Islandia en familia  

A las puertas del otoño, que se presenta frío o muy frío en diversas partes de Europa viendo las nevadas que están cayendo, es nuestro deseo compartir con todos nuestros lectores una aventura familiar que realizamos recientemente por el noroeste de Islandia. Es un viaje totalmente recomendable para todas aquellas familias con niños (o sin niños) con ganas de aventura, que se encuentren en buena forma física y que busquen desconectar y aislarse en una zona realmente espectacular, donde podreis descansar y disfrutar de un bien muy preciado, de un derecho que muchos desconocen: el silencio y la paz.

Islandia es una isla fascinante

Islandia es una isla única en el mundo, realmente mágica y fascinante en todos los sentidos…No conocemos Nueva Zelanda, por lo que hasta la fecha, es uno de los rincones del planeta que nos han resultado más fascinantes, junto con varios puntos de Malasia, Corea del Sur, Tailandia y Japón. Muchos viajeros definen a Islandia como un planeta dentro de un planeta, y estamos de acuerdo. Es un mundo lleno de contrastes que encontramos a menos de cinco horas de España, contando con campings excelentes, una meteorología cambiante a la altura de Noruega y precios caros, aunque no letales si te lo sabes montar por libre. 

La primera vez que visitamos Islandia, hace ya unos cuantos años, veníamos de realizar un viaje de casi un mes con Interrail por media Europa, habíamos acampado en el Cabo Norte (el geográfico, no el turístico) y nos habíamos enamorado del norte de Europa. Poco a poco fuimos añadiendo países a la lista, pero nos faltaba patearnos Islandia con nuestros hijos, que cada día se nos hacen más y más mayores (aprovechad al máximo el tiempo aquellos que ahora tenéis hijos pequeños).

Esta ha sido la cuarta vez que nuestra familia visita Islandia, disfrutando de la paz, el silencio y la sensación de libertad que nos regala una de las islas con mayor concentración de volcanes de Europa. Curiosamente, nuestro viaje ha coincidido con el breve periodo de descanso que nos ha dado la fisura volcánica que se ha abierto en la península de Reykjanes, relativamente cerca del aeropuerto de Keflavik. Este verano hemos regresado con la intención de descubrir el norte y el noroeste de la isla, centrándonos en Akureyri y Myvatn.

¿Como nos movemos por Islandia?
 
Aunque son muchos los visitantes que alquilan un vehículo al llegar al aeropuerto internacional de Keflavik, nosotros siempre recomendamos tener en cuenta a qué hora llega el vuelo, pues si nos cuentan el alquiler por días y llegamos tarde por la noche, puede que nos salga más a cuenta tomar el autobús hasta el centro de Reykjavík, ahorrándonos un día entero de alquiler. Los autobuses cuestan unos 20-26€ desde Keflavik a Reykjavík (45 minutos de trayecto aprox).

Todo dependerá del tipo de vehículo que alquilemos y de cuantas personas seamos, pero en nuestro caso, al llegar de noche siempre toca bus. Nosotros volamos desde la T2 de Barcelona hasta Keflavik con Play, una nueva compañía que conecta Barcelona con la capital de Islandia en unas 4 horas y media, utilizando los nuevos Airbus 321 Neo, muy cómodos y eficaces. Por algo más de 200€ por persona, (hay que comprar los billetes con mucha antelación para volar barato), nos plantamos en Islandia, y una vez llegamos a Reikjavik, tomamos uno de los buses de FlyBus que parten justo delante de la salida del aeropuerto, con dirección a la estación de autobuses de Reykjavík. Muy cerca teníamos nuestro Hostel, (Bus Hostel), con recepcción las 24h. En otras poblaciones nos dieron un código de entrada y ningún problema. Llegamos al Bus Hostel sobre las dos y media de la madrugada, hora islandesa. Nos lanzamos sobre la cama, y a dormir. 

             La cocina del Bus Hostel, muy cerca de la estación central de autobuses y del aeropuerto de Reykjavik.                                                             Copyright: Víctor Riverola i Morera

Sobre las nueve de la mañana nos levantamos con el sol brillando, (las noches casi-blancas tienen sus ventajas). Por estos lares nos gusta aprovechar el día al máximo y tras darnos una buena ducha y cocinar un buen desayuno, nos cambiamos y nos cargamos las mochilas a la espalda. Teníamos hasta las tres y media de la tarde para disfrutar de Reyjavik (al regresar del norte pasaríamos un par de días en la capital), y aunque conocemos muy bien la ciudad, siempre es un placer dejarse seducir por su magia. Decidimos invertir varias horas visitando callejuelas, tiendas, la impresionante Hallgrímskirkja (iglesia luterana de Hallgrímur) y dando una buena vuelta por el puerto y el centro de la población.

Tuvimos tiempo de disfrutar de la gastronomía local, en modo economy, gracias a varios bares donde se puede comer sin pagar en exceso, y también gracias a la comida para llevar que ofrecen los principales supermercados. También es importante destacar las paradas bajando por la Rainbow Street, la calle Austurstraeri y en la plaza Ingólfstorg, donde encontramos creppes y perritos calientes, todo un clásico en Islandia. Al llevar con nosotros mochilas no muy grandes (casi siempre viajamos solo con equipaje de mano), no teníamos problemas a la hora de dejar maletas en consignas. 

A la hora de viajar por Islandia, los vuelos internos se han convertido en una buena alternativa al coche o al 4x4, no solo por los precios de alquiler, sino por el precio de la gasolina...Volar con Icelandair nos ayuda a ganar mucho tiempo a la hora de realizar aproximaciones a los puntos de interés que desamos visitar. En las pequeñas poblaciones del norte (y en toda la isla) también podemos alquilar coches cómodamente, o viajar en autobús, que siempre tiene su magia, conociendo de paso a gente muy interesante. 

Los vuelos internos operados por Islandair son muy cómodos, prácticos y nos permiten combinar horarios de un modo mucho más efectivo que en vuelos de mayor duración operados por aviones de mayor envergadura. En nuestro caso, llegamos al pequeño aeropuerto de Reykjavik (hablaremos de él más adelante) media hora antes de que despegara el pequeño De Havilland Canada DHC-8-200, embarcamos y en diez minutos ya estábamos volando. Tras 35 minutos de vuelo llegamos a Akureyri con tiempo suficiente parar dar un buen paseo hasta el centro, cenar y descansar.

Podemos alquilar un vehículo en el mismo aeropuerto o desplazarnos hasta el centro en autobús. Nosotros optamos por caminar los casi 4km que separan el aeropuerto del centro de la población, disfrutando de las vistas y del fiordo que se adentra desde el norte. Una vez cruzamos un simpático puentecillo de madera, llegamos al corazón de la ciudad, dejando el puerto a mano derecha.

 
Akureyri
 
Akureyri es una población llena de vida en verano, una de las tres más pobladas de Islandia. Pasear por sus calles y por la extensa red de caminos y senderos que se extienden hacia el oeste, es una gozada. Con sus casas de colores, su vida marítima, el esquí en invierno y con la característica Akureyrarkirkja, la iglesia que domina desde un promontorio el puerto y el centro de la ciudad.

Al pasar varios días por la zona, dormimos en dos hostels. El primero, antes de viajar hasta Myvatn, fue el Torg Guest House, una auténtica maravilla, super cómodo, con una cocina sensacional, baños perfectos...silencio, aislamiento perfecto. Situado en el centro de la ciudad, justo en la plaza donde encontramos más restaurantes y bares, donde disfrutamos de las especialidades locales. A nivel de gastronomía, en Akureyri descubrimos un creppe de gambas con una salsa espectacular, todo super fresco preparado al momento y bien regado con una Viking, algo cara, pero muy buena (la fábrica está en el puerto). Quien busca, encuentra.

Al día siguiente de nuestra llegada a Akureyri, nos fuimos directos a Myvatn, a bordo del pequeño bus que cubre el servicio hacia el este. Hay que tener cuidado pues hay uno al día en ambas direcciones y los sábados no hay bus. Todo el área de influencia que rodea el enorme lago de Myvatn es espectacular, destacando Reykjahliô, un pequeño enclave estratégicamente situado entre el lago y el volcán Hverfell, donde pernoctaremos varios días. En general, todo el NE de Islandia nos ofrece paisajes espectaculares asequibles en vehículo y en bus a una hora y media de Akureyri, justo debajo de la bucólica población de Húsavik, que nos encanta y cuya visita recomendamos.

Partimos puntuales desde Akureyri a través de la carretera nº 1 (el anillo) y cruzamos el nuevo túnel de Vadlaheidi, situado justo en la otra orilla del fiordo, (el único túnel de peaje en Islandia) acortando casi 15 min el recorrido hacia el este. El conductor nos comentó amablemente que si vamos en coche o en camper, hay que registrarse y pagar el peaje online en Veggjald.is al menos 24 horas antes de pasar por el túnel, pues no hay cabinas de peaje y si te pillan la matrícula con la cámara sin pagar, te llega una buena multa.

El tunel de Vadlaheidi cruza directamente hasta el valle de Ljösavatnsskarô, cuyo paisaje es totalmente diferente al de los alrededores de Akureyri. Dejamos atrás la célebre cascada Goðafoss y el lago Másvatn y tras dar un pequeño giro primero hacia el S y luego hacia el NE, llegamos al lago de Myvatn, donde encontramos nuestro campo base por unos días: Reykjahliô, con su supermercado, parada del mini-bus, gasolinera, camping, hostels i un pequeño aeropuerto con pista asfaltada.

Nosotros combinamos la estancia entre el camping, donde el WIFI tiene más fuerza y una casita preciosa que alquilamos durante unos días, contando con unas vistas, una paz y un silencio que no encontramos en Barcelona (ni en buena parte del Mediterraneo). Desde Reykjahliô nos dedicamos a patear literalmente buena parte de los alrededores del lago de Myvatn, destacando varias excursiones que nos apetecía realizar, como la subida al Hverfell, la vuelta al lago, la subida a las termas de Myvatn y una ascensión express a unas cumbres cercanas.

También aprovechamos para desconectar unos días y descansar mientras llovía. En Islandia te puede hacer sol por la mañana, llover por la tarde, caer la temperatura en picado unas horas, para volver a salir el sol mientras sopla un viento huracanado. Tres estaciones (puede nevar en verano) en un día. Como podeis ver en la imágenes, la amplitud de los paisajes, la atmósfera limpia, la sensación de tranquilidad y paz...son el mejor bálsamo anti-estrés. Justo cuando estábamos en Islandia en Barcelona vivieron una pequeña ola de calor que les afectó durante unos días, llegando a unos niveles de humedad insoportables para n nuestro gusto.

El poder estar aislados en Reykjahliô, viviendo en total harmonía con el entorno, risueños como colegiales durante todo el día, tranquilos, sin ruidos, sin prisas y sobretodo, sin la repugnante masificación turística que vivimos en Barcelona, pudiendo disfrutar del canto de los pájaros, del sonido del viento, comiendo al aire libre y durmiendo como lirones...es algo que no se puede explicar con palabras. 

Dejando a un lado el lirismo y la melancolía...Resulta obligatoria la subida al volcán Hverfell, bien visible desde Reykjahliô hacia el sur. Desde el camping de Reykjahliô cruzaremos por delante del supermercado y dejando el lago a mano de derecha, seguiremos un sendero bien señalizado que se va acerca progresivamente hasta la base del volcán. Resulta interesante este itinerario pues se aleja de las pistas de tierra y carreteras donde suelen aparcar los turistas.

Cruzaremos varios campos de lava hasta llegar a la pequeña cueva volcánica de Grjótagjá, por donde cruza una pista de tierra. La pequeña cueva está abierta al público, solo tenemos que tener cuidado de no patinar al bajar. Si vamos con niños, deberemos asegurarnos que no ponen los pies donde no deben. La cueva y los alrededores de Grjótagjá son el perfecto ejemplo de como la tierra literalmente se abre, demostrando el poder de los terremotos y las erupciones volcánicas. 

En su interior de la cueva volcánica de Grjótagjá se encuentra una fuente termal. Según cuenta la historia, a comienzos del siglo XVIII vivía en su interior el proscrito Jón Markússon. Durante décadas recibió la visita de muchos lugareños que venían a bañarse en su interior. Ahora quien quiera bañarse, puede hacerlo a pocos minutos, en los modernos baños de

Una vez dejamos atrás el pequeño lago subterráneo ganaremos algo de altitud de forma progresiva hasta llegar a la base del Hverfell, donde encontramos unos lavabos y una pequeña área de descanso cercana a una de las pistas de acceso al tráfico rodado. El paisaje parece sacado de un filme de Star Wars. Justo delante tenemos el camino de subida.

Ahora solo nos tocará subir unos 200m por un camino con un desnivel muy pronunciado, que nos conducirá directamente hasta la cumbre circular del volcán, que supera por muy poco los 400m de altitud. En algo más de media hora podemos dar toda la vuelta al cráter, disfrutando de una impresionante visión panorámica sobre el lago de Myvatn, con varios glaciares lejanos bien visibles si el día acompaña.

Nosotros tuvimos mucha suerte con la meteo y nos hizo un día de película, sin viento y con temperaturas muy agradables que rozaron los 17-18 grados de máxima. Todo un lujo. Desde la cumbre podemos bajar por el mismo camino de subida o bajar por un sendero bien marcado que parte hacia el sur, dando un pequeño rodeo para regresar a Reykjahliô.

Myvatn es el lugar perfecto para pasar unos días tranquilos, rodeados de volcanes, con aguas termales a pocos kilómetros y donde los grandes espacios viven en comunión con el viento, la lluvia y el frío, incluso en pleno verano. Islandia es un planeta dentro de un gran planeta. Tal y como hemos comentado, recomendamos el camping como campo base o los pequeños chalets que encontrareis a pocos metros del camping, hacia el NE, justo debajo del pequeño aeródromo.

Cerca de nuestro campo base en Myvatn se encuentran los Mývatn Nature Baths, los baños termales de la zona, donde podremos relajarnos rodeados por un paisaje totalmente marciano. Desde Reykjahliô podemos subir caminando hasta los Mývatn Nature Baths, siguiendo un camino que discurre casi paralelo a la carretera que va subiendo hacia el E. Una vez llegamos a una factoría de energía geotérmica, justo antes de que la carretera inicie la subida a un pequeño puerto de montaña, giraremos a la derecha y al cabo de unos minutos, siguiendo las indicaciones llegaremos a los baños. 

Nos cambiamos, dejamos toda la ropa en las taquillas, nos duchamos y tras recordar a nuestro querido Angleo en Les Angles, nos lanzamos a descubrir las maravillas termales que nos esperan en el exterior, donde por cierto, hace bastante frío. Los Mývatn Nature Baths son el premio perfecto tras unos días de pateo incesante por la zona. Las piscinas con agua termal natural nos aportaron el toque de relax necesario para que nuestro cuerpo protestara lo menos posible. Y son mucho más económicos que el Blue Lagoon...

De regreso decidimos dar un pequeño rodeo y subimos por una especie de pista que parte justo delante del parking de las termas, ganando unos metros de altitud por las coladas volcánicas que rodean los baños, llegando hasta la carretera a través de un paisaje marciano realmente espectacular. Ah! por cierto, a finales de agosto de 2024 los baños termales se estaban ampliando, contando en breve con nuevos espacios y piscinas.
 

Tras pasar varios días en Mývatn, llegó la hora de regresar a Akureyri. Es importante recordar que solo tenemos un bus al día, que parte justo delante de la pequeña gasolinera y el supermercado de Reykjahliô. La gasolinera suele ser un punto de encuentro habitual de motores, campistas y aventureros en 4X4 que recorren la zona, o que dan la vuelta a Islandia a través de la carretera número 1, desviándose por las mil y una pistas de tierra que cruzan ríos y valles...

Antes de subir al bus, tuvimos tiempo de subir a dos cumbres cercanas, desde donde se divisa una panorámica excepcional sobre Mývatn y alrededores. El día se levantó soleado, pero rápidamente llegó una tormenta que nos obligó a tirar de chubasqueros. Por fortuna, llevamos un buen equipo y la lluvia no supuso impedimento alguno. 

Una vez regresamos a Akureyri, decidimos invertir dos días para descubrir los alrededores de esta preciosa población, disfrutando de su gastronomía y de un evento deportivo muy potente, que convirtió a toda la ciudad en una gran fiesta: la carrera Sulur Vertical. Se trata de una carrera por montaña muy potente, que suele contar con corredores llegados de varios países. La prueba consiste en subir y bajar la cumbre del Sulur (1.213m)m partiendo desde el nivel del mar. 

En esta ocasión, pernoctamos en el Akureyri Hostel, una casa de dos plantas preciosa con una cocina sublime y unos baños impecables. Mejor imposible. Los amantes del turismo cinemtográfico o televisivo están de enhorabuena pues junto a Juego de Tronos, la zona es famosa por ser la base de una serie mítica islandesa. Desde Akureyri también podemos subir ya sea en coche o en bus hasta el pequeño pueblo de Siglufjörður, situado al norte del fiordo, subiendo hacia la desembocadura, a tan solo 90km del Círculo Polar Ártico. En Siglufjörður se rodó la serie Atrapados (Trapped), de Baltasar Kormakur.

El norte de Islandia es mucho más salvaje que el sur, más "turistizado" y accesible. Nos encanta descubrir pueblos y montañas alejados del turismo y los cruceros, por tal motivo, guardamos un maravilloso recuerdo de nuestra última estancia de casi dos semanas en el norte de Islandia. En Akureyri han restringido el número de cruceros que entran, buscando mantener un equilibrio entre los beneficios que puede generar el turismo y la calma e identidad autóctona. Y es que en Islandia, se vive a otro ritmo.

Nosotros recordamos con mucho cariño las cenas tempranas, donde el cordero asado al fuego de leña se convirtió en todo un espectáculo. Las tardes de fiesta, algunos restaurantes sacan sus brasas al exterior y preparan platos tradicionales. Las comidas populares nos permitieron descrubri el cordero asado con sus patatas jugosas, uno de los platos más valorados en Akureyri, junto con los creppes de gambas (esa salsa Dios mio!!) y una de las grandes joyas gastronómicas de Islandia: el Plokkfiskur a la olla, para disfrute absoluto de los amantes del pescado fresco. Puede que sea uno de los cinco platos de pescado más espectaculares que he comido en mi vida. 

Lo descubrimos en 2018 en Sellfoss, en un mercado junto a la estación de autobuses, y ahora en Akureyri, en el Fisk Company (dentro de un centro comercial), hemos podido volver a disfrutar del magnífico sabor y textura de un plato fabuloso, un guiso de bacalao, patatas y cebolla digno del mejor restaurante de pescado y marisco.

Antes de regresar a Reykjavik, donde invertimos dos días para realizar un trekking circular, visitamos el Museo del Aire y la Aviación, situado a pocos metros del aeropuerto de Akureyri. Un museo precioso, lleno de información muy interesante.

El museo resulta perfecto para descubrir la història de la aviación y la exploración en Islandia. Debido al interés que suscita y a la cantidad de información que nos ofrece, le dedicaremos un reportaje especial en este blog, pues todavía tenemos que organizar toda la info que obra en nuestro poder. Más allá de la historia de Icelandair, que es muy interesante, el museo es una pequeña maravilla donde descubriremos a los pioneros de la aviación en Islandia, a los exploradores de Groenlandia y el polo norte que se lanzaron a la aventura con aviones y equipos viejunos. También descubriremos como trabajan los equipos de rescate, compartiremos asiento en el interior de los aviones equipados para expediciones científicos a zonas remotas y podremos disfrutar de la magnífica visión del DC-3 que mantienen en perfecto estado en la pista exterior. 

Inaugurado el año 2000, el museo del aire no es tan grande como el Deustches Museum de Munich o el museo del transporte de Luzerna...pero resulta perfecto para obtener una clase magistral que nos muestra la labor y el coraje de quienes se lanzaron a la aventura de la aviación en Islandia, auténticos héroes del Ártico. La visita al aeropuerto resultó perfecta antes de tomar el vuelo de regreso a Reykjavik.

Esquiar en Akureyri
 
No podemos dejar atrás Akureyri sin hablar de una de las mejores estaciones de Islandia (según los lugareños la mejor) es Hlíðarfjall, y la encontramos a pocos minutos en coche del centro de Akureyri. En verano suelen abrir el telesilla de cuatro plazas y se pueden realizar actividades de montaña tales como la BTT, el senderismo y carreras por montaña. Con tiempo suficiente y buena meteo (nosotros no tuvimos suerte con la lluvia y la niebla) disfrutar de Hlíðarfjall en verano seguro que será toda una experiencia...en futuras visitas lo descubriremos. Nos queda pendiente descubrir los glaciares que encontramos cerca de Akureyri. Son de pequeño tamaño y pueden visitarse sin problemas con el equipo de alta montaña adecuado. Destacan el Vindheimajökull, el Baegisánökull y el Lambárdalsjökull. 

Tocará regresar en invierno para descubrir la estación con nieve, aunque este verano, en cotas altas todavía quedaba bastante nieve. 
 
 
De regreso a Reykjavik

Si hemos hablado con anterioridad de aviación en zonas árticas, es importante comentar que el pequeño aeropuerto de Reykjavik es una donación de la RAF (Royal Air Force) británica, constructores del aeropuerto durante la Segunda Guerra Mundial. Gran Bretaña utilizó Islandia como punto de defensa del Atlántico Norte, siendo una isla estratégicamente situada entre Estados Unidos y Canadà y el resto de Europa. De algún modo, más allá de una posible invasión alemana, se utilizó el aeropuerto como apoyo a la aviación aliada y a los barcos con tropas, armamento y combustible. 

Antes de volar de regreso a Barcelona, aprovechamos al máximo uno de los días que nos quedaban en Reykjavik para completar el famoso trekking de casi 20km que da toda la vuelta a la península donde se encuentra situada la capital de Islandia, llegando hasta el faro de Grótta. Pero primero, subimos hasta la cumbre de la colina de Öskjuhlíð, que domina la capital, donde se lavanta el museo más espectacular de Islandia, el Perlan, donde podemos visitar exposiciones muy interesantes sobre historia, geología y mucho más...Algunas de ellas interactivas, realmemente espectaculares, donde la lava, los volcanes, las auroras boreales, la energía geotérmica y los terremotos, son los grandes protagonistas.  

La historia de Perlan se remonta a 1939, cuando se construyó un tanque para almacenar agua caliente de origen geotérmico a unos 70m de altura por encima de Reykjavik. Con el paso del tiempo, se construyeron cinco tanques más, que fueron demolidos y remplazados por seis nuevos tanques a finale de los años 80. 

En 1991, inmersos en una era de cambios que afectaba a casi toda Europa y el mundo entero, el gobierno islandés decidió darle una nueva vida al depósito de agua y gracias al esfuerzo de Davíð Oddsson (alcalde) y a las ideas del arquitecto Ingimundur Sveinsson, los tanques se adaptaron para convertirse en Perlan, un edificio de 25m de altura con fines culturales y de ocio abierto a todo el mundo, con un mirador en lo alto desde el cual se divida una bellísima panorámica.  

Desde Perlan, bajamos por el lado opuesto por el que subimos. Bajamos directos al mar hacia el oeste. Desde allí seguimos un camino perfectamente señalizado que rodea toda la ciudad y la península donde se encuentra Reykjavik. Lo ideal es tomárselo con calma, pues la excursión es larga. Pasaremos junto a los baños de Reykjavik, un par de playas, dejaremos el aeropuerto a nuestra derecha y llegaremos a un campo de golf desde donde daremos un giro a la derecha, enfocando nuestro objetivo en el faro de Grótta que tenemos justo delante. 

Nosotros llegamos a Grótta soportando un vendaval impresionante. Una vez iniciamos el camino de regreso, que bordea la parte norte de la capital, el viento empezó a a amainar. La pequeña "isla" de Grótta es un santuario de aves que se cierra entre mayo y julio, respetando los tiempos en los que las aves crían. Cuando llegamos, la marea había bajado y se podía pasar sin problemas, llegando hasta el faro a través de un paso estrecho que se abre en las aguas. 

De regreso hacia el centro de Reykjavik, dimos una buena vuelta por la zona norte de la capital, pasando por delante de varias islas y a lo lejos, tal y como se puede ver desde Perlan, divisamos nuestro querido Snaefells, el volcán que Julio Verne inmortalizó en su "Viaje al centro de la Tierra". A sus pies, Anarstapi nos trae gratos recuerdos de nuestra visita en 2018...A más de 100km de distancia, pudimos verlo perfectamente gracias el viento y a la pureza atmosférica. 

Y aquí termina nuestra experiencia veraniega en Islandia, una más y cada una diferente a la anterior. Islandia se ha convertido en uno de nuestros destinos favoritos, dedicando casi siempre unas dos semanas para disfrutar de aquellas zonas que más nos atraen, junto con territorios desconocidos, que merecen ser visitados, casi siempre huyendo del turismo masivo que invade algunos puntos de la isla, generando un comprensible malestar entre los islandeses. Hablaremos del tema en breve...