Este es uno de esos artículos que cuesta escribir, porque cuestiona a un motón de excelentes instructores que publican vídeos en internet. Sorprende, la verdad, cómo un ejercicio pasa de generación en generación sin que nadie, o casi, se cuestione no sólo su sentido, sino incluso el probable peligro para la salud de las articulaciones de personas que no estén muy bien entrenadas. Supongo que es algo humano y no hay que culpar a nadie, ni mucho menos quitar mérito a los compañeros que lo comparten, porque seguramente es solo un despiste, un pequeño borrón en trabajos excepcionales de divulgación del esquí.
El ejercicio es el famoso de meter las rodillas. No pongo ningún vídeo de los que todos tenemos en mente porque está tan extendido que no quiero señalar a nadie en especial. Pero este movimiento, como vemos en los dibujos, no es lo que hacemos al esquiar, sino lo contrario. La anatomía lo explica con claridad apabullante.

Cuando metemos las rodillas en ese ejercicio concreto (figura de la derecha), la pierna exterior está aduciendo. Es justo lo opuesto a lo que hacemos al esquiar, donde la pierna exterior abduce, y no aduce. Como explicábamos hace años en este artículo sobre meter la rodilla, al abducir el fémur, los músculos aductores, es decir, sus antagonistas, al activarse y resistir pueden dar la sensación subjetiva de estar aduciendo (metiendo rodillas), pero, en realidad, están haciendo lo contrario a acortarse; se están estirando. Además de ello, se suman otras percepciones que pueden ser engañosas. Cuando extendemos para hacer una curva, el cuádriceps y el sartorio se contraen, generando este último junto con el vasto interno una sensación de tensión en la parte medial de la rodilla que, tradicionalmente, se ha confundido con angularla. Esto se ha visto siempre reforzado por la ilusión visual de las rodillas metidas en las fotos, que, en realidad, no es una rodilla angulando, sino el fémur rotando internamente.
Resumiendo, al esquiar, para conseguir ángulos sobre la pista (canteo), nos inclinamos y la pelvis bascula. Tomando como referencia la pierna exterior (la interior hace lo inverso), el ejercicio de meter las rodillas es un movimiento de aducción exclusivamente en el plano frontal, cuando lo que se hace realmente esquiando es un movimiento de abducción en ese mismo plano, además de la flexión o de extensión en el plano sagital y la rotación del fémur en el horizontal.
A esto se añade el riesgo para la articulación, que no es menor. Seguramente, una persona bien entrenada y que haya esquiado de pequeña tenga unos ligamentos preparados para soportar esas cargas repetidamente. Por el contrario, dudo que la inmensa mayoría de los practicantes tenga esa capacidad. Por tanto, este ejercicio que, como todos, puede tener utilidad con un foco concreto (por ejemplo, refinar ciertas habilidades de canteo y descanteo en niveles muy altos) me parece, sin embargo, muy confuso e incluso contraproducente, cuando no lesivo, si no se acompaña de la necesaria basculación de la pelvis hacia el interior de la curva.
En fin, como los memes esos de ahora, ¡había que decirlo y se dijo!, juas, juas. Dejo abierta la discusión para que los defensores de este viejo ejercicio, otra vez de moda, puedan argumentar.
¡Buenas huellas!
Carolo, marzo de 2025
Agradezo a mi traumatólogo y amigo, Xabier Azores, no solo la revisión de este artículo, sino que me permitiese volver a esquiar cuando, en los años 2000, estuve a punto de dejarlo debido a una artrosis de elefante de la que, hoy, gracias a él, solo queda un recuerdo.
EDITO para citar el oportuno comentario del compañero y conforero "xao" que, efectivamente, este ejercicio es útil como trabajo de tobillo. Pero lo que vemos en los videos que comentamos es una sobrecarga excesiva de la rodilla por el abuso de la angulación deliberada de esta articulación, ya que es ahí donde, creo que equivocadamente, ponen el foco.