La estación de esquí de Er Puigmal se encuentra cerrada desde 2013. A día de hoy se encuentra en una situación difícil. Hace unas semanas informamos de ello en un extenso reportaje. Por ahora, los propietarios de la estación de esquí, el Ayuntamiento de Er, tienen claro que nadie, sea empresa o inversor, querrá reabrir Puigmal si no hay posibilidad de negocio. Todo apunta a que la única solución implica reconvertir Puigmal en un centro de actividades de alta montaña, tanto de invierno como de verano.
Pero ¿Qué actividades? ¿Cuando se pondrán en marcha? ¿Sólo con actividades y vendiendo forfaits, es posible mantener una estación de esquí? Y antes de llegar a esta situación, ¿porque la administración no evitó que la estación cerrara? ¿Porque en la Catalunya del Norte no se puede ayudar a las estaciones de esquí como sí se ha hecho en el Principado? Son cuestiones a las que hemos querido encontrar respuesta y por ello nadie mejor que Raymond Pouget, el alcalde de Er.
Con el alcalde hacemos un repaso a la historia de Puigmal para entender cómo se llegó al cierre. Mientras hacemos memoria de los orígenes él mismo se cuida de analizar algunas situaciones y decisiones que se tomaron en su momento y que, pasados unos años, se ve como fueron determinantes a la hora de condicionar la viabilidad del estación como negocio.
El alcalde de Er mide sus palabras. Seguramente debe tener algunos reproches por hacer, pero se nota que se frena. En cada pregunta, una respuesta serena. Transmite tranquilidad en una primera impresión, pero al final termina dejando entrever preocupación por la situación.
Decisiones erróneas ya desde la apertura
Sentados frente a frente pero separados por su mesa en el despacho de la “Mairie” de Er, Raymond Pouget va al grano: “La estación se abrió en 1975. Inicialmente, arriba en pistas, se tenía que hacer un albergue, que es el único que se hizo. Todo lo demás se hizo abajo. La carretera, en lugar de aprovechar y ensanchar la pista forestal que ya salía de Er, se hizo una nueva y más larga con salida desde Santa Llogaia. ¿ Por qué? Pues porque entonces el presidente de la Mancomunidad era de Santa Llogaia y creo que eso fue determinante." Lo explica con cierta resignación. Y él mismo se pregunta: “¿Cuál ha sido el resultado al final de todo esto? Pues que con la excusa de que la pista forestal pasaba por un lugar muy sombrío era preferible hacer una carretera más soleada. Y ahora, en lugar de tener un acceso de sólo 6 kilómetros, tenemos uno que hace 11”
Puigmal, un proyecto que amenazaba otras estaciones
De todas formas me puntualiza que, referente al tema de los accesos, en realidad el proyecto inicial preveía un telecabina con salida desde Er mismo con final en Cotzé. “Esto nos habría dejado una estación muy cómoda, muy cercana a Puigcerdà y muy accesible”, según el alcalde. Habría sido una de las estaciones más tardías en abrir en la zona pero en cambio una de las más competitivas por comodidad y proximidad a los grandes núcleos de población y en las vías de comunicación importantes.
Visto con perspectiva habría sido un centro de esquí de gran dinamismo y afluencia, eso es seguro, pero quizás tampoco habría sido viable, un tema en el que el alcalde no está muy de acuerdo. Las otras estaciones tampoco quedan lejos de Puigcerdà, le hago ver.
Pero él está convencido. “Por sí sola, con telecabina con salida desde Er se habría dinamizado mucho esta zona de la Cerdanya”, afirma el alcalde, que cree que en realidad otras estaciones vieron el proyecto de Puigmal como una amenaza, como una competencia excesiva . ¿Hubo, pues, una mano negra que impidió que Puigmal prosperara? Difícil, pero no imposible.
¿Fue esa amenaza la que terminó impidiendo que el proyecto inicial se acabara desarrollando tal y como estaba previsto? Lo que sí es cierto es que todo ello es coherente con el hecho de que no se permitiera hacer grandes hoteles ni apartamentos residenciales en Cotzé. Los pueblos de Er, Santa Llogaia, Estavar, Nahuja Palau o Sallagosa debían ser el auténtico pie de pistas de Puigmal.
Quién se beneficiaba realmente de la estación de esquí?
El caso es que para el alcalde este hecho, el de no desarrollar el proyecto en su máxima plenitud, ya fue un primer inconveniente. Porque pasado el tiempo, sin telecabina de unión entre Er y estación de esquí, y sin que arriba a pistas tampoco se hicieran ni hoteles ni apartamentos, ¿Quien se beneficiaba realmente de la estación? ¿Quien aportaba el grueso de plazas hoteleras en la estación? Según el proyecto todo el residencial, en todo caso, había que hacer los pueblos, pero a la hora de la verdad poco abajo y casi nada arriba.
Se suponía que los municipios de la zona se beneficiarían de la existencia de la estación recibiendo inversiones en hoteles y apartamentos. Para Raymond Pouget este planteamiento “fue un error” pero recuerda que lo “proyectó el Conseil general del momento, que fue el impulsor de la estación”.
Todos los pueblos vieron bien este planteamiento. El Conseil general, que vendría a ser una especie de Diputación o Generalitat de Catalunya que tiene la administración francesa a los departamentos con los que está dividida la República francesa, lo proyectó posiblemente con la “filosofía” que la estación de esquí debía dinamizar los pueblos. Un buen planteamiento, obviamente.
Hay que recordar que Er, en 1970, momento en que se trazaba sobre planos la futura estación, sólo tenía 350 habitantes. Hoy tienen 740. Y Santa Llogaia apenas superaba los 70 habitantes. Hoy tienen 150. Vistos los datos parecería que Puigmal ha ayudado, por lo menos, al crecimiento demográfico y económico de Er y Santa Llogaia. Pero el alcalde considera que los 5 pueblos deberían haber “ayudado más” a la estación “cuando más hacía falta”. Para el alcalde podía haber sido “una muy buena fórmula” si realmente “los ayuntamientos hubieran implicado de verdad en la gestión”. Pero el tiempo ha acabado demostrando que, de alguna manera, cada uno iba por su cuenta y sin querer ayudar demasiado en el funcionamiento.
Puigmal-Núria, el gran dominio del Pirineo oriental
Raymon Pouget todavía recuerda como en el proyecto inicial de la estación de esquí se había planteado la posibilidad de enlazar con la vecina Vall de Núria, en la vertiente sur de la montaña. Desde Nuria “ya se había diseñado subir a un telesilla por la Coma de l’Embut y la posibilidad de enlazarlo con nuestra estación”. Si esto se hubiera hecho realidad hoy Puigmal-Nuria se habría convertido en una gran estación, un dominio enorme, más aún si tenemos en cuenta que por la vertiente norte y poniente también se había proyectado ampliar la estación hacia Valcebollère.
Pero la estación, que recordemos había sido impulsada por el Conseil General, nunca terminó de desarrollarse según el proyecto. El alcalde de Er lo resume con un explícito y contundente: “nunca fue fácil hacer funcionar Puigmal”. Y sin implementarse sobre el terreno todo el proyecto, acabó llegando el día en que el Conseil General se desentendió. A partir de 1989 esta administración se retiró de la gestión y la cedió a los 5 ayuntamientos de la zona, sindicados en una cooperativa de municipios.
Puigmal se queda sola y anticuada
Pouget recuerda la década de los años 80 y 90 como unos años con dificultades en el día a día de la estación, a menudo enlazando una temporada buena con dos seguidas que no acababan de funcionar lo suficientemente bien. Fueron pasando los años y, como todos sabemos, la estación se hizo vieja. Fueron demasiados años sin invertir en remontes nuevos, ni ampliaciones, ni nieve producida, ni tampoco desarrollando un pie de pistas en Cotzé ni en Les Planes, cosa que el proyecto no contemplaba, como ya hemos mencionado anteriormente.
Lo peor llegó en la década de los 2000, cuando era del todo urgente poner al día la estación. Se hizo en dos fases, 2004 y 2006, y esta última fue fatídica. “En 2006 se cambió el telesilla sin ninguna ayuda, nos lo tuvimos que hacer solos, pero era absolutamente necesario hacerlo” me remarca el alcalde. Y aquí comenzó la debacle económica.
Soluciones sobre la mesa antes del cierre
Y como ya es sabido empezó el periodo negro en la gestión de la estación, llegando a un momento ciertamente difícil en el ámbito económico, con tres temporadas seguidas irregulares en nieve, inversiones para amortizar (nieve producida, nuevos remontes, el nuevo telesilla y más de 30 kilómetros de paravientos instalados en pistas). Y cuando más tocaba ingresar, más bajaron los ingresos, entre otras cuestiones por una meteorología adversa y por la crisis económica iniciada en 2008.
El alcalde relata como “tres o cuatro años después del cambio del telesilla” la situación ya era “muy difícil para nosotros” pero hace especial énfasis en que también lo fue “por otras estaciones de la zona. Y en esas circunstancias quisimos hacer una agrupación de las pequeñas estaciones de esquí de esta zona de la Cerdanya. Proponíamos hacer una gestión única. Pero las otras estaciones quizás no estaban tan apuradas como nosotros. Se perdió el tiempo esperando una unión que no llegó nunca y que habría sido una buena opción para salir de aquel agujero” recuerda.
El alcalde de Er explica que aquella unión no era una propuesta hecha desde Puigmal, sino que, de hecho, si se hizo este planteamiento era porque “si lo hacíamos, el Conseil General se comprometía en ayudarnos y en buscar ayuda para financiarnos. Pero aquello no salió bien” concluye. Otra fracaso.
El cierre
Finalmente llegó una nueva propuesta de la Jefatura de Perpignan, cuando la situación económica de 2013 ya era de dificultad extrema. Se propuso a los pueblos que formaban parte del sindicato de gestión de Puigmal que aportaran 20.000 euros cada uno para llegar a los 100.000 euros, un aporte que debía servir para generar una bolsa de recursos mínima y evitar el cierre inminente de la estación. “Pero ni eso fue posible” se lamenta, y eso que en ese momento realmente lo que se necesitaban no eran estos 100.000 euros, sino 600.000. Esa era la cifra que se debía a empresas proveedoras y su servicio era indispensable para el funcionamiento y puesta en marcha de la estación. Pero eso tampoco fue posible. En abril de 2013 se abrieron los remontes por última vez.
Ahora la estación está cerrada y la deuda total es de 9.200.000 euros, porque los 600.000 que se debían a empresas hay que sumar los de los créditos concedidos por los bancos.
Le sugiero que para rebajar la deuda podrían vender instalaciones, pero me responde que “eso sí que no. Todavía no”. El alcalde de Er tiene claro que esto supondría “una solución que nos ayudaría a rebajar la deuda, pero una vez retiramos el telesilla ya podemos dar por hecho que, entonces sí, será la muerte definitiva de Puigmal como estación de esquí o de actividades". Sería el certificado final de la muerte de Puigmal. Y Raymond Pouget tiene claro que “somos un pueblo y tenemos que salir adelante, y si no lo hace un privado, un promotor, lo tenemos que hacer nosotros”.
La penúltima esperanza: Altiservice
Hay que mencionar un último aliento de esperanza que llegó de la mano de un operador-gestor especializado en estaciones de esquí.
Cuando la estación ya se veía abocada al cierre, Altiservice, la operadora francesa de estaciones de esquí como Font Romeu o Saint Lary, hizo llegar una propuesta más interesada que interesante. Para Altiservice la estación ofrecía buenas pistas, tenía altura y un buen desnivel, era atractiva para hacer una gestión y generar negocio, pero era una gestión “con trampa”. O muy fácil para ellos, según se mire.
¿Porque no se llegó a un acuerdo, pues, con este operador? El alcalde explica que en realidad tampoco era una solución porque “el problema era que si en alguna temporada se generaba déficit, era el Ayuntamiento quien tenía que hacerse cargo. Esto nos privó de llegar a un acuerdo con ellos". Para los propietarios de la estación la propuesta no tenía demasiado sentido. Al final, si la estación generaba beneficios todos ganaban, cierto, pero si generaba déficit entonces la diferencia debía asumir el pueblo. Como siempre.
El Conseil General no es la Generalitat
Pero hay una cuestión que aún no queda clara. Ante un cierre inminente de una empresa que da trabajo y actividad en el territorio, ¿Como se explica que Puigmal no recibiera ayudas de la administración francesa? Esta es una cuestión que le planteo abiertamente, desde mi perspectiva de catalán del sur. Porque si lo hacemos aquí, en Catalunya vía Generalitat, porque no se debería hacer en la Catalunya del Norte, vía Conseil General del Departamento de los Pirineos Orientales?
Y aquí está la clave de todo. El alcalde me comenta, una vez más con cierta resignación, que aquí las ayudas por parte de la administración son mínimas, tal vez de 10.000 euros por año. Esta respuesta me deja perplejo, no me lo acabo de creer.
Francia es un país rico. ¿Como es posible, le pido? “Pues porque aquí no hay la sensibilidad o la solidaridad que tenéis vosotros. Aquí la administración, como en cierto modo los otros pueblos de la zona, van muy a la suya. Todo el mundo mira por sus propios intereses. No es que la administración francesa no sea solidaria. Lo que pasa es que el Pirineo, o las zonas de montaña, no son prioritarias, o no interesan demasiado como zona en número de votantes. En la costa hay un gran volumen demográfico y un retorno económico" me explica con un tono serio.
Y añade que para la mayoría de los políticos franceses el Pirineo se ve “como una reserva natural o ecológica, muy bonito, pero donde no es necesario que se toque nada” y ya les va bien “dejarlo tal como está. Y de vez en cuando venir a esquiar y poco más". Esta es una política que me da a entender que gusta mucho a unos cuantos. ¿Quizás se refiere a los ecologistas? Conste que no me lo dice, pero lo interpreto. O sea, que si bien pueden recibir críticas desde el territorio lo cierto es que quizá también recibirán reconocimientos, felicitaciones o halagos desde otros ámbitos.
Empiezo a pensar que el futuro de Puigmal es negro. Muy negro. Llegado a este punto le pido abiertamente qué opciones reales hay para reabrir Puigmal en los próximos años, imaginando que me dirá que pocas o muy pocas. Pero no, le cambian las facciones de la cara y en positivo. En esta cuestión me confirma que “hace dos años comenzamos a impulsar un concurso de proyectos para determinar que se puede hacer en Puigmal para reflotar esto”.
Al concurso de proyectos se interesaron 8 empresas, de las cuales tres han sido seleccionadas. Ahora sólo una será la encargada de hacer la propuesta definitiva. Entusiasmado, le pido si me puede adelantar qué es exactamente lo que hará esta empresa.
¿Se podrá reabrir la estación pronto? La respuesta que recibo es en forma de pregunta: “¿Reactivar Puigmal como estación de esquí?” y una autorespuesta: “Aún no lo sabemos”. Pero se explica con más detalles: “ahora lo que queremos es saber qué se puede hacer exactamente para que sea viable, ya que puede que haya actividades que ahora mismo no tenemos presentes y que en cambio nos permitirían hacer la estación viable. ¿Será esquí alpino sólo? O lo podemos combinar con el esquí de fondo? ¿Y las raquetas?. Lo que queremos es que se haga algo, hay posibilidades, hay altura, hay buenas vistas, hay pistas, hay remontes, hay edificios y servicios, lo que hay que hacer es reabrir, porque si pasa mucho tiempo tal vez sí que no podremos aprovechar casi nada" y con esta respuesta me queda claro que es consciente de que las instalaciones comienzan a deteriorarse.
“Tenemos un pueblo vivo, nuestra escuela está bien concurrida y hemos ido creciendo en habitantes y en actividades aquí en el pueblo” me comenta con cierto orgullo. “El problema es que ahora ya no tenemos recursos, nos quedan 23 años asfixia financiera porque apenas hace 2 años que estamos devolviendo la deuda generada a Puigmal” y se lamenta de la situación actual en la que se encuentran pagando la deuda pero con estación cerrada. Una situación desesperante a ojos de cualquiera.
Le pido cuánto tiempo tardarán en hacer el estudio y redacción. “A finales de este año 2017 el estudio debería estar listo y la idea sería que en 2018 o 2019 se pudiera empezar a mover cosas arriba la estación. Nuestro objetivo es dejarlo listo antes de 2020 y, en su caso, que podamos dejar este ayuntamiento con la estación de nuevo en funcionamiento". Bueno, ya hay concreciones y un calendario, pienso.
Me adelanta alguna idea y comenta que podría ser un proyecto que permita complementar el que se pueda hacer en Puigmal con la visita a alguna otra estación. Pero admite que esto significa “crear un producto muy nuevo y luego saberlo vender, lo que es complicado”.
Hablando con el alcalde todo apunta en una misma dirección: quieren reconvertir Puigmal en una especie de centro de actividades nuevo, quizás innovador, o tal vez un “ya visto” en otras estaciones. Sin dejar el esquí de banda pero sin que éste sea el centro alrededor del cual se mueve todo. Diversificar las actividades parece que debe ser la solución, ¿pero, en qué nivel? ¿Qué actividades pueden generar negocio? Dudas e incertidumbres hasta que el proyecto salga a la luz.
A media charla -una especie de tertulia de casi dos horas- y que en este artículo que sólo se refleja la charla de forma sintetizada, le escucho una de las reflexiones más concluyentes: “Será difícil volver a ver Puigmal como era antes, pero es que para nosotros y nuestros hijos de Er será suficiente evitando que Puigmal se quede tal como es ahora, sin hacer nada. es una lástima lo que nos está pasando y es posible que acabe pasando a otras estaciones pequeñas de la zona". Una reflexión que intimida, que debería hacer reaccionar a muchos actores del territorio.
¿Está en crisis el esquí?
Vamos terminando la conversación. Poco a poco voy asumiendo que a Puigmal ya tienen claro que no sólo podrán vivir los esquiadores. La prioridad es abrir, pero ahora el objetivo ya es hacerlo como un centro de actividades diversificadas. Si es posible no sólo 4 meses en invierno, sino también los meses de verano. O sea, el modelo que poco a poco van implantando algunas estaciones de los Alpes y los Pirineos. Acabar con la estacionalidad del negocio del esquí y la nieve en general.
Le pregunto si cree que el esquí está en crisis y se lo piensa antes de responder. Y me hace esta reflexión: “Si la Cerdanya tiene éxito es porque ahora hay una oferta de esquí grande, para todos. Pero si la oferta se reduce puede pasar que dejemos de gustar. Se debería encontrar una solución global. Porque el esquí puede convertirse en un mal negocio definitivamente, devenir marginal si no buscamos una solución. Tenemos que pensar en nuestros hijos, en los niños. ¿Qué futuro les espera? La Cerdanya debe seguir siendo atractiva como lo es ahora , para todos y para todos los bolsillos. Los esquiadores con recursos económicos de alto nivel ya encontrarán otros lugares para ir a esquiar, lo que tenemos que procurar es mantener este modelo que tenemos aquí. ¿O nos quedaremos con los brazos cruzados mientras Puigmal se va deteriorando y mientras vemos a venir como otras estaciones de esquí cerrarán?
Son casi las 7 de la tarde y llega la hora de irse. Momento para despedirse y hacer algunas fotografías. Cuando salga este artículo me ha pedido que, por favor, le avise.
12 de julio, 30 días... y buenas notícias
Ahora bien. Desde que tuvimos la reunión, el 12 de junio pasado, han cambiado muchas cosas. En esos más de 30 días en el Pirineo de la vecina Andorra se están viendo muchas estrategias o planes de futuro. A la ya anunciada liquidación de Grandvalira programada para el 2019, y los posibles movimientos de cambios accionariales en Arcalís, también relacionados en parte con la desintegración de Grandvalira, se deja entrever que ya todo es posible en estos momentos convulsos que vive el mundo de la nieve en el Pirineo. Y resulta que el 12 de julio, justo 30 días después de mi encuentro con el alcalde, recibo un mensaje de una fuente del sector creíble: inversores de los Alpes estudian invertir en el Pirineo. Y parece que ya se han fijado en Puigmal. Habrá que ser prudentes, ya que quizás solo sean eso, estudios, cierto.
Os prometemos estar muy atentos a todo lo que se mueva por esta parte del Pirineo. !El tema promete!
