Estamos todos ya empezando a mirar en el calendario cuanto queda para que llegue el frío y se nos está empezando a hacer eterno. Los primeros meses de canícula se llevan bien, los recuerdos de la temporada están frescos, todavía tenemos fotos en la recámara que colgar y en general nos apetece un poco el cambio de aire. Pero estamos a mediados de Agosto y las noches se empiezan a hacer interminables.
Hay que buscar la manera de refrescarse y para los que tenemos la playa a más de 400km en cualquier dirección las soluciones creativas nos resultan hiperatractivas. Como este año está la nevera cerrada por reformas, he buscado una solución parecida, pero distinta. Me he acercado por fin al Wakeboard Center Madrid que está en Los Angeles de San Rafael (Segovia). Me hace gracia porque (peaje mediante) tardo menos en llegar que a cualquier estación de esquí, solo 50 minutos.

El embalse está bastante escondido, practicamente hasta que estás en la orilla nada hace sospechar que en un entorno tan seco pueda haber un valle tan cerrado y con toda la infraestructura montada para ser un parque acuático seminatural. Hay hoteles alrededor, terrazas, piscina y todas las actividades de agua que os podáis imaginar. Además del cableski tienen motos de agua, flyboard, stand up paddle, piragüas, hinchables, flying boards. Casi cualquier cacharro que se uso sobre el agua, allí tienen uno.

Yo iba principalmente con la idea de hacer esquí acuático, que es lo mío. La progresión natural que te recomiendan es hacer un poco de kneeboard para acostumbrarte al cable y al recorrido. Vas de rodillas y resulta muy estable y fácil para aprender y manejar las curvas, la salida etc.

Posteriormente puedes pasar a los esquís, sin que tenga ningun coste extra. Mentiría si dijera que lo encontré extremadamente fácil. Las primeras vueltas me movía muchísimo, y es porque estamos acostumbrados a la bota de esquí que nos permite corregir y movernos con las rodillas. Aquí está todo en el tobillo. Los esquís de aprendizaje nos sujetan poco, por seguridad, y todo tiene que salir de la planta de los pies. Creo que la sensibilidad que coges en 3 o 4 vueltas es enorme. Me parecía muy similar al típico ejercicio de esquiar con las botas sueltas.

Una vez que te encuentras seguro, lo normal es empezar a hacer giros debajo del cable. Vas aprendiendo cómo no puedes perder tensión en ningún momento con el cable y cómo hay que ir ajustando la velocidad haciendo giros. Vamos, igualito que un descenso controlado en cualquier pendiente nevada. Además, el hecho de no poder derrapar hacer que todo fluya como cuando esquiamos nieve polvo, a base de movimientos progresivos, pero que no tienen que ser suaves, se puede ir carveando fuerte de lado a lado y girar rápidamente.

En general me lo pasé muy bien, pero los antebrazos los tenía demasiado cansados para probar el wakeboard. Creo que lo dejo para la próxima vez. Casi agradecía la cola para poder descansar entre ronda y ronda. Yo cogí el pase de medio día, que vale de 11 a 15 y sinceramente no creo que hubiera podido darle mucho más por la tarde, creo que para aprender unas 15 vueltas que fue lo que di yo es suficiente. De todas formas me quedo con ganas de volver este verano, quiero probar el wakeboard y quizás acercarme a alguno de esos módulos de freestyle que tienen por el recorrido.
Como siempre os dejo con el vídeo que grabé.