27-1-2011 Demasiados días en casa

27-1-2011 Demasiados días en casa
Estoy aumentando de peso, casi no salgo de casa y no paro de trabajar con el ordenador, visionando los vídeos y las fotografías que he hecho durante aquella primera parte del viaje, que ahora me queda tan lejos.
Hace días que no escribo en mi cuaderno de nivácora, pues no creo que haya nada interesante que contar.

Estoy aumentando de peso, casi no salgo de casa y no paro de trabajar con el ordenador, visionando los vídeos y las fotografías que he hecho durante aquella primera parte del viaje, que ahora me queda tan lejos.

También estoy aprovechando para preparar un poco mejor las siguientes etapas, ahora que he comprobado las carencias que he echado de menos.

Y, como no, sigo insistiendo, llamando y escribiendo a empresas para conseguir un poco de patrocinio y de ayuda, aunque no quiero volver a encontrarme con negativas (en el mejor de los casos), sintiéndome ignorado por su parte en la mayoría de ocasiones, pues muchas ni siquiera se dignan a contestar a llamadas y correos electrónicos, aunque anuncian "a bombo y platillo" su apoyo al deporte.
Apoyo a llenarse los bolsillos pienso siempre yo, pues lo veo todo desde mi prisma, desde mi punto de vista, espoleado por mis deseos y anhelos.

La realidad es que es un mal momento para pedir. La famosa crisis impide a muchos poder hacer gasto. Gasto que yo veo retornable con creces debido al intercambio que propongo.
Pero nada.
Confío en que algún día recibiré la llamada que espero y podré vestir con un pantalón y un anorak de tal o cual marca o ponerme prendas de ropa térmica o hacer los trayectos entre las estaciones de una manera más cómoda y autosuficiente.
De momento no he conseguido ni unos tristes calcetines.

Hace días que miro los mapas del tiempo en diferentes webs, pero no aparecen signos de borrascas ni de frentes fríos que den grandes nevadas.

Es este un invierno extraño, seco y cálido, ¡que hace florecer los almendros a principios de enero! Con lo bien que empezó, con una capa de nieve que cubría las montañas y que hacía que las estaciones se frotaran las manos pensando en una buena temporada.
Después vino el maldito puente, ese puente que fundió toda la nieve con su lluvia y su viento caluroso.
Y yo he ido haciendo. Con una sola excepción (que espero tachar de la lista negra) recorrí el Pirineo aragonés, las estaciones de Navarra, de Teruel, las de Granada y subí a Salamanca donde, después de hacer una especie de carrera contra reloj, me encontré con la primera bofetada que me hacía variar la ruta. Intenté proseguir el viaje con las estaciones de Madrid, pero la falta de nevadas había hecho estragos.
Sin demasiada convicción tomé la decisión de volver a casa, a Puigcerdà. El tiempo me ha demostrado que fue una decisión correcta, pues la alternativa era quedarme en el centro de España, perdiendo días improductivos y gastando dinero de un presupuesto escaso.

Quizás sea el momento para agradecer a todas aquellas personas que me han ayudado, que me han echado una mano, que me han acogido, que me han llevado de un punto a otro de mi ruta, algunos haciendo más kilómetros de los que tenían que hacer, a las que me han enseñado su realidad, de las que he aprendido mucho o poco, a aquellas que sí que han confiado en el proyecto, que me han dejado un espacio para poder plasmar mis escritos, dándoles un eco que sólo soñaba. Dar las gracias a aquellas que me decían que era imposible llegar allí donde quería ir, pues me obligaban a visionar y a imaginar salidas a una situación crítica, llegando, más tarde o más temprano, al lugar. A aquellas que me demuestran su apoyo a través de comentarios en el facebook o el nevablog.
Estas personas siempre tendrán un espacio en mi corazón y espero poder devolverles el favor algún día.
MUCHAS GRACIAS

Ahora me encuentro en el despacho desde donde preparé toda esta movida, esperando que nieve de una vez. Haciendo tiempo para acudir a una cita con la revista Belluga't, esperando que nieve de una vez.

Cuando faltan pocos minutos para las doce me visto y salgo de casa para ir hasta la plaza Barcelona, donde he quedado con la periodista de la revista.

Llegamos los dos puntuales a la cita y nos reconocemos en cuanto cruzamos las miradas. Vamos a la chocolatería a tomar algo mientras charlamos.

Le hago un resumen de mi vida y de los inicios del proyecto. Un resumen de una hora más o menos. El tiempo se me pasa volando, mientras hago memoria y ordeno los pensamientos ante sus preguntas mientras ella toma notas rápidamente en una libreta. Abro el portátil y le enseño un par de vídeos. Nos echan de la chocolatería y nos acercamos al lago para hacer unas fotos, mientras hablamos de todo un poco.

Una vez acabada la sesión fotográfica es hora de despedirnos. Vuelvo a casa, hay hambre.

Empiezo el turno de tarde.

Me siento en el despacho, compruebo que ninguna empresa se haya iluminado y tenga un correo en la bandeja de entrada con una propuesta atractiva para ambos. Nada. Al contrario, recibo una respuesta negativa, pero una respuesta al fin y al cabo. Red social. Blogs. Reabro la carpeta correspondiente y me pongo a visionar el material.

De pronto me viene una idea a la cabeza. La idea toma forma. Intentar montar un vídeo. ¿Cuál? Estoy con la mirada perdida, con los ojos clavados en las imágenes de no sé qué día.
Tampoco sé cómo me viene a la cabeza, pero pienso en mi paso por la estación de Javalambre. Abro ventana nueva. Abro carpeta. Abro programa. Cargo las fotos y me pongo a producir.

Tardo más de dos horas en montar un vídeo de unos trece minutos del que me siento muy orgulloso. El proceso no me lleva muchos problemas y cada vez se me hace más sencillo. Cuando creo que ya domino ciertos pasos y que puedo cortar y juntar sin complicaciones, añado unas letras, cambio la duración, fundo la entrada o la salida del sonido y de la imagen, me equivoco, deshacer, ahora si, ahora me gusta. Y así foto a foto y vídeo a vídeo voy encadenándolos para darle un cuerpo, un volumen, una forma. Me gusta.

Lo miro todo entero. Hay algunos errores, pero estoy muy contento y satisfecho. Lo he conseguido.

Tengo ganas de que llegue mañana para ponerme a trabajar en él y retocarlo. Tengo ganas de que lo vea el asesor audiovisual del proyecto para que le dé su visto bueno, para saber su opinión.

Preparo la cena.

Miro un ratito un conocido programa de nieve y recuerdo que no ha habido forma de hacer nada con ellos de ninguna de las maneras. Esto me cambia un poco el humor y me siento delante del ordenador, donde acabo de escribir la crónica del día, otra hoja en mi cuaderno de nivácora.

4 Comentarios Escribe tu comentario

  • #1
    Fecha comentario:
    04/02/2011 17:00
    #1
    Si queréis, podéis seguirme en facebook:
    http://www.facebook.com/ski.x.all
    ;)
    La semana que viene retomo la ruta :+:
    :) Hasta pronto :)

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    • Gracias!
  • #2
    Fecha comentario:
    05/02/2011 01:24
    #2
    Me alegro de que sigas con ganas de bregar y arrostrar con buen ánimo lo que llega.
    Nosotros seguimos disfrutando de la autenticidad de lo que nos muestras: esto es lo que hay. :+:

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    • Gracias!
  • jou
    jou
    #3
    Fecha comentario:
    06/02/2011 02:35
    #3
    Te sigo pero no dejes de escribir las crónicas en nevasport ;)
    A pesar del malísimo mes de enero algo a caido en lo poco que llevamos de febrero y seguro que el invierno se alarga dos meses y medio mas por lo menis hasta semana santa.
    Un saludo nómana de la nieve :+:

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  • #4
    Fecha comentario:
    07/02/2011 20:42
    #4
    Bueno, espero que llegue la nieve de una vez por todas y puedas terminar los empezado, y ojalá algún patrocinador.

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    • Gracias!

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