez, y mientras una ya baja azules, la otra empieza a saber que és esto de llevar unos zapatos muuuy largos y que deslizan.

Fiona tomando sus primeras clases junto a una amiga

Valentina practicando.
Y como uno no se puede dividir, a la que Fiona termina con el profesor, Valentina se tiene que aguantar esquiando en la zona de debutantes practicando,mientras un servidor sigue con las clases a la peque.
Esa temporada la terminamos con Fiona bajando verdes a toda máquina y con ganas de empezar la siguiente.
Aquí llega lo bueno y a lo que íbamos con el título del report.
Enero del 2017 , Fiona, 6 años acabados de cumplir y Valentina con 8. Los Reyes Magos acaban de traer esquís y botas nuevos y estamos como locos por empezar la temporada, así que al día siguiente de la llegada de Sus Majestades subimos a nuestra estación, Port del Comte.
Decidimos que aunque la temporada anterior habíamos acabado con buenas sensaciones y con ganas de mas caña, lo mejor sería hacer un par de bajadas en debutantes para recordar movimientos, y en el segundo descenso, Fiona se cae quejándose mucho de la pierna. La cargo en brazos y directos a la enfermería, no tienen material para radiografías y me dicen que llaman a una ambuláncia aunque creen que no le pasa nada.
En estas que me veo con un dilema, yo solo con las dos, y a una se la llevan en ambuláncia, ¿qué hago? ¿Dejo a la peque sola con los médicos y bajo en coche con Valentina? O ¿Cargo a las dos en el coche y la llevo yo mismo al hospital? Así que me decanto por lo segundo ya que no quiero dejar a Fiona sola con el dolor que tiene.
Llegamos al hospital y allí nos tienen esperando durante más de 3 horas de esta guisa...

Esperando en urgéncias.
Ya véis que ni en los primeros auxilios de la estación ni en el hospital, aún quejándose mucho de la pierna, no le ponen nada, silla de ruedas porque no puede andar y nada más.
Casi 4 horas de espera después, le toca su turno y al hacerle las radiografías pertinentes nos encontramos con esto...
Tíbia rota por dos lados, la pobre ya no sabe que cara poner.
Así que el primer día de temporada, todo se va al traste, la ilusión, las ganas y la alegría se van tras menos de dos bajaditas.
Para ella se había terminado el esquí hasta el siguiente año, y a Valentina casi, ya que con una sin poder esquiar, no me la podía llevar muchos días mientras la otra estaba en casa, así que subí sólo un par de días más con ella y al menos pudimos avanzar, ya que con sólo una todo es más fácil...

Alegría y pena a la vez.

Primer pistón FIS, conmigo detrás observando evolución.
Hay que añadir que esa misma temporada Valentina mejoró muchísimo al tenerme en exclusiva para ella. Aunque daba pena el poder esquiar sólo con una.
Se termina la temporada y me paso todo el verano esperando que llegue el siguiente invierno para poder esquiar todos juntos. Pero no es todo oro lo que reluce. Fiona tenía unas ganas tremendas de esquiar aunque no paraba de repetir que también tenía miedo, no me extraña, con lo mal que lo pasó pobrecita el invierno anterior.
Así que llega el primer día de temporada para ellas, y mientras una estaba como loca por ir a las rojas directamente, la otra no tenía otra cosa en mente... «¿Y si vuelvo a romperme la pierna?»
El trabajo mental ya lo habíamos preparado con anterioridad, pero a la hora de la verdad el miedo hacía más acto de presencia, así que contraté un par de horas de profesor particular sólo para ella, para que intentara volver a hacerle coger confianza. Yo era optimista, ya que con 4 años ya bajaba verdes sin problemas, así que con 6 y más fuerza en las piernas, sería coser y cantar. Pero nada más lejos de la realidad, no pudieron pasar de las cintas de debutantes. El profesor me dijo que le ponía muchas ganas pero el miedo la bloqueaba, así que con la alegría de volver a la nieve y la frustación por no avanzar nada y estar peor que hacía dos años, decido que no vamos a apretar y nos dedicaremos a lo que ella quiera, alguna bajadita más por la zona de debutantes, y para la terraza a tomar el solecito y comer algún tentempié, mientras Valentina y Txell (MSP) se dedican a recorrer la estación.
Después del primer día, aunque no había sido lo esperado, puedo decir que lo disfrutamos bastante, Fiona parecía que volvía a cogerle el gusto a esto del esquí, con miedo, pero con ilusión, en definitiva es lo que contaba.
Ahora todos estabamos esperando al siguiente fin de semana de buen tiempo para volver a subir, y a la que pudimos, allí nos presentábamos otra vez.
Empezamos el ritual, Fiona con profesor sólo para ella y a esperar que el miedo se vaya superando, mientras que Valentina, Txell y yo, nos vamos a esquiar.
Pasadas las dos horas que tenía contratadas, volvemos al punto de encuentro y mi sorpresa es que no se han podido mover de las cintas!!! No puede ser! Me digo y le digo también al profesor; el cual me comenta que ha intentado ir varias veces a los telesquís y que en el momento del tirón, ella lo dejaba por miedo.
Otra vez decepción, pero ahora con un poco de enfado porque creo que nos estaba tomando el pelo a todos. El profesor me decía que podía bajar tranquilamente, porque tenía la técnica cogida de maravilla, así que después de sus palabras, le digo a Fiona: «no nos tomas más el pelo y directa al telesilla!». Se le notaba el miedo en la cara antes de subir, pero una vez sentada, viendo el maravilloso paisaje y que ella estaba pasando encima de los árboles, le cambió el chip, el miedo dejó paso a la ILUSIÓN.
Llegados a lo alto del telesilla, y estar en la cima de la montaña, hizo que se quedara prendada de la inmensidad de las montañas nevadas y se creció, se olvidó por completo del miedo y me dijo: ¿por dónde bajamos papá?
No os podéis imaginar lo que significaron para mi esas palabras de convicción, es la vez que creo que he sido más feliz de mi vida, por fin estábamos los 4 allí arriba, dispuestos a esquiar como nunca lo habíamos podido hacer, creo que el sentirse realizado lo experimenté por primera vez en ese mismo momento, no podía pedir más.

Las dos en su primera azul.
Decir que la bajó del tirón, sin parar a lo largo de los 3,3km que tiene la pista. Lo bueno es que lo hizo con una sonrisa permanente y cuando yo le decía si quería parar, ella me contestaba que no, que quería seguir bajando.
Pues la hizo un par de veces seguidas antes del merecidísimo descanso, en el que las dos se ganaron las tan ricas patatas fritas con ketchup y mahonesa.
Después de tal logro y el descanso pertinente, antes de marcharnos para casa venía mi pregunta del millón: «¿Hacemos un arrastre antes de irnos?» ¿Os imagináis la respuesta después de superar el miedo?, efectivamente, seguro que habéis acertado, su respuesta fue «sí papá, vamos a probarlo», así que para allí nos dirigimos cogiendo el toro por los cuernos, mejor dicho, el remonte por los cuernos, jajaja.
En esta foto estamos todos en fila índia, delante de todo Valentina, luego Txell, después Fiona y cerrando el grupo yo mismo, toda la família en el arrastre. Pero después de la subida, nos espera la bajada!!

Txell marcando el paso y Fiona siguiéndola, Valentina ya nos esperaba abajo.

Jornada finalizada.
De esta última foto hasta día de hoy ha pasado casi un mes, pero este mismo domingo toca volver otra vez y todos estamos deseándolo como agua de mayo.
Después del repaso bastante rápido por su reciente vida como esquiadoras, quería deciros que si algún día os encontrais en una situación parecida (espero que no!!), aunque sea un tópico, deciros que os carguéis de paciéncia, mucha paciéncia, que si a la niña o al niño le cuesta o tiene miedo, no los apretéis demasiado, todo tiene su tiempo y sus horas, ya cada niño es distinto, unos serán salvajes y no les importará nada, y a otros les costará algo más de tiempo, pero lo importante es que vayan a la nieve con ilusión y que se diviertan, sólo así podrán seguir nuestros pasos de buenos aficionados a la nieve, en algunos casos frikis, jajaja.
Si queréis saber más...