Prometí seguir hablando de baches y aquí estoy de nuevo. El otro día dábamos un truco para mejorar nuestra absorción y hoy le toca a la extensión de las piernas. Evidentemente, si no distendemos las extremidades inferiores tras absorber un bache, no vamos a tener luego recorrido en las mismas para amortiguar el siguiente. Pero, aunque es un gesto natural que se aprende con rapidez, no es tan sencillo como parece a simple vista.
Lo típico, tras absorber, es extender las piernas rápidamente hacia la siguiente cresta de la bañera pero, así, normalmente, empujamos sin darnos cuenta con los talones y nos quedamos un poco retrasados. Para evitar esto, es necesario tratar de meter con decisión las espátulas de los esquís dentro del carril. Así conseguiremos mejor contacto con la nieve y mayor control desde lo alto de la bañera, al comienzo del viraje. Para conseguirlo, tradicionalmente se ha enseñado a presionar las puntas de los pies hacia abajo, pero esto no es siempre posible, sobretodo si no salimos de la absorción en muy buena posición (algo normal si bajamos muy rápido).
Johannes Putz en Hochkar, Autria, 2007. Foto Vegh Andras.
Un buen truco con el que obtendremos el mismo efecto que al tratar de empujar las puntas de los pies hacia abajo, es mover la cadera hacia adelante. De esta manera conseguimos lo mismo: una posición centrada y que las espátulas entren con precisión y celeridad en el carril. La ventaja es que al mover la cadera estamos utilizando una musculatura muy poderosa, la glútea y la dorso abdominal, además de que estaremos, directamente, poniendo nuestro centro de masas encima de la planta de nuestros pies. De propina, al proyectar la cadera, nuestras piernas se desdobalarán más naturalmente que si sólo tratamos de apuntar con los pies hacia abajo. Lo ideal, desde luego, es ser capaz de llevar a cabo simultáneamente ambos gestos: dirigir con los pies a la vez que proyectamos la cadera pero, como eso son demasiadas cosas en las que pensar yendo a toda velocidad por un carril de baches, primero trataremos de practicar hasta automatizar uno de los movimientos y, si no ocurre todo de manera natural, podremos pensar en utilizar el otro.
¡Buenas huellas!
Carolo © 2007