La esquiada estaba siendo fantástica... el powder no había dejado de acompañarlos desde el día de su llegada... Pepe estaba on fire... no paraba de filmarlo todo con su flamante nuevo móvil. Para el resto del grupo, mejor, pues así tenían buenas fotos y pelis para enseñar al resto del mundo desde sus redes.
El tercer día era de un sol Suizo radiante que para ser el mes de febrero, parecía increíble. Con la nevada durante la noche estaban esquiando desde las nueve de la mañana con un powder que no se lo podían creer...
Después de varias bajadas por aquí y por allí, decidieron cambiar de valle y nada mejor que hacerlo al mejor estilo Suizo, en uno de los trenecitos rojos de montaña que te llevaban de un sitio a otro en un momento y que eran de lo más pintoresco.
El tren estaba casi vacío y los asientos que ocuparon los del grupo fueron pronto un reducto de risas, chistes y jocosos comentarios, para la incredulidad de los pocos paisanos Suizos y algún Japonés que iban en el.
Cuando el tren arrancó, Pepe lo vio claro... si sacaba el móvil por la ventana en la curva, filmaría todo el tren y las montañas de detrás a medida que se iban alejando... era el reel del día... lo petaría con miles de visitas en su insta.
Después de unas cuantas selfies y fotos de grupo, a cual más chorra, se levantó y con el móvil ya preparado, sacó la mano por la ventana y empezó a filmar en sentido inverso a la marcha del tren.
Solo habían pasado tres o cuatro segundos cuando sintió un golpe en la mano y vio en cámara lenta como el móvil daba unas vueltas y se enterraba en la nieve virgen al lado del maldito palo limitador naranja, que se había quedado inclinado hacia el tren en la trayectoria de su mano. Pepe se quedó bloqueado y no pudo decir nada durante unos largos segundos en los que Juan, quien lo había visto todo, le dijo con mucha calma...
- En la estación pedimos que nos dejen bajar del tren un momento para recuperarlo....
- ¡¡¡OSTIAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!! - fue todo lo que pudo contestar Pepe....
El silencio fue sepulcral y Pepe se dejó caer prácticamente muerto en el rojo asiento... le invadió un tremendo tormentoso y negro nubarrón a pesar del solazo y el powder que tenían...
En la pequeña estación de tren alpina todo pareció un diálogo de besugos ... hacerle entender a un viejo jefe de estación suizo que hiciera parar a su tren en un punto incierto del camino sin una estación ahí plantada, era del todo imposible y llegar esquiando al sitio donde había caído, imposible también... finalmente Pepe, con un cabreo descomunal, dio el móvil por perdido y se fueron de nuevo a esquiar.
A la hora de la comida en ese restaurante de pistas a 2.900 metros Pepe tenía mejor cara, pero seguía algo mustio...ni la buena comida, las grandes jarras de cerveza, ni el sol radiante, ni la buena nieve le podían cambiar su cara de circunstancias. Cuando iban acabando los grandes platos de pasta que habían pedido, sentados ahí en la mesa de madera en la soleada terraza Juan soltó de repente...
-Las fotos son para los que olvidan...
El silencio fue sepulcral.... Pepe no estaba para ostias.... todos le miraban de reojo durante esos largos segundos en los que tardó en reaccionar... al final levantó la vista, sonrió de nuevo, cogió la jarra de cerveza y dijo en voz alta...
- ¡Un brindis por los mejores recuerdos! ¡atpc las fotos! ¡Nos vamos a esquiar!!
Las risas y el buen rollo se instauraron de nuevo en el grupo y la jornada acabó siendo épica, pero eso sí, sin las fotos ni vídeos de la mañana, pero.... las fotos son para los que se olvidan, ¿no?