No soy muy dado a este tipo de posts más personales, pero me ha parecido interesante explicar cómo grabo y lo que supone un viaje de esquí cuando voy con idea de grabar como objetivo principal.
El puente de diciembre venía siendo una pequeña tortura para mi los últimos años. Ver como todo el mundo de cerca del Pirineo empezaba la temporada y disfrutaba de los primeros giros, mientras yo me quedaba en casa muerto de envidia. Este año, en previsión de las nevadas que venían decidí improvisar un viaje, yo solo, a la estación francesa de Peyragudes. Sin distracciones, tenía muchos trastos que probar.
Con la nevera cerca, yo me pongo los esquís todos los meses del año, pero subir a un telesilla al aire libre y empezar a ver pistas y gente bajando es algo especial. El día se presentaba bien, sol a ratos, algo de nubes, poco viento y nieve buenísima en pistas casi vacías. Día perfecto para probar el Karma (dron) en la nieve por primera vez. Después de unas bajadas, primera pasada por el apartamento a coger el dron.
No elegí el mejor sitio para despegar. El dron tiene una limitación de 120 metros de altura, a partir de la altura a la que se encuentra el mando, independientemente de lo cerca que tenga el suelo en el dron, por lo que no pude superar apenas la cresta y grabar ambos lados de la montaña. Despegar de un punto elevado permite volar hacia abajo sin limitación por la ladera de la montaña con lo que tienes mucha más libertad de movimiento.
Además del dron, quería probar el Karma Grip (estabilizador) para mi nueva GoPro (Hero 6), que no había usado todavía en la nieve. Tengo que reconocer que las imágenes que graba cuando te lo colocas en el pecho están tan estables que parecen irreales, es curioso cómo nos hemos acostumbrado al tembleque de los vídeos subjetivos, y esa suavidad extrema les quita realismo. De todas formas, me quedo con la sensación de que la nueva cámara graba un audio impresionante. Al ir resguardada en el pecho apenas graba ruido.
Al acabar con el dron, vuelta al apartamento a cambiar el equipo. Estuve probando mi nueva cámara (Panasonic GH4) y trípode (Manfrotto Befree Live) para ver que tal graba en montaña e ir viendo las mejores opciones para grabar en un entorno tan difícil como es la nieve a nivel de luz, balance de blancos, temperatura etc.
El viernes amaneció nublado y lloviendo en cotas bajas. Un día para grabar poco y esquiar más, que también se agradece. A pesar del tiempo complicado, me junté con otros foreros con los que había estado cenando la noche anterior y pudimos hacer unas cuantas bajadas hasta estar empapados. La previsión para el sábado era buena, y tenía muchas cosas que volver a probar después de haber visto los primeros resultados.
Tardó en abrir el día, y mientras lo hacía, seguía entreteniendome probando la GoPro a 240fps para grabar super cámara lenta estabilizando las imagenes con el Karma Grip. En cuanto se fueron las nubes, me fui a por el dron y esta vez sí que pude grabar unas imagenes impresionantes. Despegando desde la zona más alta se pueden grabar las crestas de la montaña y se puede descender grabando las bajadas de otros esquiadores.
Una vez guardado el dron, tocó volver a sacar la cámara y grabar distintas zonas de la estación para poder hacer el análisis, que publicaré próximamente. Al final del día, entre las dos cámaras y la grabadora de audio, unos 60Gb de material que condensar en un vídeo de pocos minutos.
A veces medito sobre por qué me dedico a grabar tanto y no sólo a esquiar. Quizás sea por necesidad de exhibición, o por afán de contar y enseñar cosas como mi familia, que son todos profesores. Creo que la motivación es más simple. Siempre he disfrutado grabando y editando, el hecho de publicar contenido cada vez para más gente hace que me meta presión suficiente como para mejorar y hacer vídeos cada vez mejores, que me gustaría ver si los hiciera cualquier otra persona.
Y por supuesto, os dejo con uno de los vídeos que saldrá de estos magníficos 3 días de esquí y grabación.