Unos esquís brutales, asimétricos y tecnológicamente muy avanzados a su época.

El Blizzard Thermo Quattro se considera una pieza de coleccionista para los amantes de los esquís de época. Aunque la tecnología actual ha mejorado enormemente, estos esquís supusieron un importante paso adelante para su época.

- Wow, ¿que esquís llevas ahí?
- Unos Blizzard Thermo Quattro de 1984.
- Son muy bonitos, pero ¿que tienen de especial?
- Que giran súper bien en cualquier tipo de nieve.
- ¿Por?
- Por su construcción... tienen un mejor agarre en el hielo con nieve dura, pero con nieves más calientes tiene un manejo más predecible y son más fáciles de llevar.
- Vaya, dos en uno... un esquí para todo... ¿y cómo lo conseguían?
- En los primeros Thermo, con la nieve más caliente el camber se acentuaba y mejoraba el comportamiento y con la nieve más fría, ese camber se retraía y había más canto para agarrar en el hielo y nieves duras.
- ¿Y cómo lo lograban?
- Con un metal sensible a la temperatura, muy reactivo.
- ¿Y estos tuyos son así?
- Son una evolución mucho más sofisticada...
- Explícame...
- Si. Es un poco complejo, pero te lo voy a tratar de explicar de la mejor forma.
Después de varios años de desarrollo, finalmente en 1980 Blizzard logró sacar unos esquís termo deformables. Patentaron rápidamente el invento y así nacía la gama Thermo que duró varias temporadas, siendo su máximo exponente el Quattro, que probaré en este test.
El esquí usaba lo mismo que todo el resto de fabricantes. Núcleo de madera, fibra de vidrio y más o menos metal, dependiendo de lo que quisieran buscar. Pero la gran diferencia y la innovación fue como usaron el metal dentro del esquí. El nombre en clave era B metal.
En el Quattro se colocaban dos láminas de diferente densidad y características a lo largo un esquí una al lado de la otra de forma longitudinal, por lo que cada par tenía cuatro laminas de B metal.
Las láminas metálicas que más rápido reaccionaban a la temperatura de la nieve eran colocadas en el interior de cada esquí, siendo las otras dos para el exterior. Así quedaba definida la estructura del par. B-A-A-B.
- ¡Ah, que interesante! ¿Pero cómo funcionaba a nivel práctico?
- Pues fácil. Las dos laminas en un esquí, al tener características diferentes, cuando entraban en contacto con la nieve, un lado del esquí se enfriaba diferente del otro y ello hacía que el interior del esquí tuviera más dureza que la parte exterior.
- ¿Y que pasaba?
- Que esta rigidez variaba según la temperatura de la nieve pero de forma asimétrica. A más fría, más fuerte se vuelve el metal del interior del esquí, por lo que los lados A-A son mas rígidos que los B-B y trabajan mejor en la nieve dura y en el hielo. Por eso la casa marcó muy bien como se debían poner los esquís en las botas, tanto en inglés como en alemán y con colores diferentes en los laterales. Azul para el interior y negro para el exterior.
- ¿Y si la nieve era más caliente?
- Buena pregunta. Ambas láminas adquirían más temperatura. Las dos caras del esquí reaccionaban ablandándose el material de dentro y la A-A se volvía más dócil y por supuesto la B-B todavía mucho más. Eso hacía que el esquí fuera mucho más fácil y manejable en nieves blandas, pero sobre todo, que fuera un esquí absolutamente eficaz en nieve dura o hielo.



Estos Blizzard los traje de Suiza, regalo gentileza de un gran coleccionista, Peter Senn, quien no dudó en ponerlos en mis manos para hacer este test, pero estos se quedarán en casa una vez acabe de esquiar con ellos.
Una buena encerada, sobre todo por las condiciones de nieve en el pirineo de principios de abril. Muchas gracias a VolaRacing por su colaboración para que los esquís vayan mejor.
Los esquís llegaron en muy buen estado, muy poco usados, muy nuevos, sin demasiado trabajo por delante. Una limpieza general y un poco de cantos después, solo hubo que encerar bien, con la cera más caliente de la casa VolaRacing, ideal para estas fechas en el pirineo. Una vez bien encerados se guardaron hasta la mañana siguiente, el gran día de prueba.
La única pregunta que me andaba rondando era si ¿seré yo suficientemente hábil para encontrar las diferencias entre un lado y otro de los esquís? Solo faltaba esquiar con ellos.
Dos sonoros clacks después de las preciosas Look 89, cuyo plástico de la talonera no ha logrado sobrevivir al paso del tiempo, estoy aposentado encima de ellos y los esquís tienen una apariencia brutal. Largos, si, pero no tan pesados como algún otro par probado.

Los primeros giros de toma de contacto son fáciles. A pesar de que con poca velocidad se notan pesados, cuando empiezas a apretar un poco no hay cosas raras, el esquí va por donde le pido. También algo de culpa deben tener mis súper nuevas botas de tests, las preciosas Lange. En esta primera bajada desde arriba hasta abajo del todo de la estación me proporciona todas las nieves posibles.. fresca y rápida arriba, más cremita en medio y algo pastosilla ya al final, pero tengo que decir que a pesar de ir tranquilo y buscar sensaciones, me doy cuenta que he perdido la bajada por ser prudente... el esquí se deja mucho y solo será en la segunda y siguientes bajadas cuando lo exprima a tope.
El esquí gira en largo, en corto, en cualquier nieve y cualquier condición. No se bien si su B metal tiene tiempo de adaptarse muy rápido, pero si que puedo asegurar que es un esquí fácil de llevar en todo el recorrido, por eso en la segunda bajada me atrevo a algo más de velocidad y sobre todo a intentar cosillas dentro unos límites y la verdad es que me generan una confianza brutal.
Y si, las siguientes bajadas ya son diversión pura... el esquí gira donde quiero y como quiero, si bien por la nieve que tengo a lo largo del recorrido no me atrevo a esquiar muy rápido. Voy probando cositas y disfrutando de cada giro que les saco. No hay ningún susto y me acomodo mucho a ellos, convirtiéndose cada bajada en una delicia y sin pensar más que en disfrutar de lo que llevo en los pies...
- Y ¿has notado la diferencia entre nieves de distinta temperatura?
- Pues la verdad es que no, no puedo decir que haya notado nada, pero si que es verdad que a lo largo de cada una de las bajadas con ellos, no he tenido un solo problema y es más, a cada viraje nuevo, más he disfrutado con ellos.
Lo que no me he atrevido es probar que pasa si cambio el par de lado... por si las moscas, pues la nieve a lo largo de la mañana ha transformando rápidamente y no apetecía hacer inventos... lo dejo para la próxima temporada, pues es un esquí muy fácil y divertido de llevar.
He esquiado varias bajadas con unos All Rounders brutales que a pesar de sus 50,6 metrazos de radio de giro declarados por el fabricante, han resultado ser unos esquís excelentes, que me han dejado hacer lo que he querido, a pesar de esquiar prudente...
Puedo decir que si el concepto funcionó y los esquís se comportaban como decía Blizzard que lo hacían y que creo sinceramente que si, fue un esquí buenísimo, top de la gama, por encima de los demás competidores, ratificado por el increíble triplete en la famosa Hakenham en 1984, algo nunca conseguido por otra marca hasta ese año... por eso la semana siguiente se agotaron en todas las tiendas.
Si los volvieran a hacer hoy, con los materiales del 2025 más ligeritos, con las mismas cotas, pero en metro ochenta y cinco o metro noventa, yo correría a la tienda a pillar un par...
