En el esquí básico, para comenzar un viraje, tratamos de aligerar el peso del cuerpo. Normalmente extendemos las piernas y eso hace, entre otras cosas, que los esquís liberados de presión inicien mejor la siguiente curva. La forma extrema de este aligeramiento sería, por ejemplo, un viraje por salto.
En el esquí dinámico vamos a mayor velocidad, por eso un aligeramiento excesivo no es necesario. Si extendemos verticalmente demasiado, puede que perdamos el contacto con la nieve e incluso también el control. En el esquí dinámico, pues, la extensión de las piernas no debe ir dirigida a aligerar el cuerpo, sino a todo lo contrario: la extensión de las piernas debe pretender aumentar la presión contra el suelo.
Observemos cómo aquí Raquel presiona fuertemente contra el suelo y corta en la nieve con el canto, mientras se extiende al inicio de la curva. Su nueva pierna exterior extendiéndose no busca aligerar el peso, sino apretar contra la nieve
Como hemos comentado en otros artículos, al iniciar la curva debemos buscar presionar el nuevo esquí exterior lo antes posible, y eso se consigue extendiendo la pierna hacia atrás, tratando de morder con el canto a la vez que nuestro cuerpo se lanza hacia la siguiente curva, cuesta abajo. La sensación que debemos tener en ese momento, no es pues de “ser ligeros”, sino de ser “pesados”, de estar apretando contra el suelo. Cuanto mayor sea la sensación de ser pesados mayor presión estaremos ejerciendo al inicio de la curva, y mayor control tendremos a lo largo de toda ella.
¡Buenas huellas!
Carolo © 2015