Feliciano López no necesita presentación. Ha sido uno de los grandes tenistas españoles, con el que hemos disfrutado durante mucho tiempo, desde las gradas o tras la pantalla, haciéndonos vivir momentos inolvidables. Se retiró definitivamente del tenis profesional en junio de 2023 pero nunca se ha alejado de las pistas. Aunque ahora, por fin, tiene tiempo para hacer aquello que antes no podía.
¿Cuál es tu primer recuerdo en la nieve?
Justo el año después de la pandemia. Fui a Xanadú para ponerme unos esquís por primera vez. Tenía muchas ganas de empezar a esquiar. Nunca me había lanzado al estar tantos años jugando al tenis, pero ya me quedaba poco tiempo de carrera y un amigo, que es el que me ha enseñado a esquiar, me incitó a ir a Sierra Nevada. Antes de eso fui un día a Xanadú y ese fue mi primer contacto con el esquí.
Una anécdota que nunca olvidarás.
Anécdotas tengo muchas, pero recuerdo ese primer día en Xanadú. El profesor me dijo: “Vamos a aprender a andar con esquís, porque nunca te los has puesto”. Yo me quedé un poco alucinado porque tampoco me veo tan torpe como para no saber hacerlo. Me puse los esquís... ¡y el profesor tenía toda la razón! Luego cuando intentamos subir a la pista que es un poco más larga, igual me caí de la percha quince veces. Me daba hasta vergüenza, todo el mundo mirando… ¡Desde ese día le tengo pánico a las perchas en general!
¿Qué tiene el esquí que nos gusta tanto?
Muchas cosas. Para mí, lo principal es que es un deporte que te permite desconectar absolutamente de todo. Te subes al telesilla y, una vez llegas arriba, empiezas a bajar pistas. Da igual el nivel que tengas, es una desconexión brutal, y creo que eso es, para mí, la mayor ventaja del esquí con respecto a otros deportes.
Luego es un plan familiar increíble, tú has dado clases a mi hijo, y se me ocurren pocos planes mejores que el esquí para una familia. Ojalá que mis hijos aprendan a esquiar y podamos algún día esquiar todos juntos. Me parece un planazo.
Y después, todas las opciones que hay fuera de lo que son las pistas. En las estaciones de esquí suele haber un montón de planes alrededor del esquí que son espectaculares.
Pero, principalmente, si tuviera que destacar una cosa, diría la desconexión que te proporciona el estar en una montaña bajando, obviamente cada uno a su nivel, pero no hace falta ser un buen esquiador para desconectar de todo. No creo que haya ningún deporte que te proporcione eso.
¿Cuál es tu estación favorita y por qué?
Buena pregunta… Llevo pocos años esquiando, pero he conocido muchos sitios espectaculares. En España he esquiado en tres estaciones: Sierra Nevada, Baqueira, y Formigal. Sin desmerecer a ninguna de las otras estaciones españolas que conozco, Baqueira me parece una estación increíble por la calidad de la nieve, por el après ski, por lo bonita que es la estación, lo cuidado que está todo… El Valle de Arán es una maravilla, no solo en invierno, sino también en verano. Creo que es la estación más completa de España, en mi opinión. La cultura de esquí que hay en Baqueira… no sé… Me parece una estación súper completa, al nivel de las mejores estaciones europeas.
Y fuera de España he estado en Kitzbühel, en Gstaad, en Aspen… Kitzbühel y Gstaad han sido dos estaciones que conocía muchísimo porque hay dos torneos de tenis que se juegan ahí en verano. Siempre cuando jugaba pensaba: “Algún día vendré a esquiar aquí”. Y las he conocido después. Muy diferentes a las estaciones españolas pero muy bonitas, sobre todo impresiona en Austria y en Suiza la cultura que hay del esquí. Prácticamente es el deporte nacional, y lo notas, en cómo esquía la gente, en cómo se comportan también en las pistas, en cómo está preparado todo para el esquí… Al ser un deporte tan importante todo está súper cuidado.
En Aspen me impresionó la nieve. Tengo la suerte de tener un amigo con casa ahí, así que estuve hace dos años, y me encantó. Me pareció espectacular. Me sorprendió lo largas y anchas que son las pistas, y la calidad de la nieve. Era una nieve diferente a la que he visto en Europa. También es verdad que yo no he esquiado mucho, pero me pareció distinta. En mi corta vida como esquiador esto es lo que conozco, pero espero poder conocer muchas más estaciones.
Sueles esquiar en Baqueira Beret, ¿qué es lo que más valoras de la estación, y, como cliente y profesional del deporte, qué aspectos consideras que habría que trabajar para seguir mejorando?
Baqueira es donde más esquío. Voy todos los años al menos una vez, después de Reyes. Lo tenemos ya marcado en el calendario, y, la verdad es que, sinceramente, se me hace difícil decir algo que Baqueira tenga que mejorar. Me parece espectacular a todos los niveles. Por un lado, la estación es enorme, hay buena nieve, suele nevar bastante en comparado con lo que nieva en el resto de España, a nivel de servicios es increíble, es todo bastante fácil, la organización en general de lo que es la estación está muy bien para que la logística del esquí, que a veces puede ser complicada, sea lo más sencilla posible. La gente es muy amable, en el Valle de Arán es muy hospitalaria. Y luego el après ski, la gastronomía… Me parece una estación completísima. No le puedo poner un pero.
Un momento en Baqueira Beret que te dibuja una sonrisa.
Llegar y que esté nevando, que me ha pasado varias veces… He tenido suerte, y si tuviera que pensar en un momento, quizá sería ese.
¿Tu après ski ideal?
Desabrocharme las botas, una copa de vino, y una chimenea. Es quizá un clásico, pero es lo que más me gusta después de esquiar.
¿Cuál ha sido el momento más emotivo de tu carrera deportiva?
Momentos emotivos he tenido muchos. Quizá cuando gané el torneo de Queen’s, en Inglaterra, por segunda vez. Tenía casi 38 años... Por lo inesperado que fue en un momento de mi carrera en el que lo último que me esperaba era ganar un torneo así, y por el hecho también de ganarlo en individual y en dobles. Jugué además con Andy Murray que estaba recuperándose de una operación en la cadera y era la primera vez que volvía a jugar, y fue muy emotivo compartir con él esa semana, y ganar el torneo. Quizá por lo inesperado te diría que ese ha sido uno de los momentos más emotivos de mi carrera.
Echando la vista atrás, y con la perspectiva que otorga el paso del tiempo, ¿qué hubieras hecho diferente en tu trayectoria profesional?
Esta es una pregunta muy recurrente en las entrevistas y me gusta mucho porque yo siempre digo que echar la vista atrás y pensar en qué es lo que hubieras hecho de manera diferente es un poco injusto, por decirlo de alguna manera. Creo que los errores que hemos podido cometer todos, y en concreto yo durante mi carrera deportiva, son los que me han hecho luego llegar a ser el tenista que fui, o llegar a ser la persona que soy hoy en día. Porque de todos los errores se aprende. Es inevitable poder equivocarse, y a veces veo un poco injusto echar la vista atrás, porque con mis 42 años tengo una experiencia que no tenía con 20, o incluso antes, cuando era más joven, porque empecé como profesional muy joven. Gracias a esos errores que he podido cometer he ido aprendiendo, madurando, y la experiencia de haber pasado por ahí me ha hecho mejorar como persona, como tenista… Es humano. Hay que equivocarse para luego ser una mejor versión de ti mismo.
¿Qué proyectos tienes para 2025?
No tengo ningún proyecto en mente. Voy a seguir trabajando como director del Mutua Madrid Open y de la Copa Davis, seguiré colaborando como comentarista en SKY Sports en Inglaterra, en Movistar en apariciones puntuales, y quiero dedicar tiempo a mi familia, porque durante muchos años no he podido hacerlo. Me conformo con que todo siga igual y siga yendo como lo está haciendo.
Has sido uno de nuestros grandes tenistas, y has cumplido muchas de tus metas. ¿Qué sueños te quedan por alcanzar?
Cuando era un niño soñaba con ser tenista profesional y me imaginaba jugando en el circuito y alcanzando mis sueños. Luego, cuando he acabado mi carrera, me he quedado tranquilo porque he conseguido más de lo que ese niño se imaginaba, por supuesto. Pero si tuviera que decir algo en concreto, que se me ha quedado un poquito ahí, es no haber llegado más lejos en Wimbledon. Es verdad que he coincidido y jugado en una generación que ha sido la mejor de la historia del tenis, donde he tenido que enfrentarme a los mejores en las últimas rondas de los torneos más importantes, pero tampoco lo veo como una espina clavada realmente. Me quedo con que he conseguido mucho más de lo que soñaba cuando era un crío, y, cuando me retiré, me fui feliz, en paz, pensando que había tenido mucha suerte y sintiéndome muy afortunado de todo lo que había conseguido.