Muchos aficionados aún se preguntan si necesitan unos esquíes de carving. Bueno, esto es lo mismo que si se cuestiona lo mismo acerca de la dirección asistida en un coche: como necesitar, necesitar, no es imprescindible, pero desde luego que es una ayuda inestimable y, si se prueba, casi nadie prefiere la antigua tecnología.
Bien es verdad que con unos esquís tradicionales se puede hacer exactamente lo mismo (o casi) y uno puede disfrutar tanto como con cualquier otro artefacto que se deslice por la nieve; pero también es verdad que los esquíes parabólicos han venido a facilitar extraordinariamente las cosas, en todos los niveles y en todas las circunstancias, y es una tontería, si se puede, no aprovecharse de sus cualidades.
Dado que esta innovación es relativamente reciente, todavía existen muchos mitos acerca de los esquíes parabólicos: que si no van bien en el hielo, que si son más inestables, que las velocidades que se alcanzan los hacen más peligrosos... todo ello es falso o, por lo menos, no es del todo cierto. Quizás los primeros modelos que sacaron en el año 94 no eran un ejemplo de precisión o de estabilidad, pero en todos estos años los fabricantes han ido mejorando y ampliando sus gamas, haciendo un tremendo esfuerzo investigador y habiendo obtenido unos resultados prácticos sorprendentes. Respecto a su peligrosidad, je, je, es igual que con los coches; los peligrosos somos los esquiadores, no el aparato que utilizamos.
Una buena razón para resistirse a comprarse unos parabólicos es la pasta: el desembolso económico. Hoy, por ejemplo, unos buenos “freeride” vienen a costar lo que hace años un esquí de competición. A los que sostengan este argumento les propongo que hagan el siguiente cálculo. Por término medio, un esquí dura en perfectas condiciones entre 60 y 100 días de uso ¿Cuánto se gasta uno en 60 noches tomando copas? Es una cuestión de prioridades: si lo que se busca es disfrutar de la nieve, un pequeño ahorro por aquí y otro por allá, justifican plenamente la inversión ...copita a copita, estaremos más sanos y esquiaremos mejor; pero esto ya es tema para otro artículo.
¡Buenas huellas!
Carolo © 2001