Hemos hablado largamente en este blog sobre cómo esquiar mejor y, hoy, vamos a intentar resumirlo todo en tres consejos elementales. Puede parecer poco, pero todo lector habitual sabe que, para esquiar, el análisis excesivo es casi siempre innecesario –con frecuencia perjudicial- y que, pequeñas pistas y trucos relacionados con lo que se siente, con focos externos o con ideas metafóricas son mucho más eficaces que millones de palabrejas complicadas. Veamos los tres consejos y una sugerencia final:
- Empieza con una conexión entre el suelo los pies y el cuerpo. La mayoría de las curvas se arruinan justo al principio, precisamente porque no nos hemos dado unas décimas de segundo para comprobar que estamos en buena posición. Siente el suelo bajo los pies y asegúrate de que tu centro de gravedad –o la parte del cuerpo que relaciones con él, por ejemplo, la articulación del fémur en la cadera- está conectado con el nuevo pie exterior. Esa es una indicación cierta de que estás equilibrado.
- Siente el canto bajo los pies. Inmediatamente relacionado con lo anterior, siente ese trozo del canto bajo los pies. Esto será señal triple de que estás, no solo equlibrado y canteando, sino empezando a aplicar presión. Además, así pasarás con naturalidad al siguiente paso.
- Intenta cortar desde ese momento. Cuando corto algo con un cuchillo no necesito analizar el complejo movimiento que hago; me basta con notar el filo hendiendo, y aplico más o menos presión o cambio el ángulo del filo, buscando el gesto más eficiente. Si eres principiante, la idea de cortar con el canto desde el inicio de la curva te ayudará a concéntrate en el esquí dominante y a comprender mucho mejor su funcionamiento. Si eres experto, ese movimiento de corte fluido hacia adelante -y no hacia los lados- evitará que malgastes energías con gestos bruscos y poco eficientes, que tropieces en las nieves blandas o los baches y que derrapes en el hielo, al hacerte utilizar los cantos justo para lo que han sido diseñados.
Finalmente, convierte estos tres consejos en una especie de mantra. Repítelos mentalmente, por ese mismo orden, a medida que desciendes: conexión, canto, corta, conexión, canto, corta… esa sucesión de consignas te acompañará durante la bajada y apartará distracciones y mensajes negativos, generando justo los movimientos que te hacen esquiar con eficacia.
¡Buenas huellas!
Carolo, febrero de 2022