Es un mito muy extendido lo de “echarse para atrás” en el fuera de pista. Es cierto que podemos esquiar levemente retrasados en una nieve realmente honda (de la que la mayoría no verá en su vida) o en una muy pegajosa, como una nieve podrida de primavera. Quizás, también, intentando no frenarnos en un sitio muy, muy plano. En el resto de los casos, es decir, la inmensa mayoría de las veces, en la nieve sin tratar se esquía centrado.
Y usted dirá que conoce a infinidad de buenos esquiadores que van retrasados y que aconsejan hacerlo, o que uno mismo lleva toda la vida así y va más fino quel alambre y tal. Efectivamente, como en tantos otros campos, mucha gente se acostumbra a cualquier cosa llevados por esa falsa creencia y terminan pensando que es como se hace, atrás en los talones. Lo mismo ocurre con muchos corredores de baches pero, si estudiamos sus carreras deportivas, veremos que nunca llegaron a desarrollar todo su potencial debido a que, retrasados, con mayor presión en las colas de los equis el inicio de las curvas es siempre más lento, para recuperar la posición hay que hacer un mayor esfuerzo que nos resta décimas de segundo y vatios de energía en cada curva y, lo peor, que, con el paso de los años, a base de someter a las articulaciones a cargas en una posición desequilibrada, probablemente terminaremos con problemas crónicos.
La razón de este mito es, seguramente, una ilusión óptica. Como vemos en las figuras, al estar los esquís hundidos en la nieve el cuerpo parece quedar retrasado en relación con la superficie. Si miramos bien, al esquiar en nieve blanda vamos creando nuestro propio peralte, comprimiendo la nieve bajo los pies y esquiando sobre una nueva superficie en la que estamos centrados, no retrasados.

Con todo, mucha gente se retrasa con eficacia, adrede, en esas nieves; por ejemplo, realizando “el delfín” para bombear un poco y acelerar, haciendo emerger los esquís. Otros, simplemente cambian por flexión y quedan muy agachados al final de la curva, recuperándose en seguida como sabemos por todos nuestros artículos de técnica. Estos pequeños recursos se confunden con una posición retrasada, alimentando el mito del que estamos hablando, pero, a poco que reflexionemos sobre donde nos apoyamos en una de estas curvas, comprobaremos que la posición es eminentemente centrada y, es más, en cuanto nos quedamos un poco más atrás de la cuenta, perdemos el control exactamente igual que en cualquier otra circunstancia.
Finalmente, una breve reflexión: si la inmensa mayoría de la gente esquía ya con una posición bastante precaria y retrasada en la pista ¿cree alguien necesario pedirle que se retrase aún más en la nieve sin tratar?
Pues ahí lo dejamos, juas, y nada más por hoy. Espero que tengamos pronto mucha nieve fresca y que podamos practicarlo en seguida, juas, juas
¡Buenas huellas!
Carolo, febrero de 2022