Pirineo Aragonés (Huesca). Bajo el macizo de Collarada(2886m.), un espacio natural que se comenzó a formar durante las últimas glaciaciones hace 25.000 o 30.000 años, y a día de hoy y gota a gota y junto con el paso del tiempo semejante estructura de piedra calcárea. Caprichosa y bellísima hace dar rienda suelta a nuestra imaginación y buscar esas leyendas que los más ancianos del lugar cuentan sí se les insiste un poco.
Esta cueva en concreto tiene un elemento que la hace especial y extraordinaria para estos seres oscuros y mágicos. La luz de la luna puede llegar a las entrañas de la cueva a través de una ”chimenea” aumentando el valor ocultista del lugar que automáticamente la situaba para celebrar los ritos más importantes denominados Sabatt.La sala llamada “la Catedral” nos puede dar pistas del desarrollo de sus actividades, con sus casi 16m. de altura casi casi podemos imaginar lo que allí sucedía.
Los más viejos del pueblo, dicen, que las noches de luna llena, cuando las brujas se reunían para dar culto al diablo, se podían hasta llegar a oír las risas que salían desde dentro de la cueva. Y que la chimenea, la utilizaban para entrar y salir volando.
Pero las güixas (brujas en aragonés) no fueron los únicos habitantes de esta cueva sino que, hace ya 10.000 años los hombres del Neolítico vivían en estas salas, las mismas que sirvieron de guarida y almacén a muchos hombres que lucharon durante las guerras Carlistas y en la Guerra Civil.
Además de los turistas, hay otros mamíferos, que no están de paso en la cueva: son los murciélagos, que encuentran aquí las condiciones ideales para vivir. Su piel es tan delicada que, si la expusieran a la luz del sol, se arrugaría de tal manera que no podrían ni volar ni cazar y, como consecuencia, morirían de hambre, que al igual que las brujas,, también utilizan la chimenea, para entrar y salir de la cueva.