No será la primera vez ni la última que vamos a una clase y nos quitan los bastones. Tengo grabado en mi mente imágenes de algunas caras… ¿pero por qué me los quitas? Todo el mundo esquía con ellos, ¿por qué yo no?. Pues bien, los motivos pueden ser diversos dependiendo en qué etapa del aprendizaje nos encontremos. Pero refiriéndome al momento en el que comenzamos a controlar un poquito el paralelo, hay uno que suele prevalecer entre todos los demás: su uso inadecuado.
Cuando se aprende sobre todo por imitación, se tiende a hacer movimientos con los bastones que se alejan bastante de su verdadera utilidad, llegando a entorpecer el aprendizaje.
Digamos que en vez de convertirse en un punto extra, el clavado de bastón mal hecho se convierte en un retroceso. Por lo cual, cuando empezamos a aprenderlo es idóneo realizar una progresión sencilla, entendible y eficaz.
¿Cuándo comenzamos a aprender la clavada de bastón?
Comenzamos en el momento que aprendemos el paralelo derrapado (ver artículo Iniciación al paralelo). Hay dos opciones: introducirlo a la vez que aprendes a hacer el paralelo, o una vez que ya controlas los movimientos más básicos de éste.
Personalmente soy partidaria de la última opción. Esto es que una vez que más o menos tenemos automatizados los movimientos de piernas, cadera y tronco, añadimos el movimiento de brazos como un movimiento independiente que se une a los demás.
Yo aprendí de esta manera. Mis brazos y bastones se mantuvieron en posición adelantada y estática hasta el momento en el que derrapaba en paralelo sin dificultad. La explicación de no mover los brazos con anterioridad es sencilla: cuando estás aprendiendo a hacer el paralelo, las dosis de información son de por sí muy elevadas. Si introducimos el clavado de bastón al mismo tiempo, lo más posible es que nos colapsemos y no seamos capaces de hacer bien ni una cosa ni la otra. Yo al menos creo que no hubiera sido capaz. Démosle tiempo al asunto ya que al principio requiere de mucha concentración y coordinación. Introduzcámoslo en el momento apropiado.
¿Para qué sirve?
Como decía anteriormente, una de las cosas más importantes es entender para qué sirve.
Los bastones desde el momento en que nos ponemos unos esquís, tienen dos funciones principales:
-Nos ayudan a equilibrarnos
-Nos ayudan a desplazarnos e impulsarnos
Digamos que cuando esquiamos en cuña, los bastones no tienen una función altamente necesaria, limitándose su uso a momentos de parada y desplazamiento en llanos.
Sin embargo cuando se comienza a aprender el paralelo, introducimos el clavado de bastón y a éstas funciones se las suman otras más:
- Nos marca el ritmo de nuestros movimientos entre giro y giro.
- Nos prepara a realizar la entrada en la curva para cambiar nuestra dirección.
- Nos ayuda a extender las piernas y conseguir una posición adecuada que nos “lanza” hacia la pendiente.
¿Cómo aprender?
1. En parado
Partimos colocándonos en* posición base. Con un movimiento suave, leve e ininterrumpido del brazo y muñeca, tocamos con la punta del bastón en la nieve. Una vez hecho esto nos ayudamos ligeramente con el bastón para levantarnos extendiendo las piernas. Una vez en extensión volvemos a situar los brazos en posición de base a la vez que flexionamos de nuevo.
Es ideal automatizar este movimiento en parado para coordinar adecuadamente la extensión y flexión de piernas con el movimiento de brazos.
* Recordando la posición de base: los esquís en paralelo con una separación a la anchura de las caderas, flexionando tobillos y rodillas e inclinando el tronco ligeramente hacia delante. Cogemos los bastones de manera que las manos se sitúen por delante de las caderas y manteniendo los hombros relajados. La mirada se mantiene al frente.
¿Dónde clavamos el bastón?:La referencia más sencilla es la zona de entre las espátulas del esquí y el patín. Por otro lado, decir que en realidad no es necesario clavar literalmente los bastones en la nieve, sino tocarla e incluso sólo hacer el gesto técnico de los brazos.
2. En diagonal
Es el momento de ver cómo hemos automatizado lo anterior, pero esta vez en movimiento deslizándonos con los esquís. Buscamos una diagonal y hacemos el gesto de clavado de bastón varias veces con el brazo del exterior. Después en la diagonal hacia el otro lado.
3. Encadenando las curvas
Comenzamos a esquiar en diagonal. Cuando nos vemos preparados para girar clavamos el bastón de manera que al extender las piernas liberamos carga. Esto nos permite colocarnos correctamente en la curva y dirigirnos hacia la pendiente. Las manos deben apreciarse en nuestro campo visual en todo momento y no dejar ningún brazo atrás, es decir, los brazos deben mantenerse adelantados. Después volveremos a flexionar progresivamente para controlar la velocidad y marcar la dirección que deseamos.
Os dejo un vídeo en el que se pueden apreciar estos 3 puntos: