18-2-2011 La Pinilla ¡Así da gusto trabajar! 2ºdía

18-2-2011 La Pinilla ¡Así da gusto trabajar! 2ºdía
Son cerca de las seis y media de la mañana cuando abro los ojos, a regañadientes. Mi mirada dormida tropieza con la luz de una luna espectacular.
Son cerca de las seis y media de la mañana cuando abro los ojos, a regañadientes. Mi mirada dormida tropieza con la luz de una luna espectacular.

Agradeciendo esta dosis de buena suerte, reflexiono si puede valer la pena coger los esquís y hacer una ascensión matinal. Salgo del calor de las sábanas y me visto a toda prisa. Cojo las cámaras y salgo fuera porque no quiero dejar escapar esta luna. Si en alguna otra ocasión había tenido la oportunidad de fotografiarla, pero las circunstancias no me lo permitían, esta vez no tengo excusa ya que dispongo de todo lo que necesito.

Cuando salgo a la calle me doy cuenta, con un poco de pena, de que por la noche no siguió nevando.

Intento encontrar un lugar para captar bien la luz y poder fotografiar el paisaje iluminado por el reflejo de la Luna, pero me falta un soporte donde poder dejar la cámara.
Vuelvo al albergue, cojo una de las sillas del pasillo, salgo otra vez fuera y regreso al punto donde estaba. Pienso que, a la hora que es, puedo pasear tranquilamente con una silla por la desierta urbanización que nadie me verá. Pues ... error.
Sale un hombre con una bolsa de basura justo del edificio que tengo más cerca. Pero no me hace mucho caso y sigue su camino.

Yo también sigo buscando lugares con diferentes perspectivas hasta que llego a los pies del telesilla Super Expres. Desde allí hago unas fotos que encuentro interesantes de cómo se esconde nuestro satélite mientras escucho como se pone en marcha una máquina pisa-pistas.



Fresa el embarque del telesilla y sube pista arriba.

Otra vez en el albergue dejo la silla en su sitio y cojo los esquís. He quedado a las ocho y media para acompañar a los pisteros en su apertura matinal.

El dispensador de forfaits no está a punto y yo aprovecho para retratar cómo se levanta el día y se va haciendo claro, regalándome la visión de la montaña recién nevada y de unas nubes caprichosas.

Vuelvo a las oficinas y puedo grabar el trabajo que hacen Leti y Olga detrás del mostrador a primera hora de la mañana; actualizan la web con la información que han pasado los pisteros y la que obtienen de la agencia estatal de meteorología.

A menos cuarto paso los tornos de acceso. Se me cae la baba viendo las blancas montañas que se levantan ante mí, destacando el Alto de las Mesas y el Portillon, pero todavía no puedo subir al remonte porque están sacando las sillas del hangar y vuelvo a salir.



Cuando por fin han salido las ciento y pico sillas puedo subir. Me acompaña Galo, que abrirá la pista de Ardillas.
Intento captar lo que dice mientras baja, no esquiando, sino abriendo pista.

Es una de las primeras tareas que debe hacer un pistero por la mañana, bajar las pistas que le correspondan observando que estén en buen estado. Esta tarea es muy importante ya que asegura que la pista por la que bajaremos posteriormente los esquiadores no tiene peligro.

Cuando estamos al pie de la silla Galo toma la radio y comunica la apertura al personal de oficinas.

Esquío con él durante unos tres cuartos de hora mientras grabo el trabajo que hace y me cuenta ciertos detalles de la estación en general.



Veo al nuevo director, Ángel González y a Carlos del Rey, que llegan a la zona de Gran Plató. Quisiera esquiar con ellos, pero ambos tienen otro trabajo que hacer y me doy cuenta de que sería un estorbo.

Con quien si que esquío durante un buen rato es con un sargento de la Guardia Civil del que, por motivos burocráticos y de permisos, no podré grabar ni imágenes ni sonido.

Vamos haciendo subidas, ahora por la silla del testero, que el Sol ilumina, ahora por la Super Expres.

Nos encontramos con Víctor, jefe de pisters y con otro pistero. Hablando con él, resulta que era la persona que me ha visto, al amanecer, caminar con una silla haciendo fotos. También era él el que conducía la máquina. Hacemos unas esquiadas juntos hasta que decido, viendo una pala de nieve virgen a la que nadie accede, que ya va siendo hora de cargar los esquís a la espalda y caminar montaña arriba.

La nevada caída el día anterior hace que me hunda considerablemente y que, por tanto, me canse más de lo que quisiera. Me giro varias veces por si alguien está aprovechando la traza que estoy haciendo, pero parece que soy el único "friki" que tiene ganas. Quiero bajar por las pistas que van paralelas a los telesquíes Pinilla I y Pinilla II.

Cuando estoy a punto de llegar veo, con cierta desesperación y mosqueo, como un pistero está subiendo por telesquí. Mi humor inicial cambia cuando veo que es Víctor, el jefe de pisteros, y que se queda en el retorno para subir a una de las pilonas.

Hago la bajada. Los Pistols se alegran de deslizarse por fin sobre nieve polvo recién caída, hacía días que estaban un poco tristes.

Voy directo a la base del telesquí para preguntar si puedo subir a ver como deja a punto el remonte. Cojo una percha y subo.

El Pinilla II sube hasta una de las cotas más altas de la estación. Mi ascensión se caracteriza por trozos de escarcha, de un grosor considerable, que se desprenden de las pilonas y me caen encima cada vez que paso por debajo de ellas. El casco me protege de los impactos y con mi cuerpo resguardo la cámara de fotos.

Llego donde Víctor, que ya ha bajado de la pilona. Me cuenta que la escarcha que me caía encima aquí la llaman "pluma" y también que la niebla que se está desvaneciendo viene del río Duero.



Me señala las lejanas montañas de Valdezcaray, una de las etapas siguientes y me explica que desde aquí la vista se puede perder, en días claros, hasta trescientos kilómetros en el horizonte.

A las 12'30 tengo que volver al albergue. Podría seguir y es lo que querría, pero la Oregon y su batería me condicionan la mañana y prácticamente el día.

Me instalo en mi despacho particular en la cafetería del hotel y desde allí vacío las tarjetas y pongo a cargar la cámara de vídeo. Aprovecho para actualizar el estado del facebook y los otros entornos 2.0 donde el proyecto está presente. También hago una rápida selección y subo las fotos elegidas a un nuevo álbum.
¡Y es que así da gusto trabajar, caramba!

¡Qué cambio de trato, qué diferencia con el recibimiento que había tenido en Masella y Valdesquí, donde la dirección de la estación había delegado en otros la responsabilidad de decirme a la cara que mi proyecto les importaba un bledo!

Como no hay clientes, la cafetería está cerrada al público, así que cuando tengo hambre abandono el despacho tranquilamente y bajo al Mont Blanc a comer.
Sopa castellana de primero y ternera guisada de segundo, rematado con un trocito de pastel.



La manzanilla con anís, para digerir, me la tomo delante del ordenador, esperando que a la maldita cámara se le apague la luz roja, lo que significará que la batería está cargada y podré volver a pistas.

Por desgracia pasan casi cuatro horas hasta que no me puedo ir y cuando lo hago ya es tarde. A las cuatro y media ya no vale la pena ponerse las botas y voy directo a ver a Carlos en las oficinas.

Empezamos a hablar y me dice que si quiero puedo subir a Gran Plató, desde donde sale Víctor.

Quiero ir a cambiarme, pero no hay tiempo. Es ahora o nunca, así que subo a la silla de la misma manera que como he salido del despacho, cargado con el ordenador y la bolsa de las cámaras. Si fuera más trajeado podría pasar por un ejecutivo, un poco desubicado, eso si.

Me paso cinco horas acompañándolo en su trabajo de pisar las pistas.

Empezamos por la pista del Chozo y empalmamos con Periférico mientras me cuenta los años que lleva trabajando en la nieve y grabo las explicaciones que me da sobre las funciones de la pala.

Con una inclinación del 55 o 60% hacemos una diagonal para enganchar la pista de Cervunal y subir hasta el retorno del telesquí Gran Plató. Arregla la llegada y nos vamos por la Olla hasta arriba del telesilla El Mirador, el punto más alto de la estación, a unos 2.050 metros.

Víctor coloca el cabestrante en varias ocasiones para hacer las pistas más inclinadas y yo grabo como lo hace.



Está oscureciendo.



La ventaja de tener el ordenador encima es que puedo descargar las tarjetas ya que los vídeos las agotan.

Al final se me hace un poco pesado estar viendo cómo trabaja. Seguimos recorriendo las pistas, fresando a nuestro paso la nieve para que al día siguiente esté en perfecto estado y se conserve el máximo tiempo posible.

Son cerca de las diez cuando llegamos a la base de la estación. Estoy cansado, pero todavía subo un momento al hotel. Es viernes y ya hay más movimiento por La Pinilla.

A las 23'30 ya estoy en la cama. Mañana he quedado con Víctor para que, si hace buen tiempo, me aproxime con la máquina hasta El Mirador y desde allí poder subir con las pieles para hacer unas buenas instantáneas cuando salga el Sol.

7 Comentarios Escribe tu comentario

  • #1
    Fecha comentario:
    14/03/2011 22:53
    #1
    Pero creo que deberias dedicarte a otra cosa,,,,,lo de reportero no es lo tuyo,,,,no entiendo como se puede escribir tanto para decir tan poco.....todos tus reportajes son una serie de comentarios....vacios,,,insipidos,,,e insustanciales.....no aportas nada. ....Disculpame , pero es lo que pienso.

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  • #2
    Fecha comentario:
    14/03/2011 23:46
    #2
    Compi, no sera lo suyo pero por lo menos se lo curra y le a dedicado su tiempo a colocar unas fotillos y a escribir, cosa que tu ni haces.. asi que mejor lo dejamos. :+:

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  • #3
    Fecha comentario:
    15/03/2011 00:13
    #3
    Llamas colgar unas fotillos..... a fotografiar una pilona y un trozo de tarta........Dejalo tio...tu inteligencia esta a la misma altura que su reportaje.

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  • #4
    Fecha comentario:
    15/03/2011 08:28
    #4
    adelante!!!! :+: :+: :+:

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  • #5
    Fecha comentario:
    15/03/2011 08:31
    #5
    y pasando de comentarios absurdos que tansolo buscan el conflicto, que no comprenden tu esfuerzo e ilusión y que tansolo son muestra de envidia.
    si no tienen sueños y no comprenden a quien lleva cabo los suyos, que se busquen otra página. sin duda, aquí, el menosprecio y el insulto no tienen cabida.

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  • #6
    Fecha comentario:
    15/03/2011 10:31
    #6
    Que aporta esto? Hay reportajes bastante mejores sobre el trabajo de La Pinilla y por supuesto con mejores fotografías. Puedes ver alguno de Freerider para aprender un poquito. Como puedes decir que no existe ninguna guía de las estaciones de esquí?
    Ah! Que es tu sueño! Bueno pues sigue soñando...

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  • #7
    Fecha comentario:
    15/03/2011 11:13
    #7
    Con la mejor intención, este chico se nota que no está muy "leído"... porque no sabe trasmitir nada de lo que siente. No dudo de su ilusión ni de su proyecto (si es que nos llegamos a enterar de cuál es!), pero si nos tenemos que ilusionar con su apreciación de la sopa castellana, o la foto de la tarta... Luego, se queja de que es aburrido seguir a un pistero... encima de que este está trabajando, y que no tiene porqué llevar a nadie. Yo flipo. La Pinilla tiene nueva dirección e intenta promocionar la estación, pero con este han "pinchado hueso".

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