Riverola es un apellido procedente de la comarca de la Litera, en Huesca. Como hijo de buen aragonés, supone para mi un enorme placer y un motivo de orgullo y satisfacción reconocer que como esquiador me he criado y formado en Astún durante muchos años, esquiando en invierno y pateando sus cumbres y macizos colindantes en verano. Sirva pues este pequeño reportaje como homenaje a una parte de mi juventud, llena de recuerdo imborrables que guardo en lo más profundo de mi corazón.
Ante todo, tengo que reconocer que uno de los recuerdos más agradables que conservo de mi paso por los Maristas La Inmaculada de Barcelona, donde cumplí 8 años de condena durante la EGB, son las esquiadas de Navidad-Año Nuevo y Semana Santa. Para un chavalín de 13-14 años, la experiencia de pasar una semana por Navidad y otra por Semana Santa en Astún, durmiendo en la residencia de los Escolapios en Jaca, era algo que sin lugar a dudas, te marcaba positivamente, pues por un lado hacías nuevos amigos y amigas (compartíamos viaje con las Dominicas de la calle Mallorca) y por otro perfeccionabas la técnica y te lanzabas a esquiar por pistas que en familia o solo nunca irías.
A finales de otoño y en invierno hacía mucho frío en las clases. Por muchas estufas nuevas de pared que colocaran, el frío se colaba por todas partes y yo era muy feliz viendo como a finales de noviembre por la mañana, el led rojo de las estufas se encendía, señal de que el invierno estaba cerca. Al llegar a octavo de la EGB, nos tocó subir hasta la segunda galería, donde hacía más frio. 8ºA, siempre lo recordaré, con el hermano Gabriel Farré, alias Porky como tutor. Pésimo profesor de matemáticas y peor de religión, pues era de los que aplicaba el dicho de “por aquí rezando y con mazo dando”. La única luz que ví en octavo fue gracias a la nieve y Astún, cuando del 1 al 5 de enero me apunté por fin a esquiar. Luego llegaría la Semana Santa y la desconexión regresó a mi mente, con la alegría de volver a Jaca, una ciudad maravillosa. Al acabar el curso tomé una decisión consensuada con mis padres: se acabaron los Maristas.
Fue en Astún donde me enamoré por primera vez, siempre recordaré su nombre y sus apellidos: Aurora Besora Gonzalez, una chica con mucho carácter, guapísima y super inteligente. Todo un desafío inalcanzable. Su hermano mayor era exalumno de los Maristas y ella estudiaba en el colegio Shalom, las Esclavas del Sagrado Corazón de la Rambla de Catalunya (todo muy monjeril), y de un modo un tanto peculiar, entablamos una amistad que se alargó varios años, hasta que nos perdimos la pista a finales de los años 90. Luego vendrían un par de enamoramientos fugaces en la nieve y los primeros besos mirando hacia la Peña Oroel, hasta que dejé el club de esquí al empezar a trabajar fuera de Barcelona.
En aquel momento me fui a hablar con el hermano Paulino, gran esquiador y responsable junto al hermano Josechu del club de esquí. A ambos les comuniqué que no seguiría en los Maristas ni un año más y les supo mal. Fueron de los pocos que se salvan en mi memoria, junto con Manuel Monedero, Emilio Perez, el bueno de Basilio y Victor Martí. El BUP lo haría en otro centro, pero…no quería dejar de esquiar con ellos y me permitieron, como exlumno, seguir esquiando en Astún. Me hicieron muy feliz. El precio de las esquiadas era muy bueno: unas 25.000/30.000 pesetas para 5 días de viaje, autocar ida y vuelta, forfaits de 4 días, tres horas de clase de esquí por la mañana y dos por la tarde, desyuno, comida y cena y alojamiento. Mejor imposible.
Así pues, para mi tranquilidad y regocijo, pude seguir esquiando alejado del colegio, disfrutando de una escuela pública mixta que no conocía. Como ex-alumno entablé amistad con varios antiguos compañeros, algunos de cursos posteriores y otros de cursos anteriores. En 1991-1992 entablé una gran amistad con Pablo Sánchez, (todo un crack amante del cine y del esquí y ahora un reputado ingeniero de caminos canales y puertos) y con su grupo de amigos iniciamos una segunda etapa esquiando en Astún, para luego pasar a Andorra y los Alpes, al más puro estilo de Los Goonies o Stranger Things, pero sin Eleven...
Al grupo se añadió la maravillosa Maria y sus amigas, gente muy maja y muy sana que nos aportaría grandes dosis de alegría, creando un equipo de esquiadores que entrarian en la mayoría de edad disfrutando de la montaña y el esquí, algo que hoy en día no suele ser lo habitual entre los jóvenes. Quizás me estoy haciendo viejo, pero creo poder afirmar que a nivel general, nuestra generación es más rica que nuestros abuelos, pero más pobre que nuestros padres. Dejando a un lado lo que sube y la crítica político-social, los años 90 fueron únicos a nivel de esquí, por lo menos para el que suscribe y sus amigos.
Astún se ha convertido en una estación ideal para quienes disfrutan del esquí en espacios amplios, con pistas para todos los niveles y siempre con Candanchú el macizo de Aspe delante, con permiso del Midi d´Ossau que aparecía señorial y altivo por detrás del collado de Astún y el ibón de Truchas. Con la llegada del telesilla de cuatro plazas de Canal Roya, con sus pistas rojas y el magnífico panorama que se divisa desde su estación superior, las emociones se amplificaron, aportando un enorme valor añadido a la estación.
Eran tiempos en los que salíamos de fiesta y escuchábamos a Phil Collins, Dire Straits, Pet Shop Boys, la orquesta Mondragón, Héroes del silencio y Queen o los Depeche Mode. Mucha atención a la letra del temazo de Pet Shop Boys incluido en el que es su mejor disco hasta la fecha "Behabiour" (1990). Me identifico plenamente con el mensaje que lanza Neil Tennant sobre sus tiempos de estudiante en una escuela religiosa británica.
Las mejores pistas en Astún
En el sector de Truchas, servido por un moderno telesilla de cuatro plazas (yo soy de los que se zampaba las colas en el antiguo de dos plazas), tenemos pistas realmente impresionantes. Si hay mucha nieve, la pista negra Llanos del Sol es espectacular, junto con la roja Muros, que baja directa a la base de Astún. Desde el Ibón de Astún (o de las truchas) podemos bajar por la roka Don Simón, conectando con la azul Toboganes, perfecta para disfrutar bajando a buen ritmo.
En Canal Roya me quedo con las dos rojas que bajan junto al telesilla de 4, Escalar y Los Lirios, sin olvidar la azul Enlace Anayet, muy panorámica. Me acuerdo perfectamente de la inauguración del primer telesilla de cuatro plazas de Astún en Canal Roya a comienzos de los 90. Los monitores y los esquiadores nos lo tomamos como algo prodigioso, tanto a nivel de velocidad como de comodidad y practicidad. En dos años, en 2025, Astún y Formigal deberían estar unidas por la zona de la Canal Roya en un telecabina que permita ir de una a la otra en apenas 12 minutos. Antes que eso, el 2024, se pondría en marcha la primera parte del proyecto, la conexión entre Candanchú y Astún, también mediante una telecabina.
Con buen tiempo, pararse unos minutos a disfrutar de la vista hacia la Canal Roya (futura conexión con Formigal) desde la llegada del telesilla del mismo nombre, nos descubrirá un paisaje de alta montaña de postal. Recuerdo varios días con ventisca llegar a los alto de Canal Roya sin poder quitarme la máscara ni el gorro y hacernos fotos con cámaras Canon analógicos (de película) como podíamos. Eran otros tiempos, ¿más auténticos?...no dejemos que la nostalgia nos invada. ¿Os acordais cuando llamábamos a la novia desde el fijo de casa y nuestros padres nos pegaban la gran bronca porque o salía muy caro o porque no dejábamos la línea libre?...- "Cuelga tu, cuelgo yo"..."Yo también te quiero"-.
Por cierto, la visión panorámica que se abre hacia Candanchú desde las cotas altas de Astún también es de película, con el macizo de Aspe recordándonos que en el Pirineo también tenemos cumbres parecidas a las Dolomitas. Es la magia del Pirineo aragonés, el “Pirineo en mayúsculas”. Ahora con los nuevos remontes todo ha mejorado muchísimo, no obstante, la magía de antaño se conserva inalterable, siendo una estación preciosa, ideal para disfrutar con buena nieve.
En Águilas tienen un telesilla de 4 donde antes había dos teleskís. Las cosas han cambiado mucho desde que un servidor empezó a esquiar en Astún y ahora ya no hay colas, y si algunos días las hay, no son las mismas que a finales de los años 80. Es un sector muy interesantes, donde encontramos las rojas Narcisos y Maribeles, muy cañeras y en Sarrios, las azules son las reinas, siendo una zona perfecta para ganar nivel.
Si subimos con el telesilla de 4 de la Raca, y llegamos a la cota más alta, a casi 2.300m, podemos bajar hacia Sarrios por la azul Balsas, muy larga y super panorámica. Las rojas La Raca, el Monje y Gamusino son dos clásicos en Astún, junto con la roja La Secreta, que baja directa al telesilla de la Raca. Si hay mucha nieve y sol, cualquier bajada desde la Raca es espectacular, pudiendo disfrutar con frío de una nieve polvo brutal, debido a que el mar queda muy lejos de Astún.
Y si queremos aprovechar al máximo la buena nieve que ahora tienen, las rojas Pastores y Arándanos nos situarán en el área de influencia del telesilla de 2, Pastores, todo un clásico de la estación. Una de las grandes ventajas de Astún a la hora de esquiar son las múltiples conexiones entre pistas y los tubos fuera pista bajando de Águilas y Anayet hasta la Pista de Salida (azul).
Tengo pendiente volver a Candanchú, una estación maravillosa con la impresionante mole del Pico de Aspe, la Zapatilla y el Pico de la Garganta como grandes monumentos naturales. El valle del Aragón es maravilloso, desde Jaca a Somport, pasando por Canfranc y Villanua, y la Rioseta, donde muchos se han comido la Mili…
Y ahora más que nunca, todo el área de influencia del valle del Aragón experimentará un salto de gigante con la inauguración este fin de semana del nuevo y flamante Royal Hideaway Hotel en la monumental estación de Canfranc, inaugurada en 1928. ¡Como nos quedábamos cada vez que pasábamos por delante con el autocar!. Preciosa, enorme...A mi siempre me venía a la cabeza el filme de David Lean "Dr. Zhivago"...Pues ahora y tras una gran reforma integral, ya tenemos estación y hotel como Dios manda. Los primeros clientes del Royal Hideaway Hotel de Canfranc han descubierto el antiguo vestíbulo de la estación ferroviaria, convertida ahora en un espectacular hotel de cinco estrellas con 104 habitaciones, piscina climatizada, un precioso espacio para fitness y una biblioteca, entre otros muchos servicios.
El proyecto gastronómico en el que están trabajando Eduardo Salanova y Ana Acín en Canfranc incluye 3 restaurantes, 2 bares y una biblioteca. El restaurante gastronómico nos ofrece un excelente buffet de desayuno, bajo el concepto Royal Breakfast, que apuesta por una alimentación saludable, de calidad y con productos frescos y de proximidad a través de una puesta en escena original y llamativa, como no podía ser de otro modo. Junto al restuaurante gastronómico, encontramos 2 restaurantes más, ubicados en dos vagones contiguos en la parte trasera del edificio y que han sido rehabilitados siguiendo el estilo clásico del siglo XX. El hotel me recuerda a los grandes hoteles centro-europeos, con una atmósfera digna de una novela de Agatha Christie. Realmente impresionante la labor que han realizado arquitectos, interioristas y decoradores. ¡Bravo Barceló!.
Tengo pendiente visitar el hotel y realizar un buen reportaje. Regresando a Astún y para cerrar el report como es debido, solo me queda agradecer a los monitores Johnny, Tito...y a Astún el haberme enseñado a esquiar y a amar con pasión el esquí. Y recomendar la visita al Rincón de la Catedral en Jaca, excelente restaurante de montaña situada junto a la preciosa Catedral románica de Jaca, donde el chef Alejandro Enériz nos sorprenderá con platos de montaña actualizados y exquisiteces variadas dependiendo de la temporada.
