Salva y Javier estaban llegando a su objetivo en la pared noreste del Lyskam (Zermatt) de cuatro mil quinientos metros, pero ellos se quedarían doscientos metros más abajo de la cima, debajo del serac, a cuatro mil trescientos, pues la parte de arriba estaba helada del todo, en aquel precioso y soleado día de mayo.
Les esperaba una bajada de unos setecientos metros de desnivel, en cincuenta grados sostenidos, con unos quince o veinte centímetros de nieve polvo y por debajo de ella, puro hielo.
Javier: Habíamos llegado cerca nuestro objetivo, unos doscientos metros por debajo de la cima, al punto de partida de la bajada. Era pronto por la mañana, pero era la mejor forma de hacer este bajadón en el mes de mayo. A medio día es imposible ligar tres giros seguidos en la parte media baja.
Javier: La subida había sido con los esquís en la mochila y los crampones en las botas para poder morder seguros en la pared.
Javier: En ese punto al final de la subida, tallamos una repisa cada uno con los piolets. Ese mini balcón al vacío era un alivio para poder descansar un poco y ponernos los esquís con seguridad para empezar la bajada.
Javier: Salva estaba delante mío. Se había puesto los esquís e iba a bajar. Yo me agaché un momento para acabar de colocar un esquí y cuando levanté la vista, Salva ya no estaba.
Javier: Lo vi bajando dando volteretas a unos cincuenta metros más abajo de mi y desapareció.
Franz: Estábamos subiendo con Joseph... estábamos a media subida en la pared. Eran sobre las seis y media de la mañana. La nieve estaba firme y la progresión estaba siendo rápida.
Franz: Joseph me seguía unos metros por detrás. La pendiente debajo de la rimalla eran ya cincuenta grados sostenidos, pero las condiciones eran buenas e íbamos subiendo sin problema
Joseph: Yo iba un poco por detrás de Franz... era muy pendiente y mi ritmo era un poco más lento que el suyo.
Franz: De repente pasó un tío rodando a toda velocidad hacia abajo. Me quedé en shock. Pasó solo a unos diez metros de mi. Siguió por lo menos trescientos metros más.
Joseph: Un tío pasó por mi lado rodando de mala manera y a una velocidad supersónica. Nunca había visto nada igual... siguió rodando hasta la base de la pared donde paró un millón de metros más abajo de donde estábamos nosotros. Se quedo inerte. Uno de los esquís pasó a veinte metros de mi rebotando salvajemente...
Javier: No me podía creer lo que había pasado. No entendía nada y menos como Salva había caído, pues justo en ese momento estaba sin mirarle y no vi lo que pasó.
Pierre: Pilippe y yo estábamos abajo empezando a subir... no era la mejor hora, pero habíamos decidido darle sin pensar mucho en la bajada... cuando miré arriba vi un tío bajando dando volteretas y saltos tremendos sin esquís ni palos
Franz: Ya no pude mirar más. Cuando el tío paró pensé que estaba muerto, era lo más seguro. Me quedé en shock... no podía pensar, no me podía mover, estaba aterrado. Seguir subiendo no era una opción, pero bajar todavía menos.
Javier: Tenía que bajar pero estaba muerto de miedo. Me costó toneladas de esfuerzo hacer el primer viraje.
Philippe: Pierre y yo subíamos por la derecha y un tío pasó a nuestra izquierda a unos cincuenta metros de nosotros a toda velocidad, dando vueltas de locura y quedó parado a unos doscientos o trescientos metros por debajo de donde estábamos.
Joseph: Franz se quedó absolutamente en shock. No había nada que hacer, no podía hacerle reaccionar. Se quedó cara a la pared de cuclillas y con las manos en la cabeza. No quería moverse. No quería ir para arriba y menos bajar.
Pierre: Dejamos rapidamente las mochilas con los esquis y bajamos corriendo a socorrerlo.
Philipe: No se movía. Me temía lo peor, pero cuando llegué hasta él, respiraba y balbuceaba algo.
Javier: Suponía que Salva estaría hecho papilla ahí abajo. Me temía lo peor y no sabía muy bien qué hacer... iba bajando en modo survival, cagado de miedo y desesperado por lo que me podía encontrar abajo.
Joseph: No tuve más remedio que llamar a salvamento. Franz no se movía y no podía hacer nada para sacarlo de ahí.
Pierre: Llegamos hasta el esquiador y poco a poco fuimos asistiéndole y para nuestra sorpresa, estaba mareado, un poco ido, contusionado, pero no tenía nada roto.
Philipe: Lo que no entiendo muy bien es como no se mató. Los soportes de aluminio de la mochila estaban retorcidos de forma increíble.
Pierre: Que estuviera vivo y sin nada roto no tenía mucho sentido. Fue una gran suerte. Se me pasaron las ganas de subir. La caída debió ser espeluznante.
Philipe: Al cabo de un buen rato recuperándose sin poder decir palabra, el esquiador, un español que se llamaba Salva, nos dijo que estaba a unos cuatro mil trescientos metros en la pared con un colega cuando se cayó. Me quedé de piedra. Eso era una caída de unos seiscientos o setecientos metros.
Pierre: La situación no parecía grave, pero por si las moscas, llamé a socorro y me dijeron que ya habían recibido un aviso y que el helicóptero ya estaba en camino. No entencia nada...
Javier: Había bajado ya bastante y al fondo de todo de la pared vi que había un pequeño grupo de personas. Por los colores, creo que Salva era uno de ellos.
Joseph: Oí un helicóptero. Un alivio. Franz seguía inmóvil pegado a la pared.
Philipe: Oí el helicóptero, pero para mi sorpresa, siguió hacia arriba de la montaña y no paró donde estábamos nosotros.
Javier: Venía un helicóptero, pero se quedó suspendido unos trescientos metros por debajo mío... si Salva estaba más abajo ¿Por que se paró ahí?
Joseph: Cuando el helicóptero se quedó suspendido encima nuestro, le grité a Franz que ya estaba, que estuviera tranquilo y que ahora lo sacábamos de ahí.
Franz: No podía moverme. Estaba en terror. Rodillas y codos en la nieve y las manos cogiéndome la cabeza. No me podía mover y el ruido del helicóptero me aterrorizaba aún más.
Joseph: La situación era compleja. ¿Cómo íbamos a sacar a Franz de ahí? Estaba absolutamente paralizado y no quería levantar la cabeza... solo repetía que no quería caer...
Javier: Seguí bajando en dirección al helicóptero... pero mi cabeza no funcionaba e iba lento...
Paul: La situación era algo comprometida, pues tenía que confiar en Hans que mantuviera el helicóptero bien quieto mientras yo me descolgaba.
Hans: Paul tenía que descolgarse con el cable hasta la pared para poder asegurar al chico. No me gustaba nada la cercanía de la pared, pero no había otra forma de sacarlo.
Philipe: No entendía nada... el helicóptero se quedó estático cerca de la pared unos trescientos metros más arriba de donde estábamos nosotros.
Joseph: Cuando llegó el socorrista me sentí aliviado.
Paul: Suerte que el compañero del otro sabía lo que hacía y fue de gran ayuda para poder asegurar al chico que estaba en estado de shock y sacarlo rápidamente.
Javier: Ahora lo veía, el helicóptero estaba encima de dos personas pero ninguno de ellos era Salva... me quedaban unos cincuenta metros para llegar a ellos pero me quedé a una distancia prudente.
Joseph: Vi llegar a un tío desde arriba, supuse que era el compañero del misil humano. Se quedó a unos treinta metros de nosotros para no entrar en rebufo de las hélices.
Paul: Por encima nuestro llegó un esquiador. Se quedó parado. Hizo bien. Ya tenía asegurado al chico y Hans salió enseguida de la pared de la montaña. Íbamos ambos colgados del cable. El chico estaba aterrorizado.
Joseph: Cuando el helicóptero se fue, el esquiador siguió bajando sin decir nada... yo me preparé también para bajar.
Philipe: El helicóptero llegó abajo con dos tíos colgando y poco a poco los posó en la nieve, donde uno de ellos sacó rápidamente el cable y se quedó atendiendo al herido.
Pierre: El helicóptero describió un arco y aterrizó unos veinte metros lejos de los dos rescatados.
Javier: Llegué abajo y vi a Salva... estaba atendido por dos esquiadores. Mi alegría fue total al ver que se movía y estaba hablando.
Joseph: El esquiador estaba solo pendiente del caído... eran compis de subida. Estaba como ido...
Salva: Empezaba a recuperar algo de sentido. Estaba en la nieve sentado con gente a mi alrededor... Javier parecía muy aliviado. Me costaba entender lo que decían. Vi que un piloto se acercaba a nosotros.
Paul: Me dirigí al esquiador recién llegado que estaba junto al otro grupo a la vez que vi que Hans se acercaba a nosotros.
Philipe: El piloto se acercó a nosotros...
Javier: El piloto se acercaba...
Hans: Cuando llegué al grupo solo pude preguntar en general —¿Me podéis explicar qué ha pasado aquí?—
Nota: La causa de la espeluznante caída de Salva fue por no haber encerado los esquís durante muchos días. Se le hizo un pan debajo de la suela de uno de sus esquís cuando se los estaba poniendo en la pequeña repisa. No se dio cuenta y como consecuencia, al iniciar el primer giro, el esquí se quedo clavado en la nieve. Pivotó sobre sí mismo, cayendo al vacío.