Comienza la recta final para terminar la temporada. En unos lugares más tarde y en otros más pronto, el sol comenzará a hacer efecto dejándonos esas pistas de nieve primavera que ya conocemos. Irónicamente, es más o menos el tipo de nieve en la que me he lesionado. Sin embargo nunca fue una nieve que me desagradara. Al contrario, siempre me ha gustado bastante y me he sentido cómoda. Aunque claro, hay nieves y nieves.
Nieve primavera, nieve papa, nieve pescadería… me da lo mismo. Al final son todas partes de un proceso de transformación que se define por el alto porcentaje de agua que la nieve acumula debido a las altas temperaturas obtenidas a lo largo de la mañana. También importante la humedad en el ambiente y las posibles lluvias. El frío o heladas de la noche, nos dejan al día siguiente zonas de nieve muy dura e incluso placas de hielo.
Lo que está claro es que es una nieve en la que se requiere una exigencia física mayor. Piernas fuertes si apreciamos nuestras rodillas. Y cuidado, que no me estoy refiriendo a esa nieve de las 11 de la mañana con una ligera capa de nieve blanda con la que uno baja tan feliz. Lo que llaman nieve crema. No no; me refiero a ese momento en que la nieve pasa de poderse deslizar a directamente engancharte los esquís. Aquí es donde comienza la aventura.
Si vamos un poco faltos de técnica no sólo nos cansaremos más rápido si no que correremos más peligro de lesionarnos. Con eso y con todo… nadie está a salvo de tener un enganchón. Y qué decir si estamos esquiando a última hora en la que las pistas están trilladas y ya sólo encontramos montones de nieve papa con zonas de nieve dura o lo que sea… nieve fea la llamaría yo, además de peligrosa. Por eso y más después de mi lesión, me apetece dar algunos consejos básicos para afrontar esta nieve con más seguridad:
1. Es una nieve pesada y frena, por lo que nos cuesta más coger velocidad. Si a eso le añadimos hacer las curvas un poco cerradas o redondeadas, inevitablemente no nos deslizamos tan fluidos y nos vemos obligados a forzar nuestros movimientos. En ocasiones tendremos la sensación de quedarnos atravesados. Solución: Giros más amplios o arcos más abiertos que nos ayudan a tener un mayor deslizamiento.
2. En estas condiciones de nieve no nos conviene presionar demasiado los esquís entre el final e inicio de las curvas. Seremos más suaves al cambiar de dirección evitando de esta forma que los esquís se encarrilen.
3. Podemos llevar los esquís más juntos, pero lo importante será repartir la carga casi por igual entre uno y otro. No tiene porqué ser al 50%, pero aproximadamente cerca de ese valor. Si apoyamos mucho más en uno, corremos de nuevo riesgo de encarrilarnos. Peor aún si hay tendencia a entrar primero con el esquí interior, pues un enganchón con éste puede hacernos mucho daño. Recordad que debemos entrar con los dos al mismo tiempo.
* El esquí interior es el que está más cerca de la parte alta de la pendiente.
4. No meter mucho los cantos. Puede que sea divertido cortar este tipo de nieve. La verdad que tiene su punto. ¡Pero cuidado! A la mínima nos puede jugar una mala pasada. Tener en cuenta que en esta nieve no se va tan rápido y no hay verdadera necesidad de meter los cantos como si estuviéramos sobre una más compacta. Mi recomendación es llevar los esquís más planos.
5. La posición es muy importante. El cuerpo no se echa para atrás… error. Probar a esquiar manteniendo una posición constante del cuerpo en la cual no extenderemos apenas las piernas antes de entrar a la curva. Se la llama posición neutra. Y siempre con una buena flexión de tobillos y rodillas.
De esta manera se intenta llevar una posición más baja en todo momento que nos ayudará a mantenernos centrados. Es decir, esquiamos encima de los esquís y no que ellos vayan por delante.
Personalmente y para acabar, a mí hay una forma de esquiar que me encanta para esta nieve. Siento que el esfuerzo es menor y que hay mucho más control. Se le denomina esquiar haciendo el cambio de cantos por flexión, aunque se le han dado más nombres. Dedicaría un artículo sólo para explicarlo pero a grandes rasgos, se trata de extender las piernas en la fase de conducción como si apartáramos la nieve hacia fuera, y luego recogerlas entre el final e inicio de la curva para posteriormente volver a extenderlas.