Segundo finde seguido subiendo a los Pirineos. Está la cosa imposible en el Sistema Central así que toca meter los bártulos al coche y tirar kilómetros. Esta vez el destino era Astún y Candanchú. Estaciones hermanas, en un entorno privilegiado y que siguen luchando por destacar entre las estaciones de tamaño medio.
El sábado tocó Astún, una estación que tenía muchas ganas de visitar ya que había estado en ella de pequeño y tenía vagos recuerdos. Lo primero que me llamó la atención es que es una de esas estaciones sin pérdida. En las que abajo, es abajo, no hay forma de perderse. Todo confluye en el mismo fondo de valle y eso viene muy bien para familias y grupos.
Estuve probando los Majesty Rogue, unos esquís más tirando a freeride/freestyle que pisteros, pero me sorprendí de lo bien que se defendían en pista. De hecho estuve probando el Carv y subí bastantes niveles en distintos ejercicios.
Tuve la oportunidad de ver como funciona un telesilla desembragable por dentro, tanto la cabina donde se encuentra el cerebro del telesilla como la sala de máquinas, donde está el músculo que mueve todo el remonte. Me impactó lo limpio y ordenado que estaba a todo. Incluso un minitaller que tenían para arreglos sencillos.
Me gustó especialmente el park de la estación, con saltos y módulos de dificultad variada, para todos los públicos. Pero sobre todo con un personal del park muy involucrado con mantener la seguridad. Practicamente paraban a casi todos los esquiadores para explicarles las normas básicas y funcionamiento del park.
En resumen. Un sábado muy entretenido, en el que aprendí cosas nuevas y (re)descubrí una estación que me encantó. Mucha variedad de pista, y mucha posibilidad de fuera pista. Una pena no haberlo pillado con nieve reciente.
Para el domingo tocaba Candanchú, una estación que el año pasado me había dejado encantado con sus pistas de más dificultad y lo divertido de sus fuera pistas muy sencillos de controlar desde las sillas.
Me quedé con ganas (otra vez) de asomarme al tubo de la Zapatilla, pero esa noche había llovido y helado, y sinceramente no me apetecía meterme en un tubo de Bobsleigh simplemente por el hecho de hacer una bajada mítica. Ya tendré más ocasiones.
En resumen, un finde con buenas e intensas bajadas y nieve mucho mejor de lo que me esperaba. Lo cierto es que estas dos estaciones, si consiguieran unirse serían competencia directa para cualquier gran estación del Pirineo. 100Km de pistas, con zonas de freeride impresionantes y sobre todo, muy cerca del centro de la península, con número de esquiadores potenciales enorme, esperando a tener otro gran dominio a tiro de fin de semana.