Esquiador: Dani Maza
Fotos: Carlos Jordán
Nivel: Iniciación / ✔ Medio / ✔ Experto
Ya tenemos aquí el invierno y eso quiere decir que pronto volveremos a estar sobre nuestros esquís. En las primeras bajadas, incluso los primeros días, las sensaciones son habitualmente contradictorias: recuperamos el inmenso placer de deslizar de nuevo sobre la nieve, pero también nos sentimos algo oxidados, tras tantos meses de inactividad. Es necesario un poco de rodaje para recuperar la soltura y los automatismos en nuestros movimientos.
Precisamente de esto vamos a hablar en este artículo.
Los primeros días de esquí son una gran oportunidad para empezar “con buen pie” la temporada. Aprovechemos que nuestros sensores están adormecidos para probar cosas nuevas; no hagamos esas primeras bajadas como siempre, limitándonos a recuperar sensaciones que nos resulten familiares.
Vamos a empezar este invierno de manera diferente, buscando nuevos recursos. Ahora es cuando nuestros vicios están aletargados y podemos cambiarlos.
Hoy nos centraremos en nuestra actitud sobre los esquís: ¿rígido o fluido? ¿Estático o dinámico?
Estático
Para recuperar la confianza, en las primeras bajadas del año tenemos tendencia a retomar gestos y posiciones habituales, que nos ayudan a sentirnos seguros. Una actitud lógica, pero también un error muy común que, a menudo, va asociado a un bloqueo de brazos y tronco.
En esta secuencia, el esquiador busca desde el inicio una posición correcta de su tren superior. Pero en cuanto la encuentra, la mantiene durante toda la curva.
Esta actitud estática, esperando a que llegue el siguiente viraje, provoca que no apliquemos correctamente la fuerza sobre el esquí exterior. El esquiador se queda inclinado y rotado hacia el interior de la curva, cargando demasiado peso sobre el esquí interior, con las penalizaciones que esto conlleva a la hora de iniciar el siguiente viraje.
Dinámico
Una curva es, entre otras cosas, una sucesión de instantes desde el principio hasta el final del viraje. Y nuestros movimientos deben adaptarse, constantemente y de manera fluida, a dichos instantes. El esquiador no se puede quedar bloqueado, estático, sino que debe adoptar una actitud dinámica y anticiparse a lo que está por venir.
Tenemos que buscar que nuestra posición sea óptima en cada momento, con una postura de brazos adecuada pero no fija, prestando atención al trabajo de inclinación y angulación y efectuando una evidente contrarrotación al final del viraje.
De esta manera conseguimos transmitir las fuerzas correctamente sobre el esquí exterior y nos preparamos para estar en una situación idónea en el momento de iniciar la siguiente curva.
Es importante mantener una actitud en constante movimiento. Aplicando pequeños ajustes, cambios sutiles pero necesarios para adaptarse a lo que ocurre. No podemos acomodarnos, el cuerpo se adecúa en todo momento a lo que estamos haciendo.
Indudablemente, ¡el esquí no es un deporte estático sino dinámico!
CONSEJO
Os propongo iniciar la temporada con unas primeras bajadas que incluyan todo tipo de movimientos “sin vergüenzas”. Buscando la soltura de brazos, cadera, etc. De esta manera, además de afrontar el primer día de esquí con una actitud diferente y divertida, desbloquearemos nuestras articulaciones oxidadas por el verano y sentiremos cosas diferentes en nuestros pies.