
Esquiador: Dani Maza
Fotos: Carlos Jordán
Nivel: Iniciación / ✔ Medio / ✔ Experto
Hace muchos años, escribí un artículo titulado "Rotación versus contrarrotación", como si ambas estuvieran enfrentadas. Durante mucho tiempo, así se creyó.
Nos ha costado comprender que, en realidad, son dos conceptos que se complementan entre sí. Para dominar ambos gestos técnicos, es esencial entender cómo y cuándo utilizarlos, ya que se necesitan mutuamente para lograr un esquí eficiente y fluido.
La rotación
La rotación consiste en acompañar con el cuerpo la dirección natural de la curva. Tiene como objetivo ayudar al esquiador a inclinarse más para, de este modo, darle más dirección a la trayectoria y también más ángulo de cantos. Una rotación eficiente aparece simultáneamente con la inclinación del cuerpo, funcionando como un complemento esencial.

Se manifiesta principalmente en el “techo del viraje” (dedicaremos un artículo a ello en el futuro), justo después del cambio de dirección. Para ejecutar este movimiento de manera rápida y eficaz, en el ápice de la curva, es crucial dominar la técnica y coordinarla con otros movimientos.
La rotación es más fácil de comprender que la contrarrotación, porque el movimiento sigue la dirección natural de la curva. En realidad, si no tenemos cuidado, es fácil que la hagamos de manera inconsciente y abusemos de ella. La rotación surge naturalmente al movernos en la dirección de la curvatura durante el viraje.
La contrarrotación
La contrarrotación es un movimiento más complejo de ejecutar y entender, pero es igualmente fundamental en el esquí alpino. A diferencia de la rotación, la contrarrotación requiere un control consciente y deliberado. No surge espontáneamente y, para realizarla correctamente, es necesario tener un control mínimo de nuestro cuerpo y una buena condición física. Sin esta base, no podremos ejecutar dicho movimiento eficazmente.

La contrarrotación tiene dos objetivos principales:
1. Finalizar la curva: en la finalización del viraje, utilizamos la contrarrotación para salir de la rotación que se ha estado ejecutando durante las fases inicial y media de la curva. En este momento, el eje de los hombros y la cabeza se orientan hacia la pendiente, lo que genera una presión significativa en el esquí exterior, proporcionando control y dirección al final del viraje.
2. Anticipación: el segundo objetivo de la contrarrotación es la anticipación. Al orientar el cuerpo hacia la próxima curva, el esquiador se prepara para el siguiente movimiento, facilitando un flujo continuo y eficiente en la sucesión de las curvas.
La contrarrotación debe adaptarse a diferentes velocidades y pendientes; para practicarla, a baja velocidad entenderemos bien cómo movernos. De igual modo, utilizar una pendiente pronunciada puede ser especialmente útil para comprender la eficacia de este movimiento de una manera práctica, ya que ofrece una retroalimentación clara sobre el control y la precisión que requiere la inclinación de la pista.

¿Cómo se complementan?
Tanto la rotación como la contrarrotación son gestos técnicos esenciales en el esquí alpino. Aunque puedan parecer opuestas, su verdadera eficacia radica en su capacidad para complementarse y trabajar juntas, facilitando la transición entre giros.
La segunda ayuda a la primera a ser más efectiva. ¿Qué quiere decir esto? Si contrarrotamos bien en el final de la curva, la rotación -justo después del cambio- vendrá de una forma natural y en el mencionado techo de la curva, puesto que el cuerpo ya estará mirando hacia la pendiente, hacia el interior del viraje.
Con la contrarrotación almacenamos energía y tensión, que liberamos en el cambio a la siguiente curva, en el paso a la rotación. Esto genera una transición más efectiva y natural, permitiendo que el esquiador mantenga el ritmo y el control de la velocidad.
CONSEJO
Para evolucionar nuestra técnica es importante entender lo que hacemos. Conocernos como esquiadores y cómo resolvemos. Hoy en día es más fácil con la tecnología: grabarse en video o tomar una secuencia de fotos nos permitirá analizar nuestro esquí.
Es importante practicar a velocidades medias y en pendientes que nos resulten fáciles, ya que es necesario tener el control de la situación para poder entender cómo debemos movernos.
Un buen recurso es acentuar el gesto con la vista, tanto para la rotación, como para la contrarrotación.
