A un mes y medio de que comience la temporada en Chile, nada mejor que recordar aquellos días que quedan en la memoria, aquellos días inolvidables de nuestra temporada pasada. Seguro que todos guardamos más de uno. He aquí mi mejor día del invierno pasado.
El Miércoles ya tenía todo arreglado para ir el Viernes a esquiar. Iría solo. Los pronósticos decían que llovería el Jueves hasta la madrugada del Viernes. Quería creer una vez más que los pronósticos no fallarían.En la noche mientras me acostaba como a las 2:00 de la madrugada, escuchando el sonido de la lluvia, me preguntaba si valdría le pena ir en unas horas más esquiar. Por vigésima vez revisé por internet todos los pronósticos y la mayoría coincidía en que dejaría de llover y nevar. Así con un mar de dudas me quedé dormido, sin sospechar que a la mañana siguiente viviría mi mejor día de la temporada.
Sonó el despertador a las 6:45, me levanté y lo primero que hice fue mirar hacia afuera por la ventana, ví que el cielo estaba despejado y la cordillera nevadísima hasta abajo. Uff!! , sólo los que aman la nieve podrán entender cuanta alegría se siente. Me levanté rápidamente, me duché, desayuné y partí.
Mientras conducía el automóvil para salir de la ciudad, por momentos lograba ver que la nieve había caído hasta en los cerros de la parte alta de Santiago.
Ya afuera de Santiago el paisaje era espectacular. Todo nevado desde el kms cero. La emoción se apoderaba por momentos de mi al ver todo cubierto de ese hermoso blanco. Kms más adelante en el control de la policía, me detienen y me exigen mostrar mis cadenas.
Sigo subiendo y como si fuera la primera vez que veo nieve no paro de sacar y sacar fotos. El camino de montaña con todas sus 40 curvas hasta Farellones tuve que subirlas con cadenas, lo que nunca me había ocurrido.
A mitad de camino me encuentro con una fila considerable de automóviles. Por largos momentos la fila se detiene, adivinen por qué? Ocurre algo extraordinario: alguien obstruye el camino pues hay problemas con sus cadenas (cuando no).
Después de pasar el cruce con la vía que lleva a El Colorado-La Parva, sigo mi camino hacia Valle Nevado. La ansiedad por llegar pronto me consume, me consuelo mirando el paisaje, que nieve... polvo-polvo, miro y trato de calcular cuánta nieve había caído.
Llego a Valle Nevado. Luego de ponerme las botas, rápidamente camino a la terraza, ahí se puede calcular que cayeron unos 30 cms en la parte baja.
Miro hacia la estación El Colorado todavía sin huellas. Subo por los remontes, todas las pistas están sin pisar. En la parte alta corría viento pero la nieve una delicia por todas partes.
El día fue increíble, la nieve estaba polvo del mejor, poca gente, para disfrutar al máximo...jejeje.
Después de esquiar todo el día, el sol me regaló un bello atardecer.