Hace menos de 48 horas que en el Snozone de Madrid se produjo una avería en el telesilla. Como resultado, los bomberos tuvieron que rescatar a los 40 esquiadores que quedaron inmovilizados un buen rato en el remonte.
Por las imágenes publicadas en redes sociales, no parece que fuera una operación difícil, ya que la altura entre la nieve y los asientos era poca y permitía evacuarlos incluso con las típicas escaleras de aluminio, esas telescópicas que utilizan los profesionales como los bomberos y en otros oficios.
Nada que ver, pues, en cómo sería un rescate en una estación de esquí de verdad, a cielo abierto, a gran altura, y quizás nevando y con viento. Por cierto, que llamar estación de esquí a una pista de esquí indoor, como han hecho la mayoría de los medios de comunicación, me parece algo exagerado.
Pero conste que en ningún caso es ésta la cuestión que quisiera destacar, y mucho menos darle una connotación negativa, ya que dentro del sector no la llaman ni "pista indoor" ni "estación de esquí", sino directamente y cariñosamente "la nevera". Todo lo contrario, porque me da mucha envidia que en Madrid tengan una pista de esquí bajo techo, como la tienen tantas otras ciudades europeas y de todo el mundo y que, por el contrario, Barcelona ciudad olímpica y con tradición deportiva, no la tenga .
Y más me entristece cuando uno se acuerda que hasta hace cuatro días la capital catalana se planteaba ser una candidata a los Juegos de invierno. Por el momento, ni candidatura ni pista indoor.
La casualidad ha coincidido en que se cumplan justo diez años de la publicación de esta noticia en el diaridelaneu.cat: Snowworld quiere construir en Barcelona un complejo de deportes de invierno sostenible. Qué resignación que se quedara en un titular y que la cuestión de fondo no prosperase. Y encima, que no fuera una realidad por motivos políticos y no de otra índole, tal y como demuestra esta otra noticia, publicada casi un año más tarde en Nevasport, con este titular: La victoria de Ada Colau descarta a Barcelona SnowWorld.
En paralelo, el pasado mes de junio, la revista CMD Sport publicaba un interesante artículo precisamente sobre el Snozone de Madrid. Os recomiendo la lectura entera. Pero por si uno no tiene ganas, hago una síntesis con 3 titulares que transmiten positivamente la realidad económica y social que tiene la pista de esquí indoor de Madrid.
El primero, sobre economía: Snozone Madrid rozó los cinco millones de euros de facturación en 2023. El segundo, sobre sostenibilidad, y es que gastan "menos agua que en un gimnasio". Y el tercero, de fomento de los deportes de invierno: "Snozone es incubadora de nuevos esquiadores".
En ese contexto, el de la oportunidad perdida en la Barcelona de 2015, por un lado, y el de saber que el Snozone es una actividad económica que funciona bien, que facilita una actividad sana y deportiva, aunque sea bajo un gran techo y no en plena naturaleza, aunque el mismo caso que lo podría ser una pista de baloncesto o una piscina climatizada, la comparativa y la situación actual aún me duelen más.
En favor del proyecto barcelonés creo importante destacar que todavía sería más sostenible que el de Madrid, y es que en el caso de la capital catalana se aprovechaba la red de frío reciclado que, en su momento, estaba proyectado construirse en la Zona Franca.
Además, sería la pista indoor de referencia para los muchos clubes del Pirineo y de Barcelona que, durante el verano, se desplazan precisamente a la pista de Madrid. O en otras ocasiones a las de Holanda. Sería la pista KM cero para los clubs locales.
Desconozco si el proyecto de una pista de esquí indoor en Barcelona ha muerto definitivamente o no. Como tampoco tengo claro qué intenciones políticas habría ahora mismo si se planteara una propuesta renovada en el Ayuntamiento de Barcelona. Y en la Generalitat de Catalunya.
Quisiera ser optimista y pensar que ahora que en ambas instituciones gobierna el mismo partido, el PSC, y que esta formación siempre ha estado a favor de la candidatura olímpica de Barcelona y de los Pirineos para unos Juegos de invierno, quizás se lo replantearían en positivo.
Permítanme, pues, una apuesta algo arriesgada en el ámbito político. En favor de los gobiernos capitaneados por los dirigentes socialistas, y tirando también de hemeroteca, recuerdo que fue el tripartito del PSC, ERC e ICV, quienes recuperaron la Semana Blanca en 2011. Sin embargo, el tripartito perdía el gobierno un año más tarde y la Semana Blanca quedó en nada.
Han pasado diez años. A ver si ahora, con un poco de suerte, o quien sabe si también por la misma casualidad que se ha presentado la oportunidad de enlazar proyecto de indoor y la avería en el telesilla, aparece de nuevo un titular como el de hace diez años para un nuevo proyecto de pista de esquí indoor en Barcelona. Y ya de paso recuperamos la Semana Blanca. Por pedir suerte...
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