Esta secuencia está tomada en una pista fácil con nieve buena, probando un esquí de slalom. Realmente no necesitamos tanta inclinación para discurrir por este terreno, pero la vamos a forzar un poco por puro placer.
Aquí me dirijo hacia la máxima pendiente y me aseguro de que tengo presión en el esquí exterior, sintiendo mis espinillas y tobillos (lo que llamaba jocosamente "espibillos" en un artículo de 2005) para asegurarme de que estoy bien centrado. Sentir ese esquí exterior va a ser mi sostén y va a impedir que me apoye demasiado en el interior, desequilibrándome. Noto mi centro de gravedad yendo con decisión hacia la máxima pendiente, cuesta abajo, mientras suelto el aire y me relajo.
Al relajar y dirigirme decididamente cuesta abajo mi centro de gravedad se acerca al suelo con naturalidad. Noto cómo mis pies se separan de mí tratando de mantener el apoyo "allá lejos" de mi cuerpo. Mi brazo exterior baja para mantener la presión en ese esquí de fuera. Mientras suelto el aire noto cómo los esquís bajo presión van girando y saliendo de la máxima pendiente. Disfruto por esos momentos de la sensación de tumbarme sumergido entre todas las fuerzas externas que me "sostienen".
Llego al final de la curva y simplemente relajo la pierna exterior. La rodilla se dobla y noto cómo la masa de mi cuerpo quiere "pasar" al otro lado, transitando así hacia la siguiente vuelta. Al liberar presión del esquí derecho, empiezo a notar el nuevo esquí exterior que ya quiere tomar protagonismo. Hago el gesto de clavar el bastón y ello se suma, como en un baile, a que el cuerpo siga su curso cuesta abajo.
Aprovecho la energía que llevo cuesta abajo y me inclino hacia la siguiente curva, con confianza aunque con paciencia, progresivamente. Coordino esto con el acto de inspirar aire. Como en la primera foto, para desencadenar el viraje me aseguro de que el apoyo está en el nuevo esquí exterior y de que mis pies están por detrás de mi trasero, lo que quiere decir que estoy centrado y la presión en la espátula del esquí.
Esquío hacia la máxima pendiente disfrutando de las sensaciones que me proporcionan el diseño de estos esquís tan fáciles y estables, que parecen hacerlo prácticamente todo solos. Bajo el codo y comienzo a angular para no perder la necesaria presión en el esquí exterior.
Que el Almirante Jinm de la Entreprise, en el Foro de Sierra Nevada, me perdone por dar pistas a los "abrazantes" que atraviesan las laderas sin control. Si nos fijamos bien, esta curva tiene apenas 12 metros de radio y está hecha hacia la máxima pendiente, sin cruzar la pista de lado a lado. Ello es importante para evitar colisiones con otros esquiadores. Tumbar e inclinarse es divertido, pero seamos prudentes y tengamos cuidado de no cruzarnos en la trayectoria de nadie, ejecutando este tipo de curvas siempre bajo control.
¡Buenas huellas!
Carolo © 2012
Fotos Jan Vokaty, Mammoth 2011. Esquiador Carlos Guerrero Castillo
Las fotos aquí publicadas no son "demostraciones de escuela" y no tienen la intención de servir como modelo, sino como mero refuerzo gráfico para el texto. Tanto las ideas vertidas como las ilustraciones sólo muestran la visión y el estilo personal del autor. El esquí es un deporte complejo y que puede ser arriesgado; su aprendizaje y perfeccionamiento es un proceso continuo en el que todos, autor incluído, estamos inmersos permanentemente; el lector debe interpretar estos artículos según su mejor criterio de prudencia.