La oferta de indumentaria de esquí disponible en el mercado es poco menos que infinita. Diseños, colores, tejidos, acabados… hay propuestas para todos los gustos y para todos los bolsillos. Respecto de esto último, la variación de precio entre una prenda de primer nivel y otra más económica puede llegar a ser muy significativa.
¿Qué motiva que su coste sea más elevado? ¿Está justificada esta diferencia? ¿Realmente se nota que una prenda top es mejor?
De la mano de Reforcer, la firma aranesa que ha hecho de la calidad uno de sus principales argumentos, hemos analizado cómo es el proceso de creación de sus equipaciones.
El diseño
La concepción de un conjunto de esquí empieza en el departamento de diseño. “Uno de los objetivos principales es buscar la diferenciación, sin perder el estilo europeo que nos caracteriza” -comenta Juan Martínez, fundador de Reforcer-. La marca cuenta con un equipo de diseño con los que da forma a sus prendas, desarrollando tanto los patronajes como la carta de colores. Un exhaustivo trabajo en el que se llegan a plantear hasta quince propuestas de un mismo modelo, de las cuales se elegirá una, a partir de la cual se definirá el diseño que finalmente se llevará a la producción.
Pero no solo se incide en el diseño sino también en el patronaje, con un exhaustivo trabajo para conseguir el mejor fitting. La estética es decisiva, pero también lo es una óptima ergonomía. El resultado es un diseño propio, “100% aranés” -remarca Juan-, auténtica seña de identidad de la marca.
En esta fase también se deciden los materiales y acabados. Reforcer emplea la mejor membrana de Toray Dermizax, fabricada en Japón, en versiones standard o stretch -elástica-. Este tipo de membrana es imprescindible en una prenda de gama alta y asegura tanto la impermeabilidad como la transpiración.
También el forro térmico es de la mejor calidad, Thinsulate o Valtherm, según el modelo. Tampoco se descuidan elementos como las cremalleras, de la marca YKK (considerada la referencia en el mercado), o detalles como los tiradores, corchetes y demás, marcados con el logo de Reforcer.
Otro detalle diferenciador es la resistencia del tejido a la decoloración, que en el caso de esta firma pirenaica es muy alta, para preservar los vistosos colores de sus anoraks y pantalones.
En este punto ya nos empezamos a hacer una idea del coste que, en diseño y materiales, tiene una equipación de este nivel de calidad…
Desarrollo y puesta a punto
Como hemos comentado, de los diversos diseños planeados se acaba eligiendo uno, sobre el que se trabajará para llevarlo a la producción. Se realiza un prototipo, que se prueba sobre el terreno por los especialistas de la marca con intención de detectar posibles mejoras y correcciones. Se evalúa su estética y su ergonomía, los sistemas de ajuste -capucha, mangas, cintura-, el funcionamiento de velcros, cremalleras… todo tiene que funcionar a la perfección y en cualquier condición meteorológica. Si es necesario se introducen cambios en nuevos prototipos, hasta que se aprueba definitivamente el diseño.
Al respecto, el patronaje y la configuración de una prenda de esquí de alta gama dista mucho de otra de nivel medio. Es un “puzzle” milimétricamente pensado y meditado para cumplir funciones determinadas. Un anorak de Reforcer puede estar compuesto por hasta cuarenta y cinco elementos diferentes, entre piezas de tela, cremalleras y demás accesorios.
En la validación de la prenda intervienen los diseñadores, los patronistas y también los esquiadores que hacen las pruebas sobre el terreno, además del propio Juan Martínez. Un círculo de expertos, cada uno en su materia, que aportan sus impresiones acerca de la estética y de la funcionalidad.
La fabricación
Una vez que los prototipos son testeados y aprobados, se llevan a la cadena de producción.
Reforcer fabrica sus prendas íntegramente en Europa, lo que le permite controlar directamente todo el proceso, garantizando el standard de calidad de la marca y minimizando la huella de CO2 al reducir considerablemente el impacto en transporte.
Nada se deja al azar. Las distintas piezas toman forma mediante la precisión del corte láser, lo que permite la confección al milímetro; se efectúa de manera artesanal, a cargo en su mayoría de costureras profesionales especializadas en prendas de esquiar. Las numerosas piezas que componen cada prenda hacen que este proceso sea muy complejo.
Para el cosido se utiliza hilo de alta calidad, que proporciona resistencia. Aquí entra el juego el termosellado, una tecnología inexcusable en las prendas de esquí premium, que garantiza la impermeabilidad de las costuras. La fábrica debe tener la maquinaria y la experiencia para que las uniones queden perfectamente selladas contra las inclemencias meteorológicas.
Queda, por último, el control de calidad. Desde el centro de producción se envían las prendas a la oficina de calidad. En el caso de Reforcer se chequean todas prendas, una a una.
Tras la verificación se coloca el etiquetado, se protegen individualmente y ya están listas para la distribución a los puntos de venta.
El resultado
Un traje de esquí de gama alta es más caro que otro de gama inferior. En algunos casos bastante más caro. ¿Qué obtenemos a cambio?
En primer lugar, una mayor duración, que sin duda incide en la amortización de la inversión.
Por otro lado, “sienta mejor”: el intenso trabajo de patronaje y puesta a punto sobre el terreno mejora la estética, pero también la ergonomía. Una de las virtudes de una prenda de gama alta debe ser su comodidad.
Y no solo en los movimientos, sino en su capacidad de aislamiento y transpiración. Aquí entra en juego, por un lado, la calidad de los materiales, su eficiencia térmica, transpiración e impermeabilidad, que dan como resultado calidez, pero no calor. Por otro, los múltiples paneles que la componen están estudiados para que cumplan sus respectivas funciones (aislamiento, protección, transpiración…).
Finalmente, los diversos elementos de ajuste, las cremalleras, bolsillos, ventilaciones, etc. permiten una adaptación individualizada que ayuda a que el equipo nos siente como un traje hecho a medida.
¿Vale la pena pagar más por una equipacion de gama alta? Es algo que debemos responder cada uno de nosotros.