No soy experto en redes sociales ni he hecho curso alguno de eso que se llama SMM, SMO o SEO, todas siglas sonoras y epatantes de las que solo imagino el significado. Dice el fundador de esta web, un poco en broma, que no me hace falta; que tal vez los cursos pudiera darlos yo porque, con un par de clicks y sentido común, saco unos miles de vistas y cientos de ‘megustas’ a un artículo viejo, rescatado de hace diez años. Son truquillos simples que funcionan y que algunos compañeros que leen esto han comprobado, copiándolo, lo que me alegra. No cuento esto para darme importancia, sino para adelantar que tengo una trayecoria comprobable y una opinión formada de las redes, aunque no me haya sacado el carné.
En las últimas estadísticas sobre el tráfico de Nevasport, Pepe decía que este canal “emancipa esquiadores”. Me gustó la frase, así que me propongo destriparla hoy por si no hemos caído en lo bonito del asunto. Hay bastantes sitios de esquí, muchos han intentado hacer lo que Nevasport y, hasta la fecha, ninguno lo ha conseguido. En todo el mundo, sabemos que hay un par escaso de lugares que podrían asimilarse, como Epicski, que es la referencia, pero no publica reportajes de lectores como hace esta web. Tal vez en algún lugar como Japón exista algo similar, pero lo ignoramos. Ni siquiera en Austria o Italia - países que nos llevan de calle en afición - tienen un canal de esquí con catorce millones de vistas al año. Ni con la mitad.
Los canales que dicen competir con nosotros se ven muy activos en las redes, pero luego entras y - eco - apenas hay vida. Abunda la floritura pero todo suele ser información enlatada que ya viene preparada de otros medios, a menudo de fuentes de difícil clasificación. Está bien y cumplen su función, pero no tiene absolutamente nada que ver con el contenido propio, vivo, bullente, de Nevasport. Para no aburrir, valga el gráfico que no para de crecer: 2.640 reportajes sobre estaciones de esquí de más de treinta países. Lo vemos todos los días y ya nos nos impresiona, pero, tal vez, medios de comunicación con bastantes más recursos, se matarían por disponer de una hemeroteca de reportajes, publicados de primera mano, como éstos.

Creo que salta a la vista que esos 60 millones de páginas vistas al año, o 5 millones de usuarios únicos, se deben en parte a las colaboraciones, que abarcan desde la frescura y la ilusión del aficionado contando sus vacaciones, hasta el análisis técnico compartido, o la reflexión de quien se dedica profesionalmente a este sector. Quien sepa apreciarlo ve la abismal diferencia entre los enlaces vacíos con intención publicitaria que saturan la red, y el material valioso, de producción propia, que "nace" en Nevasport.
El sector está hoy obsesionado con los megustas y la sobreexposición en las redes, pero creo que les pasará pronto la fiebre. Al margen de la obviedad de que, entre otras fullerías, por cincuenta euritos compras unos cientos de megustas de personas que ni siquiera existen, lo que aloja Nevasport, literalmente - como la famosa locución del anuncio - no tiene precio. No hay dinero en el mundo para pagarlo. Ninguna web podrá competir a corto plazo con Nevasport porque, sencillamente, no tienen ni pueden conseguir tener, en un plazo razonable, la masa crítica de personas volcadas en contestar preguntas al segundo, compartir conocimientos, trucos y recursos, y en ayudarse mutuamente de forma desinteresada, a cualquier hora y desde tantas partes distintas del mundo. Esquiadores soberanos - emancipados, como dice Pepe - que ayudan a otras personas a emanciparse, a su vez, de los leves problemas en sus muchas facetas que pueda plantear el esquí pero, sobre todo, a poder disfrutralo con mucha mayor profundidad gracias a la información real, puntual, rica, precisa y viva. El valor de Nevasport no es, pues, su tráfico, que podría ser ficticio como tantos otros, sino que es un tráfico generado por personas reales, cualificadas y movidas por un interés común. Supongo que en los cursillos de expertos en redes sociales ya hablan de estas cosas y que, un día de estos, se empezará a distinguir con naturalidad entre el tráfico a secas, virtual, y el que lleva alguien dentro de verdad, al volante, juas, juas.
¡Buenas huellas!
Carolo 2016