Lleva esquiando desde los 3 años, subiendo cada fin de semana a la estación de Baqueira Beret, su casa, en el Valle de Arán. En 2022, con tan solo 21 años, logró un histórico segundo puesto en el Freeride World Tour precisamente en la estación que le vio crecer. Del 18 al 23 de enero de 2025 volverá a competir y a dibujar líneas en el Baciver ante su "gran familia", la misma que espera verle brillar en lo más alto.
¿Qué balance haces de la temporada pasada y cuáles son tus objetivos para este 2024/2025?
Muy de aprendizaje. Desafortunadamente, al principio de temporada no hubo muy buenas condiciones y no me pude preparar bien y como quería para la época de competiciones. Luego, justo antes de empezar a competir, me lesioné el hombro, y no fui consciente de que no podía estar al máximo nivel. Así me fue la temporada… Fue una lucha constante contra pensamientos negativos y problemas, así que saco un buen aprendizaje. Para este 2024/2025 mis objetivos son, principalmente, volver a sentirme bien conmigo mismo, con los esquís, poder ser el Abel que era antes de la temporada anterior, que fue un drama. No son objetivos muy grandes, pero creo que si lo consigo puedo lograr cosas muy grandes.
¿Qué ha supuesto para ti recibir una wild card para el Freeride World Tour de Baqueira?
Es un orgullo y un punto de motivación que me hace no parar de pensar en dibujar líneas en el Baciver. La verdad es que me encanta, hay un ambiente genial. Lo que ocurre en Baqueira para el World Tour es una fiesta del freeride, y estoy súper contento y con muchas ganas de que este año tengamos unas buenas condiciones y se pueda hacer el espectáculo que se puede llegar a crear en el Baciver.
Foto: Jeff Thomas
Estás estudiando Ingeniería de Materiales en la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC), una carrera que no es precisamente fácil. ¿Cómo compaginas los estudios con tu carrera deportiva?
Ahora solo me queda acabar el TFG (Trabajo Final de Grado), y me lo estoy tomando con calma porque quiero hacer algo que realmente me guste, pero estoy en ello. Han sido muchos sube baja de Barcelona a Vielha, intentando trabajar lo máximo posible cuando estaba en Barcelona. Al final se trata de ser un buen estudiante, aunque hay momentos en los que es complicado, pero se puede combinar. Con paciencia y tiempo se puede hacer todo. Lo que me ha ayudado mucho es que me reconocieran como deportista ya que en la Universidad me ayudó a justificar algunas de las faltas en exámenes por estar compitiendo, así que estoy muy agradecido.
¿Consideras compatible tener buenos resultados en ambos sectores? (estudios y deporte).
Sí. Si te organizas bien, y eres trabajador, por supuesto que se puede compaginar. Sí que es verdad que hay deportes en los que es más complicado. Por poner un ejemplo, en el segundo cuatrimestre tuve que coger menos asignaturas porque estuve mucho fuera, pero la única consecuencia es que se me ha alargado un poco más la carrera. No tenía ningún tipo de prisa, y también quería esquiar, así que se puede compaginar sin problema. Los resultados dependen de cada uno y del trabajo que le ponga. Igual ser un 10 en todo es complicado, pero se puede.
Foto: Rocko Menzyk
¿Cómo ha sido tu “temporada de verano”?
Tranquila. He estado en casa, recuperando el hombro, ayudando en el negocio familiar, en el hotel Turrull de Vielha, y poco más. Con amigos en el Valle de Arán, disfrutando de la montaña. No he podido hacer mucho más. Estuve una semana haciendo surf, probando el hombro, que me fue muy bien, y ya está. En septiembre empecé a entrenar en el Centro de Alto Rendimiento, y así ha sido mi verano. Básicamente, recuperarme del hombro y trabajar.
¿Qué valoras a la hora de elegir una línea?
Valoro el conjunto. Que sea una línea fluida, directa, y, sobre todo, que tenga al menos uno o dos aires buenos, que sean grandecitos. Y que pueda ser un poco más artística a la hora de buscar transfers y cosas que igual la gente no acaba de ver, o no se ve muy claro. Valoro todo el sector y voy fijándome en las cosas que más me gustan. Y que haciendo el recuento de puntos tengamos una puntuación alta.
Foto: Rocko Menzyk
¿Qué te aporta el freeride?
Diversión, adrenalina, buena compañía… He hecho muy buenos amigos esquiando y en el mundo del freeride. Desde los 3 años he subido a esquiar cada fin de semana de invierno, y cuando empezamos con el freeride, con Emotion, también mucho. El freeride me ha hecho conocer un montón de gente, muchos sitios, me ha hecho viajar. Ahora mismo es mi trabajo y a lo que me dedico. Me ha aportado un montón de cosas y muy buenos recuerdos, como el primer Freeride World Tour de Baqueira, o cuando quedé tercero en los mundiales de Kappl, en 2018… Grandes momentos de mi vida y recuerdos que me llevaré para siempre.
¿Qué les dirías a quienes opinan que sois un poco temerarios?
Es lo que tiene que te guste la adrenalina, pero realmente temerarios no somos. Está todo estudiado al máximo y somos muy conscientes de lo que pasa. Creo que el mejor freerider es el que llega a casa sano y salvo después de un buen día de esquí. La gente puede pensar que somos temerarios, pero temerario es el que hace cosas y no es consciente de lo que está haciendo. Soy un tío que se lo pasa súper bien en la nieve, disfruta de la nieve polvo, y salta rocas. Dicho así parece un poco de locos, pero es lo que somos, y está todo calculado. Al final, hay que hacer las cosas con la mayor seguridad posible y, obviamente, nos jugamos la vida, pero no queremos morir.
Una bajada que sueñas realizar alguna vez en la vida.
Alaska es uno de los sitios que quiero visitar. Espero poder ir, que haya buenas condiciones, y poder bajar por esas montañas, que tienen formas y pendientes que ni te imaginas.
Foto: Blair Richmon
Una anécdota en la nieve que nunca olvidarás.
De esto hace bastante tiempo. Una vez fuimos a competir a Piau-Engaly, una estación francesa del Pirineo, y, cuando llegamos, la nieve estaba bastante mal y hacía muy mal tiempo… Nos fuimos a dormir con un poco de mala gana pero, justo antes de irnos a la cama, empezó a nevar. Nos despertamos al día siguiente con 40 o 50 centímetros de nieve nueva. En esa competición Pòl Tellosa quedó primero y yo segundo, y creo que ha sido la prueba en la que mejor o más cantidad de nieve ha habido de las que he participado nunca. Recuerdo saltar la primera piedra y literalmente enterrarme y pensar: “Madre mía, pero... ¡cómo vas a salir de aquí!”. Al final la bajada estuvo súper bien. No siempre las cosas van como uno piensa, pueden cambiar de un momento a otro, y si es para bien, mucho mejor.
¿Tu après ski ideal?
Las 16:30 o 17:00 de la tarde, bajando por la carretera de La Bonaigua después de hacer la última bajada de antenas o de la cara sur. O bajando por el camino que va desde Bagergue a Unha, después de hacer un Bagergue al final del día. Yo creo que eso es un après ski que me encanta. Empapado después de estar todo el día cogiendo polvo. Llegar a casa, colgar la ropa para que se seque para el día siguiente, duchita calentita, y a mirar los vídeos y las tomas del día. Ese es el après ski que espero repetir mucho esta temporada.
¿Un sueño no muy lejano que te gustaría alcanzar?
Más que un sueño, algo que quiero hacer, o que tendré que hacer en algún momento, es independizarme, y si lo hago, hacer una temporada en algún sitio que no sea Baqueira. Con la Universidad, y con todas estas cosas, se me ha complicado un poco, pero me gustaría hacer una temporada en Innsbruck, o irme a Canadá o a Estados Unidos. Ese sería un sueño que igual no está tan lejos, pero quizá queden unos años. Una buena aventura por otros sitios que no sean casa.
Foto: Rocko Menzyk