Pepe miraba su rodilla... Sabía que se había hecho daño. Jose se lo decía siempre:
-No digas nunca la última bajada. ¡Di siempre que es la penúltima!
Pepe siempre había pasado de esa tontería.
Jose estaba ayudándole a inmovilizarle hasta que llegarán los pisteros... a veces la nieve de abril recién caída con sol tenía estas cosas... Era el último fin de semana de la temporada, pero la nevada de la noche del viernes auguraba un día épico, y lo fue.
Subieron con la primera silla a las ocho y media, los primeros, para poder petar sin trazas por delante suyo.
Las dos primeras bajadas fueron la bomba. Casi no había gente. El éxodo a la playa había empezado ya y las estaciones de esquí ya no se llenaban. Para la tercera bajada ya se atrevieron a entrar en el primer fuera pista, el de la V, que si tenían suerte, lo podrían bajar los primeros por ambos lados.
El primer Couloir fue brutal. Nadie lo había bajado. Pepe propuso una bajada el primero cada uno. El segundo filmaba con la gopro. Un piedra-papel-tijera después, Pepe filmaba y Jose abría. Entraron a tope y a Pepe le costaba seguir a Jose con la cantidad de nieve que salía volando a cada giro.
En la segunda bajada invirtieron los papeles y Jose era quien tenía problemas para seguir a Pepe decentemente, pero la conjunción de nieve volando, la luz del sol cegadora y la fuerte pendiente estaba dándoles un footage increíble.
Asi siguieron esquiando todo el día, sin descanso.... hasta que Pepe dijo.
-Tio, no puedo más. Hagamos la última bajada por detrás y volvemos caminando, así cerramos la temporada de forma brutal.
-No digas nunca la última bajada- le recordó Jose.
-Jajajajaja ¡eres un neuras tío!- contestó Pepe con un risa.
Y llegó el enganchón con esa rama escondida debajo de la nieve virgen... no fue la rama... la rama lo desvió de la trayectoria y como el paquete de nieve virgen ya estaba un poco pesado, el giro a la derecha para no comerse el árbol hizo el resto. El esquí le saltó un segundo demasiado tarde, pero por suerte le saltó.
Esperaba no tener nada roto, pero no podía seguir esquiando. Ya habían pasado diez minutos ahí sin moverse sentado en la nieve, por qué cuando se levantó con la ayuda de Jose para intentar seguir, al apoyar el pie en la nieve vio, un par de galaxias.
Jose le dijo:
-Sientate de nuevo. Hoy sí que has hecho la última bajada... Pero te pondrás bien pronto.
-La próxima temporada más- dijo Pepe auto animándose.
-Sin últimas bajadas, ¿vale?
-¡Sin últimas bajadas tío!- contestó Pepe con una gran sonrisa.