Hay un tema técnico que me ha rondado por la cabeza mucho tiempo y con el temprano incio de esta temporada por fin he podido darle una vuelta de tuerca.
¿Por qué los fabricantes insisten en que sigamos rajatabla su guía de montaje para las fijaciones? Centro bota y centro esquí son los parámetros que nos dan y que en contadas ocasiones y alguna vez por error, nadie se salta.
Pero... ¿y si lo hago? ¿Qué consecuencias podría tener? pues eso es lo que quería saber y experimentar a toda costa: Pasar de las indicaciones del fabricante y probar cómo sería esquiar fuera de norma. ¿Como van a reaccionar tus esquís? ¿como vas a reaccionar tu encima de ellos?
Pues para saberlo, la única forma era pasar de las indicaciones, no hacer caso, al fabricante y no usar el punto óptimo. Pero seguro que adelantar o atrasar la posición de las botas iba a tener consecuencias.
Todo vino rodado, pues para no dejar unos esquís hechos un gruyere y poder hacer el test llevándolo todo a un punto extremo, usé los nuevos protos de Moonlight que me envió la casa para testear esta temporada, con fijaciones aptas para cualquier número de bota, lo que ha facilitado la tarea ya que con solo presionar una palanca, pude ponerlas en la posición deseada para cada bajada. Cómo eran muy blancos para que nadie pudiera "coger medidas", decidí, con permiso de la casa, pintarlos a mi gusto, dándoles un aire setentero.
Tenía ganas de entender bien por que los esquís giran de una forma u otra y por qué los fabricantes insisten en el centro bota. Estéticamente siempre me han gustado más las fijaciones colocadas unos centímetros más adelante de como suelen montarse, si bien es un tema perosnal. Lo cierto es que la posición de las fijaciones hoy en día está más adelantada comparando con la forma de montar fijaciones hasta finales de los años ochenta cuando aún se usaban palillos.
Las dos primeras bajadas han sido de adaptación... sin inventos. Fijaciones bien centradas en su sitio, 324 delante y 324 detrás... estos esquís son verdaderos misiles, corren mucho y la dura nieve de la mañana no me ha ayudado mucho a encontrar el giro óptimo... iba algo demasiado rápido... un poco pasado pero por lo menos, me he acomodado a ellos para no tener sustos a la hora de hacer cambios...
Manos a las fijaciones... fijaciones tope retrasadas. Posicionado de la talonera detrás de todo de la regleta y la puntera "en su sitio" para poder cerrar bien la bota (contando eslabones, todo sale sin problema) y son cuatro centímetros y medio por detrás del centro bota... un mundo... además los esquís, estéticamente feisimos... (por lo menos para mis ojos). Eso sí, he bajado un punto y medio la dureza que llevo generalmente, para no dejarme las rodillas en caso de que algo vaya mal. Me siento un poco extraño y reacio a coger mucha velocidad al principio… poco a poco voy entrando en algunas curvas más fuertes y ahora sí que claramente noto la diferencia…
El esquí no acaba de entrar en la curva... no tiene muchas ganas de girar, haciéndose complicado mantener la curva para ir por donde quieres, pero una vez superas esta reticencia inicial y logras mantener el giro a base de meter mas rodilla y cadera, te afianzas en la curva, pero en el milisegundo que sacas presión al conjunto, el esquí quiere ir recto de nuevo, se vuelve perezoso y no tiene ningunas ganas de seguir en la curva, como si fuera de super G o descenso. Hay que esforzarse y trabajar a tope la entrada de la siguiente curva para no irte fuera de la línea que tienes planeada. Curiosa sensación. Te vas cada dos o tres giros, pues es un esquí que solo te pide que le lleves recto....
Dos bajadas después con las rodillas aún intactas, meto mano de nuevo en las fijaciones y coloco la puntera delante de todo de la regleta. Una vez con los esquís puestos, si miras abajo, la única diferencia es que parecen algo más cortos, pero tienes que saberlo. Si no, ni se notaría.
Las primeras curvas ya me indican que hay algo diferente… Empiezo a coger velocidad pero sin pasarme, para no dejarme una rodilla en el intento. Empiezo a notar una gran diferencia. Con las fijaciones en esta posición hay que entrar en la curva con cuidado, pues el esquí se ha vuelto altamente reactivo. Solo con una insinuación el esquí ya entra en la curva sin problemas, pero es mucho más reacio a salir de ella.. hay que esforzarse para descargar los esquís y sacarlos del giro para poder iniciar el siguiente. El esquí se ha vuelto exigente y reactivo a la mínima, por lo que físicamente me exige mucho más de lo esperado. Pero me lo paso bien y para postre, los esquís molan con las fijaciones tan adelantadas.
En la segunda bajada ya voy un poco mejor pues me adapto yo más a lo que el esquí me exige y puedo controlarlo, pero no me paso para nada en la velocidad, pues no quiero ni un solo susto. En las partes más planas de la pista juego un poco y los giros se vuelven agresivos, demasiado rápidos para poder controlarlos bien. Una cosa que me ha gustado mucho, si retraso el cuerpo por error, el esquí no lo nota tanto pues aguanta en la curva sin problemas. Otro tema es la salida... hay que meter fuerza.
Para la siguiente tanda tomo una última decisión, un poco loca, pero ¿por qué no? Así lo pruebo todo y no me dejo nada en el tintero. De uno de los esquís atraso la fijación a tope por lo que quedan absolutamente desparejados. Una fijación completamente adelante y otra completamente atrás… ahora sí se nota que un esquí está más corto que el otro por delante, son unos ocho centímetros. ¿Cómo va a reaccionar el conjunto? Para saberlo, nada mejor que probarlo.
He tenido que esquiar con cuidado, ya que los esquís van suavemente cada uno por su lado pasando de las órdenes que estamos acostumbrados a darles, pero en plano y lento es asumible...
Una bajada entera bastante tranquila después ya he entendido un poco más las divergentes reacciones. Lo único que he tenido que tener muy en cuenta, es ponermelos en el mismo pie después de la cabina... eso sí, en la segunda bajada, cuando he apretado un poco más se ha desatado la locura y en cada curva los esquís van diferentes, uno queriendo pisar al otro en un viraje y ambos queriendo ir por su lado en el otro. En este último viraje hay que aguantar los dos esquís de forma muy consciente. Una sensación rara, que me ha hecho esquiar pensando más de lo habitual, pero muy interesante comprobar el comportamiento asimétrico de ambos esquís. A quien no le ha gustado mucho ha sido a uno de los esquís, pues al trazar diferente, la cola de uno ha estado pisando al otro en cada viraje a la derecha, destrozando la obra de arte de unos dias atrás. Habrá que repintarlos…
Una bajada más con este setting pero esta vez entrando en un corto fuera pista. La pendiente, las rocas y los árboles me obligan a esquiar sensiblemente diferente, por lo que extrañamente, en esta bajada no noto diferencia alguna entre ambos esquís. Es como si me hubiera acostumbrado. Cuando vuelvo a entrar en la pista me llevo un pequeño susto pues se vuelven a comportar alocadamente y casi me voy al suelo, pero me adapto de nuevo a la locura rápidamente.
Como consecuencia de llevar las fijaciones desparejadas, en una bajada he rayado las colas de los esquís más que en toda la pasada temporada.
Y finalmente, para acabar el día, en las siguientes bajadas he colocado las fijaciones en una posición que me ha parecido la más adecuada a mi gusto. Dos centímetros y medio adelantadas respecto del centro bota. Con este setting final he disfrutado como un enano y me ha gustado mucho el comportamiento de los esquís. Menos agresivo que con las fijaciones adelantadas a tope, pero notando como el esquí trabaja para mí y no yo para el esquí. Esto es algo que siempre he deseado. Al final del día he dejado las fijaciones así y no creo que las mueva de nuevo, por lo menos durante un tiempo.
¿Y que es lo que pienso al final de este dia de esqui tan diferente? mover las fijaciones adelante o atrás entre medio y un centímetro, lo que se habla en los foros, no representa ninguna diferencia para la mayoría de mortales, a pesar de que hay verdaderos profetas hablando de grandes diferencias por dos meros milímetros. Pero si alguno logra notar una diferencia de un centimetro, debe ser como mínimo un corredor de copa del mundo. Moverlas un par o tres centímetros es entrar ya en un compromiso con todo, pero moverlas fuera de línea, de cuatro a cinco centímetros, es jugar con fuego…
También es importante entender que el test se ha hecho con estos esquís solamente, que tienen unas características propias y unas cotas dadas. Difieren mucho de cualquier otro par, pues ningún par es igual y no tengo claro si con otra marca con idénticas cotas y longitud, notaría lo mismo que con este par. Probablemente con un par de esquís más duro notaría otras cosas y con un par más blando, otras totalmente diferentes, siguiendo el mismo procedimiento, por lo que sí es posible, más adelante intentaré probar con otros esquís con las mismas cotas pero de otra marca diferente a los de hoy.
Después de este test, entiendo perfectamente la insistencia de los fabricantes en que las fijaciones se monten siguiendo sus indicaciones, pues de esta forma se aseguran un esquí neutro para la mayoría de los mortales, que les va a permitir esquiar muy bien, sin sorpresas y sobre todo, llevando ellos los esquís, sin que los esquís les lleven a ellos. Ahora, si tú te atreves a mover las fijaciones un par de centímetros adelante o atrás según tus preferencias, puedes disfrutar de mayores satisfacciones.
Pero… ¿Qué ha sido lo mejor de todo el test? Aparte de salir indemne y con las rodillas en su sitio, darme cuenta que aunque se les ha ido un poco la pintura, los esquís, no solo van bien… ¡son preciosos! Juzga tú mismo por las fotos.
Nota del Friki. Declino cualquier responsabilidad si alguien se hace daño probando lo explicado en este artículo. Cada uno esquía para sí y asume sus propios riesgos.