Hay muchos descensos que pasaran a la historia, pero para muchos hay uno que destaca por encima de todos los demás, se trata de la bajada que hiciera en su día Franz Klammer en los Juegos Olímpicos de Insbruck en 1976.

Hasta que se disputó esta carrera, si se le hubiera preguntado a una persona por el esquiador perfecto, nos habrían hablado de precisión, templanza, finura, ... Pero Franz Klammer lo cambió todo con una carrera al límite con el único objetivo de conseguir el oro.

Franz Klammer partía desde el puesto número 15 y tenía que batir al suizo Russi, el "austriaco express" consiguió superarle por 33 centésimas y llevarse el oro.
Pero no fue la medalla lo que pasó a la historia, fue el estilo de Franz Klammer (mejor dicho la falta de estilo) lo que dejó perplejos a todos los aficionados. Era imposible que pudiera terminar la carrera, ¿Como podía mantenerse en pie?

El propio Franz Klammer reconoció que en más de un momento de la carrera pensó que iba a tener un accidente, sobre todo durante el famoso salto.

Cualquier persona que haya visto la carrera la recuerda como una de las mejores de la historia, el descenso había cambiado para siempre y la imagen del esquiador de amarillo fuera de control, siempre permanecería en la retina de los aficionados.
En una entrevista que se le hizo a Franz Klammer en el 2006, se le preguntaba por cual era su mejor descenso, y el contestó sorprendiendo a todos que el descenso de Kitzbuhel en 1984, pero eso será otro día.
Las imagenes de este artículo se han obtenido de Retro Ski
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