El diálogo interno

El diálogo interno
Todos tenemos un diálogo interno que actúa constantemente... A veces no reparamos en esta cháchara continua, pero seguramente sí que la notamos cuando es negativa, ya que es ésa la que más puede perjudicar a nuestro esquí.

No escuchar es una de esos defectos universales e intemporales que nos traen tantos problemas. Sí; y también lo son, por el contrario, los cantos de sirena, esas voces sugerentes que nos llevan engañados a Dios sabe qué sitio. En el esquí también encontramos estos dos peligros, no se crean que es que me estoy poniendo filosófico.

Todos tenemos un diálogo interno que actúa constantemente; esa vocecilla que igual nos hace extasiarnos con la belleza del paisaje que nos dice ante una pista intimidadora que nos la vamos a pegar. A veces no reparamos en esta cháchara continua, pero seguramente sí que la notamos cuando es negativa, ya que es ésa, precisamente, la que más puede perjudicar a nuestro esquí.

Evitar el efecto negativo de este soliloquio es una habilidad mental que puede adquirir cualquiera (en contra de lo que se suele pensar) y uno de los trucos más efectivos que yo empleo es dirigir el diálogo justo hacia adonde me interesa: hacia los esquís. Cuando esquío, hablo con ellos. Hablo con ellos y, sobretodo, los escucho. Ahí es donde está el secreto del esquí eficiente.

Los esquís se expresan a través de sus reacciones, y tienen, pues, un lenguaje que solo podemos aprender sintiendo lo que hacen y lo que, en consecuencia, nos piden que nosotros hagamos. Hacia ahí hay que dirigir el diálogo interno, y concentrados en nuestra “conversación” con las tablas, evitaremos distraernos con los pensamientos negativos.

Un principiante que todavía no conoce las reacciones de los esquís quizás no va a sacarle tanto partido como un experto, pero el solo hecho de dirigir el foco de su atención hacia lo que ocurre entre sus esquís y sus pies ya va a mantenerlo concentrado en lo que está haciendo, en lugar de asustarlo con las dificultades.

No escuchar, no conectar, solo suele llevar al desentendimiento y, además nos hace presas más fáciles de los cantos de sirena negativos. Hablemos con los esquís, je, je; como es algo que se hace en silencio, nadie nos va a tomar por locos.

Carolo © 2004

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