Finas gotas de agua que se convierten en nieve al ser proyectadas a toda presión a cinco o seis grados bajo cero, bailan grácilmente a nuestro alrededor creando una danza helada única e inimitable. Al mismo tiempo, una tartiflette humeante resplandece en un plato hondo de barro ante nuestros ojos atónitos. Estamos agotados tras una jornada de esquí en familia inolvidable, disfrutando de una de las estaciones de esquí mas entrañables del Pirineo Oriental. Mientras, a unos 400m, los BMW y los Peugeot del circuito de conducción sobre nieve se refugian en sus zonas de aparcamiento, preparándose para una nueva jornada. Es un circuito realmente espectacular, donde podemos aprender técnicas de conducción invernal de la mano de grandes profesionales. Son las 17:00 de la tarde en La Quillane, toca reponer fuerzas.
Con la nieve que recibió en enero, y gracias a la producción de nieve artificial, los responsables de la Quillane están ofreciendo muy buena nieve, contando con un público fiel que llena sus pistas cada día. En la Quillane encontramos 4 pistas verdes y 1 azul, 20 cañones de nieve, 2 teleskís y 2 telecuerdas.
La Quillane es un ejemplo perfecto de estación pequeña muy práctica, con un forfait a 21,50€ (de 09:00 a 17:00) ideal para familias con niños. Si esquiáis a partir de las 13:00h, el forfait cuesta 17,50€. También está disponible el forfait "esquí nocturno" válido a partir de las 17:00 con una tarifa de 12 € / persona y 8 € / niño menor de 12 años, según el período y las condiciones climáticas. Y no podemos pasar por alto el helipuerto, pues en la Quillane disponen de un helicoptero que realiza vuelos panorámicos, toda una experiencia a precios mas que asequibles.