Esquiador: Dani Maza
Fotos: Carlos Jordán
Nivel: Iniciación / ✔ Medio / ✔ Experto
En este artículo vamos a hablar de cuatro tips que os van a ayudar a progresar en vuestro esquí, hasta el punto de que, si los ejercitáis a menudo, experimentaréis un antes y un después en vuestra evolución como esquiadores. Aparentemente no son complicados, pero ejecutarlos realmente bien tiene su miga. Hay que practicarlos con frecuencia e ir perfeccionándolos, cada uno de ellos por separado.
La mejoría al interiorizar y automatizar lo trabajado en estos ejercicios marcará la diferencia de vuestra técnica, tanto en agilidad y control del cuerpo como en velocidad e ingenio a la hora de esquiar.
El viraje fundamental
El viraje fundamental, como su nombre indica, es uno de los virajes más importantes en la técnica del esquí alpino. Y aunque pueda no parecerlo, es uno de los más complicados de ejecutar correctamente.
Si bien nace en la escuela elemental, se practica hasta la competición. La teoría es fácil de entender: se basa en un viraje de dos partes, una primera de cuña y una segunda de paralelo.
La cuña se utiliza para dar dirección y enfrentar la pendiente. Y una vez hemos conseguido esto, pondremos los esquís en paralelo y terminamos la curva, para repetir el mismo proceso en el siguiente viraje.
Este ejercicio nos ayudará a entender la posición de la cadera, entre otras cosas. Para dar dirección, para abrir esa cuña y encararnos a la pendiente, tenemos que extender la pierna contraria al lado que queremos ir y, de esa forma, bascular el cuerpo hacia el interior del viraje
Nuestra cadera debe situarse en la vertical de los pies, encima de ellos. Si vamos sentados o adelantados, el ejercicio no funcionará. Necesitamos que esté alineada con el eje de los pies. ¡Nada de sacar el culo! Se trata de coordinar la secuencia y para ello todo ha de estar en su sitio.
Os reto a que lo practiquéis, al menos, una bajada al día; veréis su fruto.
Control de brazos
Los brazos son un elemento muy importante en la técnica del esquí alpino y no siempre sabemos qué hacer con ellos. La verdad es que no es fácil conseguir que te obedezcan en todo momento, sobre todo cuando estamos esquiando rápido.
Este es un ejercicio que nos ayuda a controlar su posición y sus movimientos.
Para ejecutarlo, nos sacamos las correas y apoyamos los bastones sobre las muñecas. No hay que agarrarlos, repito, van apoyados sobre las muñecas.
Se trata de resolver este reto de equilibrio, cada uno tendrá que ajustar lo que sea necesario para que no se le caigan; y si se caen, lo volvemos a probar. Lo suyo es empezar despacio e ir aumentando la velocidad progresivamente.
Este ejercicio nos ayudará a controlar más el cuerpo y, cómo no, a mejorar nuestra técnica. Seremos más estables y más eficaces, pues al enfocar la atención en los brazos, también trabajamos el control del resto del cuerpo.
Botas desabrochadas
Aunque seamos buenos esquiadores, este ejercicio hay que hacerlo con cuidado, ya que nuestros pies no van debidamente sujetos y puede llevarnos a una lesión. Hay que elegir una pista muy fácil (en relación con nuestro nivel), a poder ser que esté bien pisada y en la que podamos trabajar a gusto; sobre todo con el control de la velocidad, para que no se nos vaya de madre.
A partir de ahí, lo que hemos de hacer es desabrocharnos las botas por completo, ganchos y cinchas, y dejar el pie libre.
Con las botas sueltas, empezaremos a esquiar de forma tranquila y progresiva. Enseguida comprobaremos que hemos de estar bien centrados encima de los esquís.
Este ejercicio nos va a ayudar a practicar la centralidad, a estar posicionados correctamente, pues será la única forma que podremos controlar los esquís. Esta sensación habrá que trasladarla luego a un esquí normal, con las botas abrochadas.
Esquiar con las botas desabrochadas es de gran ayuda para sentir y entender el camino por el que debemos construir nuestra técnica.
Levantar el esquí interior
Para avanzar en nuestra técnica, es necesario asimilar que el esquí exterior es el que nos da la estabilidad, la velocidad, el agarre (podéis repasar este artículo). Es el que nos va a sujetar, pase lo que pase, en nieves difíciles y situaciones complicadas. Por lo tanto, debemos saber esquiar sobre el en cualquier circunstancia.
Obviamente, en la ejecución de un viraje ocurren muchas otras cosas; pero este ejercicio sirve para entender cómo trabajar el vector de fuerza de manera que sólo actúe sobre el esquí de fuera de la curva, sin desviar nada hacia el esquí interior.
Para practicar el control del esquí exterior, lo que haremos será levantar el interior durante todo el viraje, enlazando con el siguiente de forma que intercambiaremos la función de las piernas: el esquí que estaba en el suelo en el viraje anterior irá levantado en el siguiente y el que estaba en el aire, bajará al suelo otra vez. Es importante coordinar esta acción justo en el momento del cambio y trabajar la conducción del viraje levantando el esquí interior.
Veréis que una secuencia efectuando virajes de este modo, en diferentes pendientes y a diferentes velocidades, nos ayudará mucho a entender qué significa el apoyo del esquí exterior y cómo mejorarlo. Cuando lo sintáis, automáticamente os notaréis mucho más seguros y por lo tanto mucho más eficaces. Ganareis confianza y ganas de ir a por más.