El empresario de 48 años, padre de 5 hijos, se abrió una cuenta en Instagram (@fernando_vega_de_seoane) para mantener informados de sus progresos en su proceso de rehabilitación a familiares y amigos, y, en la actualidad, además de contar con casi 40 mil seguidores, ofrece conferencias motivacionales por todo España, y ha escrito el libro autobiográfico “Si la vida te da limones, pide tequila”.
Lo que le pasó a Fernando Vega de Seone sucedió para que conociéramos a un hombre, ejemplo de optimismo y superación, que con su experiencia cada día logra ayudar a cientos de personas.
¿Cómo te encuentras actualmente?
Me encuentro fenomenal, muy animado. Tengo momentos de bajón, pero es lo que llamo “microinfartos emocionales”, que supero muy bien. Es verdad que el frío y el cambio de tiempo no me sientan especialmente bien, pero anímicamente ¡estoy hecho un toro!
¿Qué recuerdas de aquel 22 de enero de 2022?
Del 22 de enero no recuerdo nada especialmente destacable. Lo pienso poco la verdad. Yo creo que el cerebro tiene una capacidad de anular lo malo, de anular lo que nos duele, de anular eventos difíciles, y la verdad es que no lo tengo en consideración en mi día a día. Cuando me preguntan, lo manejo bien, con normalidad, sin ningún tipo de sobresalto, ni de “Rock N Roll emocional”, pero me viene poco a la cabeza el 22 de enero del 22.
¿Qué sucedió exactamente?
Iba bajando por la pista de La Peülla, que tiene varios itinerarios, y hay uno que se llama La Pala Gran. Justamente antes de La Pala Gran hay una pista que está clasificada como negra, pero que no lo es realmente, que es muy ancha, muy amplia, donde se puede coger mucha velocidad, y que acaba en un cuello de botella, un estrechamiento con un giro de 90º a la derecha hacia un camino que da a La Pala Gran, que esa sí es una pista negra.
Yo iba por el primer tramo, no conocía la pista, y cuando me encontré con el estrechamiento, y el giro a la derecha, intenté girar, perdí el control, y me caí. Justo en el borde de la pista hay un árbol, y fue donde tuve el accidente.
¿Cómo ha cambiado tu vida desde entonces?
Mi vida ha cambiado desde el punto de vista logístico. Me he tenido que cambiar de casa, y mis movimientos domésticos no son los de antes. Pero desde el punto de vista emocional, de espíritu y de ganas de vivir, ha cambiado muy poquito. Para mí, mi familia, mis amigos, y mi equipo de trabajo, son los tres pilares fundamentales de mi felicidad, y no han hecho más que fortalecerse. Así que, en ese sentido, desde el punto de vista anímico, o espiritual, mi vida ha cambiado muy poco. Lo que sí ha cambiado, evidentemente, y mucho, es mi movilidad.
¿Qué les dirías a quienes atraviesan una situación similar?
El único consejo que se puede dar, que realmente no es un consejo, es una experiencia vivida, es confiar en que las cosas que pasan, pasan por algo concreto. Aunque parece muy duro, y los contratiempos de la vida son difíciles de encajar, cuando uno mira con perspectiva, lo entiende todo. Es una cuestión de tener confianza, confiar en que lo que ha venido es para algo concreto, y que pronto dará la cara. Y esa es la terapia que yo utilizo. Las cosas se ven, se entienden muchísimo mejor, y se sufre muy poquito, se sufre menos.
“Todo lo que nos ocurre tiene un para qué”. ¿Cuál es la lectura que haces de todo lo que te está sucediendo?
La pregunta del “para qué” es la pregunta del millón. Yo te puedo decir que mi vida está cambiando en muchas cosas. Ha salido una faceta de comunicador que antes no tenía latente, parece que estoy ayudando muchísimo a mucha gente… Esa capacidad de aportar a la sociedad es algo muy enriquecedor y muy satisfactorio. Y, con ese tipo de acciones y de episodios que van pasando en la vida, se va contestando el “para qué”.
Jugador de golf adaptado, reto islas Cíes… ¿Te volveremos a ver también en las pistas?
¡Sí! Soy muy deportista. Ya he esquiado en silla, en diciembre del año pasado. Habían pasado cinco meses de mi salida de Toledo y me fui a esquiar a Xanadú. Por supuesto no le tengo ningún miedo ni ningún reparo al esquí, pero sí que la logística me atrae poco porque la silla pesa un montón. La movilidad es súper limitada, necesitas ayuda, y yo como soy tan independiente y tan autónomo, me quedo con el golf, que lo hago todo solito y, además, no tengo el riesgo de lesionarme los brazos o los hombros, como en el que esquí, algo que supondría un paso atrás gigante en mi día a día. De momento golf y mejor paragolfista del mundo, ¡ese es el objetivo!
¿Cuál es tu après ski favorito?
Tirarme en el salón de mi casa. Mi madre tiene una casa en Baqueira, muy bonita y muy típica del Valle, y cuando volvemos de esquiar agotados, lo que más me apetece es encender la chimenea, tomarme un buen plato de cuchara, tirarme en el sillón, y mirar el Valle por la ventana, que es algo que me captura y me hipnotiza. Entre la chimenea y las vistas al Valle atardeciendo, ¡hay momentos difícilmente mejorables!
¿En qué se diferencian el Fernando Vega de Seoane previo al 22 de enero y el de después?
En poco, porque lo que ha hecho el accidente ha sido reafirmar mi condición de súper optimista, persona alegre, resiliente, que encaja el cambio muy bien… En ese sentido, poco cambio.
¿Qué proyectos tienes para esta temporada 2023/2024?
Los proyectos que tengo 2023/2024 están fundamentados en seguir con esta voluntad de ayudar, de comunicar… Estoy dando conferencias por toda España. Sigo el proceso de adaptación, de encontrar ese nuevo “fitting” doméstico, sobre todo de mi casa, y… ¡mucho golf, mucho golf!