Da un poco de pudor decir que han sido años duros si uno se compara con cualquiera que haya estado peor. Por eso diremos que hemos tenido suerte. Mucha. Haber nacido en esta esquina del mundo en la segunda mitad del siglo XX ya es un privilegio que poquísimas personas han disfrutado en toda la historia de la humanidad. Además de ello, familia y amigos que me han ayudado de largo más allá de lo estimable, trabajando en un mundo en el que tengo la gracia de soltar lo que me viene en gana y, para colmo, se da crédito a lo que digo. Así que, no pudiendo más que sentir fortuna y agradecimiento, me sumo a la corriente anual de buenos deseos que, lejos de cualquier otra connotación, ya forma parte de nuestra cultura occidental. ¡Feliz Navidad comunidad nevasportiana! Como decía Shakespeare por boca de Enrique V, creo que era, somos pocos, somos raros, pero somos felices y orgullosos, al menos de vez en cuando, juas, juas.
¡Buenas huellas!
Carolo, diciembre de 2018