¿Recuerdas la primera vez que te pusiste unos esquís?
Tengo un recuerdo que, no sé si es de la primera vez que me puse los esquís, pero desde luego de las primeras. Iba con mi madre a Vall de Núria y era demasiado pequeña para subir en telearrastre. Entonces, mi madre con su bastón y las arandelas, que antes eran enormes, me arrastraba como si ella fuera la percha. Llegábamos arriba, que no era arriba porque era un plano, en la zona de principiantes, y bajaba con mi madre que se ponía delante de mí, y así todo el día. ¡La pobre se desplazó bastante por Vall de Núria en escalera y de todas las maneras posibles!
¿Qué te aporta este deporte?
Absolutamente todo, lo bueno y lo malo, porque es lo que hago, es a lo que me dedico, es lo que más me gusta, y es en lo que más horas invierto. Muchas alegrías gracias al esquí pero, también, muchos momentos duros, de dolor, de tristeza… También me aporta ese sentimiento e intención de lucha constante, de intentar superarme, de ponerme objetivos y querer cumplirlos. Y desear mejorar siempre. Supongo que es algo que, después, aplico a otros aspectos de mi vida. Pero, principalmente, me aporta mucha felicidad, porque estoy dedicándome a lo que más me gusta.
¿Cuál es el mejor consejo que te han dado?
Ahora me viene a la cabeza uno… Cuando me encontraba en un entorno en el que parecía que hiciera esto por otras personas. Alguien me dijo que no me olvidara que lo hacía por mí, que el sufrimiento por querer cumplir las expectativas de otros no tenía ningún sentido, que estaba donde estaba porque me lo había ganado yo, que no merecía sufrir por lo que esperaran los demás de mí. Tenía que centrarme en que esto lo hacía por mí.
Un momento que nunca olvidarás.
Seguramente la primera vez que gané el Campeonato de Cataluña. Era mi primer año en el Club de La Molina y venía de uno en Vall de Núria donde, principalmente, esquiábamos. No competíamos tanto. Me pasé a La Molina y empecé a entrenar más. Ese primer año fue un poco drama porque no acababa las carreras, me caía, iba muy al límite… No entendía muy bien el concepto de competir. Para mí era querer ir rápido todo el tiempo. No tenía en cuenta que en algunos sitios no puedes ir a 1.000 por hora porque, simplemente, te caes… No sabía gestionar las carreras… Entonces, de repente, después de año y medio entrenando un poco más, gané el Campeonato de Cataluña. Estaba mirando los tiempos y veía que el mío era el más rápido. Lo revisaba continuamente porque no me lo creía y ya, cuando llegó mi entrenador y me abrazó, me di cuenta de que sí, de que seguramente había ganado. Tengo esa imagen guardada en mi cabeza.
¿Cómo te has preparado para esta temporada?
Las temporadas las preparamos más o menos siempre igual, pero este año sí ha sido diferente porque, al final de la anterior, tuve un accidente entrenando en Sierra Nevada y me rompí el hombro. Tuve que pasar por quirófano y estar un mes de reposo total. Después empecé con la rehabilitación. Ha sido un proceso un poco largo y ha hecho que se retrasara todo un poco. En vez de esquiar a finales de junio, principios de julio, empecé a finales de agosto. La preparación física también se ha alargado porque no podía cargar mucho peso por la movilidad del hombro. No obstante, todo ha sido más o menos igual. Empecé con la preparación física, después en pistas comencé con un trabajo muy de base, a baja velocidad, pensando bien en la técnica, y poco a poco fui convirtiendo ese trabajo tan centrado en la técnica en algo más automático, dando más intensidad, y cada vez pensando menos en el gesto técnico y centrándome un poco más en la táctica y en ir aumentando intensidad. La Copa del Mundo de Sölden, la primera carrera, me llegó sin mucho rodaje, era muy temprano. Pero ahora se trata de ir rodando, y ganando confianza y automatismo en los entrenamientos, para llegar a la carrera y que todo fluya.
¿Y cuál es tu valoración?
Sölden fue muy pronto y me lo tomé como parte del entrenamiento. Obviamente fui a competir, con intenciones de hacer un buen resultado, pero siempre siendo realistas y sabiendo que queda trabajo por hacer y muchas horas encima de los esquís. Pero técnicamente me noto cómoda. Sí que es verdad que he tenido algún problema físico, alguna molestia, pero no son contratiempos que no estemos acostumbrados a superar, así que con muchas ganas de que lleguen las primeras Copas de Europa.
Te darás por satisfecha si…
Si me clasifico para ir a los Juegos Olímpicos y consigo sacar mi mejor esquí.
¿Cómo surge FAST (Female Alpine Ski Team)?
Surge de una necesidad. Era algo que a mí me hubiera venido bien tener la temporada pasada, cuando me quedé fuera de la RFEDI. En España no tenemos la opción de tener un equipo privado de esquí, pero en la mayoría de otros países sí existe esa posibilidad. Me tuve que ir a Italia para hacer mi temporada a nivel privado, sin una estructura sólida, sin un equipo nacional, y fue muy bien pero no deja de ser a medida, porque es un equipo ya existente, de diferentes niveles. Yo me puse con ellos, tuve que adaptarme, hacer cosas por mi cuenta… Éramos varias españolas en esa situación, en diferentes países del mundo, y me parecía una tontería no intentar ayudarnos las unas a las otras y organizarnos para unir recursos, tener una estructura con diferentes entrenadores… Enseguida éramos nueve corredoras y, la verdad, es que fue todo rodado y empezamos a ver que podía ser una realidad. Hubo muchísimo trabajo, muchísimas horas, pero se intuía que saldría adelante.
¿Qué objetivos os habéis propuesto?
Cada una tiene sus objetivos de resultados. A principio de pretemporada hablamos con los entrenadores y nos proponemos unos objetivos que pueden ser puntos FIS, resultados en determinadas carreras… Pero hay que tener claros los objetivos de realización, que son los que nos van a permitir conseguir el propósito final. Para mí la finalidad de FAST es que consigamos rendir todas a nuestro nivel y que crezcamos como equipo, que es algo que algunas de nosotras no hemos tenido últimamente. Yo hace unos cuantos años que no lo tengo. Estaría muy bien que consiguiéramos crear ese equipo que sume a nuestros resultados individuales.
¿Cuáles crees que son los principales problemas que atraviesa el esquí femenino a nivel de competición?
A nivel global no creo que el esquí femenino esté atravesando ningún problema. Puede haber mil cosas, pero no destacaría nada en estos momentos porque creo que es un deporte muy bien reconocido en el extranjero: las Copas del Mundo se retransmiten igual que las de hombres, hay siempre público… Creo que tenemos suerte de vivir un deporte bastante igualitario en este sentido. Pero es verdad que, a baja escala, a veces se notan un poco las diferencias. Yo he tenido que vivir a veces algunas situaciones que no he entendido, pero siempre he intentado no darle muchas vueltas porque son cosas que no dependen de mí, y tampoco quería que fueran una excusa. Simplemente, donde voy y con lo que hago intento ganarme el respeto que creo que merezco.
¿Y algunas posibles soluciones?
Trato de centrarme en las posibilidades que dependen de mí, o dependen de nosotras, y hacer lo que estamos haciendo. Crear un equipo donde haya cabida para todas estas chicas que parece que no tienen un equipo al que puedan pertenecer, que, por edad, por nivel, o porque no hay plazas disponibles, no pueden estar en un sitio. Buscar los recursos necesarios para poder seguir adelante con estos equipos privados. Obviamente hay una inversión económica por parte de las familias que en otras estructuras no tienen que afrontar. Esto es una parte muy importante porque es uno de los principales obstáculos que nos encontramos, cómo financiar estos equipos. Por suerte, aun siendo el primer año, hemos encontrado algún espónsor. Rodi Motor Services se unió desde el primer día, parece que igual alguna otra empresa lo haga próximamente, y a ver si durante el invierno, de cara a futuras temporadas, hay algún patrocinador que quiere apoyarnos y se relaciona y se siente identificado con nuestros valores, que, al final, se resumen en seguir luchando frente a cualquier adversidad para cumplir nuestros objetivos y nuestros sueños.
¿A qué estación le tienes un cariño especial y por qué?
A mi estación de esquí, la de mi casa, Vall de Núria. Básicamente, porque es donde empecé a esquiar, donde iba todos los fines de semana, donde pasé frío por primera vez, donde hice nieve virgen por primera vez, ¡donde hice todo por primera vez! Y después, La Molina, donde descubrí un poco más la competición, el entrenamiento... Siempre digo que en Vall de Núria empecé a esquiar y en La Molina comencé a aprender a competir.
¿Cuál sería tu après-ski ideal?
Llegar, comer muy bien, y descansar… Si estuviera mi familia, mis amigas, o mi novio, pues... ¡mucho mejor! Tener ese momento de pausa y de tranquilidad, con la chimenea y en buena compañía.
¿Con qué sueña Nuria Pau?
Con ir a unos Juegos Olímpicos. Creo que hace tanto tiempo que lo tengo en mi cabeza que sería la gran recompensa a todos estos años. Pero también sueño con poder cambiar algunas cosas, ayudar a otras generaciones, que cambie algo con mi paso, y que yo pueda ayudar a ese cambio. Que sea parte de este cambio. Creo que sería muy positivo.
