El Complejo Nacional de Holmenkollen es una instalación deportiva que alberga uno de los saltos de esquí más impresionantes del mundo. Esta colina ha sido escenario de competiciones de esquí durante más de ciento cuarenta años, evolucionando hasta convertirse en el salto que conocemos hoy en día. En este lugar se han celebrado varios Campeonatos del Mundo y Juegos Olímpicos de Invierno. El complejo cuenta con seis colinas de salto, además de pistas de cross-country y biatlón. El salto principal y más grande es Holmenkollbakken, que tiene 134 metros de altura y una capacidad para 30.000 espectadores. Este salto ha sido reconstruido alrededor de 19 veces. Es uno de los lugares más visitados de Noruega, con un millón de visitantes cada año, y junto a Wembley y Wimbeldon, la instalación deportiva más visitada del mundo.
Debajo del salto principal se encuentra el museo de esquí más antiguo del mundo. Este museo alberga material de los orígenes del esquí noruego, así como colecciones y homenajes a las competiciones más importantes celebradas en Holmenkollen. En 2023, el museo cumplió 100 años, y con motivo de su aniversario se llevó a cabo una renovación con la intención de consolidar este lugar como la meca del esquí mundial.
Primeros años
Desde la década de 1860 se celebraban carreras de esquí en Noruega. Una de las más famosas es la carrera llamada Husebyrennet, cuya primera edición se celebró en 1879 en Ullern, Oslo. La competición consistía en una combinación de saltos, esquí de fondo y partes de slalom y descenso.
En las primeras competiciones de salto, que por aquella época rondaban los 20 metros, no se medía la longitud exacta; en su lugar, unos jueces valoraban el estilo del salto con puntuaciones del 1 al 5. Posteriormente, se comenzó a medir la longitud del salto.
Debido a la falta de nieve, la carrera, que ya estaba muy consolidada en el ámbito nacional, se trasladó a Holmenkollen, Oslo, en 1892. Esta zona era conocida por la práctica del esquí desde 1880 y se había desarrollado rápidamente gracias a la llegada del ferrocarril y su proximidad a la capital noruega, lo que permitía a los habitantes de la zona acercarse tanto en invierno para esquiar como en verano para practicar senderismo o pesca.
La competición atrajo a un total de 12.000 espectadores, que asistieron a una prueba combinada de esquí de fondo y una competición de saltos. Se realizaron en una colina que posteriormente se llamaría Holmenkollbakken, con una rampa hecha con nieve y ramas. El ganador aquel año logró una marca de 21,5 metros de longitud, alzándose con la victoria.
La colina ofrecía un acceso natural que facilitaba la ejecución del salto, y la llanura en la que este terminaba permitía a los espectadores tener una vista clara de la competición. En la parte baja del salto se encontraba un estanque artificial, el Besserudjernet, que en invierno se vaciaba y formaba parte de la colina.
La competición continuó celebrándose en el mismo lugar en años posteriores. En 1894, se mejoró la colina eliminando rocas y perfeccionando el terreno para los saltos. No fue hasta la competición de 1904 cuando se construyó el primer salto artificial de piedra, y en los años siguientes se fue excavando el terreno para hacer la colina cada vez más empinada.
Las primeras estructuras para el salto
En 1910 se construyó la primera estructura con forma de salto, de apenas 2 metros de altura, y en 1913 se levantó la primera torre de salto, con un total de 9,50 metros, utilizando andamios de madera. Gracias a esta estructura, en 1922 se alcanzó un récord de 46 metros en la longitud del salto.
La carrera seguía ganando popularidad, y el salto debía ser cada vez más grande y espectacular. En 1927 se construyó un nuevo andamio de madera, que esta vez alcanzó los 19 metros de altura. Para entonces, las competiciones se centraron exclusivamente en los saltos.
Tal era la popularidad de la carrera que, desde 1906, la familia real noruega asistía año tras año, participando en varias ocasiones el rey Haakon VII y el príncipe Olav V en las competiciones en Holmenbakken.
Las carreras, celebradas siempre en lunes, excepto el primer año, comenzaron a retransmitirse por la radio noruega en 1925, y desde entonces pasaron a realizarse los domingos.
El estanque Besserudjernet se drenaba cada invierno para formar parte de la colina y crear gradas naturales para los aficionados. Sin embargo, en 1928 hubo problemas para drenar el estanque, y a partir de 1930 se drenó por completo, manteniendo agua solo en verano.
El esquí evolucionó rápidamente en los años siguientes, y Holmenkollbakken comenzó a quedarse pequeño, como lo reflejó una encuesta realizada en 1937 a 240 esquiadores.
Con motivo de los Campeonatos de esquí de 1940, era necesario mejorar el salto. En 1938, el salto se trasladó un poco más arriba y se excavó la colina para darle mayor inclinación. Además, se inició la construcción de una nueva torre de hormigón y madera de 40 metros de altura, que se finalizó en 1939.
Gracias a esta nueva estructura, en la competición de 1939, el sueco Sven Selånger logró un salto de 62 metros, convirtiéndose en el primer extranjero en ganar la competición.
Desafortunadamente, los Campeonatos Mundiales de esquí se cancelaron debido a la Segunda Guerra Mundial, y durante los siguientes cinco años no se celebraron competiciones en Holmenkollen. Al regresar en 1946, la competición atrajo a 106.000 espectadores.
El gran impulso de Holmenkollbakken se produjo con la celebración de los Juegos Olímpicos de Invierno en Oslo en 1952. Los arquitectos Frode Rinnan y Olav Tveten reconstruyeron la torre, añadiendo debajo del salto el museo de esquí (que había sido inaugurado previamente en 1923) y un restaurante. También se construyeron gradas permanentes de madera, una tribuna para el rey, que seguía asistiendo año tras año, y una torre para los jueces.
Otro hito importante fue la celebración de los Campeonatos Mundiales de Esquí en 1966. En 1962, la torre fue ampliada hacia atrás y hacia arriba, haciendo el salto más alto y ampliando el terreno. En los años siguientes, se realizaron pequeñas reconstrucciones y mejoras, como la incorporación de iluminación en la rampa en 1977 y el cambio del ascensor de la torre en 1978.
Los campeonatos mundiales se volvieron a celebrar en 1982, y para ello se amplió una vez más la torre de salto. Además, se adoptó un sistema electrónico de medición para los saltos. El estanque Besserudtjernet fue excavado hasta una profundidad de 7 metros, y se añadieron gradas de hormigón, así como zonas para comentaristas y televisión. En 1980, se realizó el primer salto de más de 100 metros, alcanzando 105 metros, realizado por Tom Levorstad.
El Nuevo Holmenkollbakken
A pesar de que el salto lucía muy similar al de hoy en día, en 2006 se celebró un último concurso de arquitectura para su ampliación y mejora, con motivo de los Mundiales de 2011. Se presentaron 104 propuestas, y el estudio belga-danés JDS Architects resultó ganador con su proyecto titulado “El Nuevo Faro de Holmenkollen” (aunque en la propuesta original se planeaba colocar una luz en la punta para simular un faro, esta idea no se implementó).
Se destinaron 340 millones de coronas noruegas para la nueva pista, además de 241 millones para la construcción de otras pistas secundarias, como Midstubakken, cuyo proyecto fue encargado al estudio Økaw Arkitekter en colaboración con los arquitectos paisajistas Grindaker. Finalmente, el gasto total ascendió a 1,8 mil millones de coronas noruegas (150 millones de euros).
En 2008 comenzaron los trabajos de demolición. Como curiosidad, "El Diamante", la estructura que se encontraba en la parte superior del salto, se vendió en eBay por 37.300 dólares. La construcción del nuevo complejo comenzó en 2009 y finalizó en el verano de 2010.
La nueva estructura de acero consta de dos brazos que recorren todo el salto y organizan el espacio interior. Se añadieron nuevas gradas al terreno, con el estanque drenado de manera definitiva. También se instalaron un telesilla y un ascensor inclinado. El nuevo proyecto ofrece espacio para 30.000 espectadores. Debajo del salto se mantiene el museo de esquí, inaugurado en 1923, y en la parte superior se añadió un mirador para los visitantes.
El estudio de arquitectura pretendía meter una serie de pabellones dispersos en un mismo lugar. Ofreciendo zona de espctadores, vestuarios, miradores, cafeterías, zonas para jueces y entrenadores, espacio para deportistas... Además la forma de las gradas hace que los espectadores enfoquen toda su atención en el salto. Este proyecto les llevó a conseguir el Premio Noruego de Construcción 2011, Premio Europeo de Diseño en Acero 2011, y varias nominaciones a otros premios.
La carrera inaugural, disputada en esta nueva instalación, fue ganada por Rune Velta, con un salto de 141 metros. Posteriormente, se celebraron las primeras competiciones oficiales, entre ellas la Copa Continental y, finalmente, la Copa del Mundo, todo en el mismo año.
El Museo de Esquí más Antiguo del Mundo
Como hemos visto, en 1923 se fundó el Skimuseet, un museo dedicado al esquí, a sus orígenes y a su evolución. Al principio, se ubicaba cerca del Holmenkollbakken, pero con la construcción del gran salto quedó relegado debajo de la impresionante estructura.
Su importancia se vio opacada, quedando en un segundo plano bajo la sombra del Holmenbakken. Sin embargo, en 2023, con motivo del centenario del museo, se realizó una gran reforma y una renovación a cargo del estudio de arquitectura Snøhetta, un estudio que particularmente me gusta mucho.
Para esta reforma, se desmanteló un tercio del museo. Entre las principales mejoras, además del lavado de cara, se incluyó una mejor accesibilidad y una nueva entrada, que se convirtió en el elemento central de la intervención. Esta nueva entrada está cubierta por 1,207 listones de madera que rodean el exterior del museo, creando un contraste perfecto con la enorme estructura de acero y hormigón que descansa sobre él.
Estos listones de madera filtran la luz entre el interior y el exterior, y jugando con la densidad de los tablones en la fachada, se consigue un juego de luces en el interior con la entrada de la luz solar. Por la noche o en días de niebla, la luz interior se proyecta hacia el exterior a través de los listones. Además, le otorgan al edificio una identidad propia, ya que el museo había quedado desvirtuado bajo el enorme salto.
La idea de Snøhetta era capturar el espíritu del museo, y qué mejor manera de hacerlo que con estos listones de pino noruego en la entrada, simbolizando la materialidad de los esquís tradicionales. Los listones se sitúan frente a una enorme pared de vidrio de 5 metros de altura, y la fachada recuerda también a las tradicionales vallas noruegas llamadas skigard. Las tablas de madera varían en dirección y parecen deformarse en la zona de la entrada, lo que le otorga cierta relevancia y dinamismo.
En total, los listones de madera suman 4,000 metros de longitud, con piezas que varían entre 2,5 y 5 metros, añadiendo una sensación de naturalidad y un toque artesanal.
El museo está excavado en la roca, con las paredes funcionando como muros de contención. El pavimento interior está hecho de pizarra, y junto con la luz filtrada a través de la fachada de madera, se crea una atmósfera acogedora, similar a la de una cabaña. Todos los materiales elegidos para el museo, tanto los acabados como los muebles, evocan los colores y texturas de los materiales y la ropa de esquí tradicionales noruegos.
En la cafetería, los muebles están hechos a mano por Skiforeningen (la Asociación de Esquí) con madera de pino proveniente de los bosques de Holmenkollen. Esta cafetería, situada debajo del salto de esquí, está inspirada en la década de 1950, con una decoración que evoca los colores y telas turquesas presentes en los carteles de los Juegos Olímpicos celebrados allí en esos años