Cualquiera que sepa un poco sobre mí y sobre mi blog sabe que me gusta el freestyle. Soy de los que piensa que una estación sin snowpark es una estación a medias. Partiendo de esa base voy a hacer un pequeño repaso nostálgico y después reflexionar sobre el periodo de gloria del freestyle, su caída y por qué parece que está resurgiendo de sus cenizas.
Alrededor del año 2000 pasé una mala racha con el esquí. Había participado en competiciones de alpino, incluso llegué a ir a un campeonato nacional pero no tuve mucho éxito. No era lo mío. Me gustaba la velocidad pero odiaba pasar palos. La sensación de tener que girar justo donde estaba la peor nieve de toda la pista me hacía sentir extraño. A mi el esquí me gustaba, pero no de esa manera. Pensaba que la competición de alpino era lo máximo del esquí y a mi no me gustaba, por lo que me pasé al snowboard durante unos años.
No tardé mucho en descubrir a algunos locos de San Isidro (mi estación habitual) que empezaban a poner barandillas de obra o tubos de PVC en zonas fuera de las pistas y a pasar por encima. Incluso a veces los conductores cómplices de las máquinas construían pirámides de nieve en las que se podían hacer saltos mucho mejor que en las bañeras. Con el snowboard me veía falto de nivel, pero entonces fue cuando descubrí, en una tienda local los que serían mis primeros esquís de Freestyle.
Alrededor del 2005 el freestyle ya estaba completamente de moda en Norte América y empezaba a llegar a Europa, muchas marcas querían parte del mercado que Salomon con su famoso modelo 1080 había abierto y empezaban a aparecer esquís como el Volkl Dogen o K2 Public Enemy en tiendas de la península. Los parks empezaban a ser más comunes y las estaciones se animaban a comprar módulos. Aunque luego dejaran el mantenimiento a cualquiera que pasara por allí.
Entre 2008 y 2013 no había evento de nieve que se precie que no tuviera una competición de jibbing en la que con un poco de snowflex (o cesped artificial), un par de cajones y un montón de chavales motivados se montara una competición con algún premio o sin el. Pero donde lo importante era hacer algo diferente. Yo recuerdo participar en el Nevaria Jibbing contest, donde la feria de nieve, a pesar de ser muy modesta, conseguía el dinero del ayuntamiento para poner un andamio, dentro del polideportivo unos años, en la plaza del pueblo otros, donde poder hacer freestyle igual que un park.
En los eventos de más nivel incluso se traía nieve de pescadería para dar un poco más de ambiente. Un evento increíble que recuerdo fue el Cab5 Jibbing Contest en Oviedo. En mi ciudad! Habían montado un park en el parque donde jugaba de pequeño, modulos, nieve, gente de mucho nivel (y otra de menos) ripando al lado de mi casa. Este evento aparecía en el programa de fiestas de la ciudad como cualquiera de los conciertos o desfiles.
Llegó a aparecer un circuito de competiciones, el Nissan Freestyle Tour que intentó aprovechar el tirón de esta modalidad pero alrededor de 2014 ya apenas quedaba rastro de estos eventos. No había sponsors, no había clubs demandando competiciones y los parks, antes mantenidos por el buen esfuerzo de los riders comenzaban a quedarse abandonados a su suerte en muchas estaciones. El Freeride era el nuevo oro y las marcas lo sabían.
Durante los últimos 5 años, la mayoría de compañías han ido paulatinamente reduciendo el número de modelos de freestyle y aumentando los de freeride. Era difícil saber las diferencias entre tantos modelos de park antes, igual que lo es ahora entre los modelos de powder.
A pesar de reducirse mucho el número de riders, los parks se quedaron ahí, al menos en muchas estaciones de tamaño medio/grande. Los shapers (gente que mantiene el park) se profesionalizaron. Los jueces se formaron y se titularon cuando las federaciones establecieron las estructuras. Solo faltaba el último punto, los clubs y la cantera.
Desde hace 2 o 3 años he visto como crecían clubs como Freexki en esquí o Funbox de snowboard, centrados en Freestyle. Otros clubs clásicos de alpino empezaban a ofrecer secciones de free. Se intentaban organizar tímidamente eventos como el Revolution Freestyle Open, y se nos animaba a participar a muchos de nosotros, que tenemos nuestros twin tips, pero que no hemos competido en esta modalidad nunca. El freestyle para gente como yo es símplemente divertirse con amigos, la competición es interna, con uno mismo, simplemente para sacar nuevos trucos. Además en muchos casos nos conocemos y sabemos qué trucos sacamos y cuales no, por lo que al final nadie se apuntaba ya que sabíamos que no ibamos a ganar.
Ahí es donde juega un papel super importante la cantera y los esquiadores de club. Que ven la competición como un evento más dentro de la dinámica del club. Donde ese día, en vez de entrenar, se compite. Importa el ganador, pero no tanto. Lo bueno es crear esa sensación que siempre he visto en las carreras sociales de los clubs. Donde el resultado es lo de menos, donde todo el mundo participa y da lo máximo de si mismo, y eso es algo esencial en la competición, incluso a nivel amateur.
Lo que vi durante el domingo pasado en la Freestyle Revolution Open en Madrid Snowzone me dio esas sensaciones. Muchísimos participantes, algunos muy pequeños, esperando su ronda y concentrados en hacerlo lo mejor posible. Además del Open, hubo competición oficial Junior FIS, por lo que la caché del evento fue todavía mayor.
Mi opinión es que el freestyle está en auge de nuevo, creciendo poco a poco esta vez pero con mejores cimientos: con clubs con mucha cantera, apoyo de federaciones e inversión en parks por las estaciones. Quizás no veamos un campeón de copa del mundo de slalom español nunca, pero ¿por qué no uno de slopestyle?
Os dejo el vídeo que grabé el domingo pasado con imágenes del evento. Os animo a compartirlo con todos los que creáis que les pueda interesar este tipo de competiciones o busquen clubs alternativos a los de siempre.