Jose llamó a Juan… era miércoles.
- Dime Jose.
- ¡Mañana subimos tío!
- ¿Mañana? ¿Por qué?
- Todos los del tiempo andan diciendo que nos quedemos en casa que no salgamos que va a caer la del pulpo y que esto va a ser como el Katherina pero por tres…
- Pues eso… les hacemos caso y miramos una peli de netflix...
- ¿Estás loco? Será la mejor esquiada de la temporada…
- Si abren…
- Abrirán…
- ¿Cómo estás tan seguro?
- Subimos mañana por la tarde. La tormenta está prevista para empezar la noche del jueves en adelante… Pide fiesta en el curro y cuando empiece, nosotros ya estaremos allí.
- Vale, pero si es un tormentón del quince, no abrirán, no podremos hacer nada, pierdo días de vacaciones y encima me quedo con las ganas de esquiar...
- ¿Pero no te das cuenta? ¡Va a ser épico! los pobres del tiempo hacen lo que pueden y exageran bastante… ¿y que pasa la mayoría de las veces? Que no aciertan… ¿y que pasa entonces? Que todo el mundo se ha quedado en casa… si nosotros pasamos de la previ, estamos al ochenta por ciento de que la equivocación de los del tiempo sea real y si lo es, el jueves por la noche cae un nevadón, el viernes amanece despejado y nos damos un hartón de powder sin gente en las pistas, pues todos habrán seguido a pies juntillas las amenazas de los del tiempo…. Luego que el personal se mate para subir el sábado a por los restos…
En los oídos de Juan todo esto sonaba a galimatías, pero había un trasfondo de música buena… alguna vez que era para quedarse en casa, luego había resultado que era un glorioso día de esquí…
- No se tío...- empezó a dudar Juan.
- Si la cago, te pago el viaje y te invito otro día a esquiar gratis…
- ¿Llamamos a Pepe? Si él viene, serán menos gastos.
- Hecho. Le doy el toque. En todo caso, salimos mañana a las siete.
- Perfect.
Ese viernes Juan, Jose y Pepe tuvieron un glorioso día de powder, con un sol estupendo y lo petaron en las pistas y en insta… En pistas no había nadie... como casi siempre, los del tiempo habían exagerado o no habían dado con la tecla correcta y la gran tormenta, la del siglo, se quedó en una buena nevada de treinta centímetros esa noche…
La predicción de Jose fue la buena.
