Sierra Nevada!

Pues como ya habíamos cerrado la temporada dos veces y no hay dos sin tres, decidimos irnos a Sierra Nevada, a ver por qué razón la gente disfruta tanto de esa estación en primavera. Nunca antes había estado.

Ya sabéis cómo son estas cosas: ves la posibilidad, lo hablas un poco, apenas lo piensas, te subes en el coche y te plantas en Granada. Total, ¿qué son 896 kilómetros o casi ocho horas de viaje si tienes la posibilidad de esquiar en buena compañía?

Tengo la suerte de tener una familia que viaja muy bien, no se nos hizo muy largo, aunque parezca mentira.

La compañía.

Cuando te metes en un viaje de estos, que tiene mucho kilómetro y poca nieve, lo fundamental es que la compañía valga la pena. Como se dice en mi pueblo: "fundamental conocer al personal". Yo sabía con quién iba, pero aún así te puedes llevar sorpresas. Y en este caso la sorpresa ha sido para bien. Un grupo muy sano, con muchas ganas de esquiar. Con muchos conocimientos de esquí y de material. A mí, que me gustan los dos temas, me han dado varias lecciones de las dos cosas, lo cual agradezco, porque me gusta aprender y algunas de las cosas que he aprendido no es fácil que te las enseñen.

Además, como personas, me han parecido majísimos todos, aunque ya los conocía, en profundidad y con más convivencia, todos mejoran.

Encima, y para mi sorpresa, fuimos encontrando foreros, y encima foreros con “solera”. Con algunos ya contábamos, pero otros aparecieron. Siempre es bueno estar con gente de Nevasport.

El material.

Conociendo lo “friquis” que son mis compis de viaje, y sabiendo que pruebo todo lo que puedo, pusimos bastante cuidado en el tema del material.

En este aspecto juega un papel fundamental Iván Bessón, jefe de Patrick Sport. Hasta el último momento pensábamos que iba a venir con nosotros, pero el deber familiar es el principal, y se tuvo que conformar con apoyarnos moralmente y dejarnos probar material. No escatimó en absoluto.

En mi caso estoy especialmente agradecido al trabajo de Iván porque le mandé los boreas desde Barcelona para que me los repasara de cantos y suela. Como me han hecho ya muchos esquís sabía que el resultado valdría la pena, y así fue. También tengo que agradecer a Claudio, que trabaja en Patrick Sport, que me los bajara hasta Sierra Nevada, junto con otro montón de esquís.

Una muestra del material probado estos días

En definitiva, para esquiar estos días bajamos entre material propio y el aportado por Patrick Sport catorce pares de esquís para seis personas. No está mal. En otra entrada del blog trataré de contar mis sensaciones con el material que pude probar. Solo os adelanto una cosa: todo va muy bien.

Primer día

El primer día de esquí empezó algo más tarde de lo esperado. A pesar de que yo madrugué bastante y de que estaba preparado a primerísima hora.

Las dos primeras personas conocidas con las que me encontré fueron estos dos grandísimos esquiadores y formadores que estaban haciendo el Camp de Nes, una excelente opción para aprender y mejorar a todos los niveles.

Mis compañeros se presentaron todos con esquís pepinos, a destacar los de gigante de Claudio y Enma. Pero todos con muy buen material. Yo esquié con los boreas, aunque estuvimos probando un poco de todo. Fue una mañana movida, saludando a mucha gente, al forero Guillebueno, a Danito, a Pepe Nevasport con Cristina, Paben y otro miembro de “Los Limitados”. También andaba por allí Coto, que no se pierde una.

Tuve el placer de encontrarme con Edu Pajares, de Freeride Baqueira, con el que charlé un rato. Había gente con un nivelazo de esquí poco usual, chavales pasando palos, los chicos de la escuela de Illiberis con Gorka Miñón a la cabeza. Hubo una bajada, no sé si a una pista que se llama "La Laguna" en la que la gente esquiaba de escándalo. Por cierto que vimos a Paben y compañía esquiando sobre piedras, algo he visto en un video...

Por lo visto desde aquí se puede ver el mar, pero había unas nubes bajas que no nos dejaban. En cualquier caso valía la pena acercarse a mirar desde aquí..Grupo de foreros. Estos días dejamos el "modo material" y el "modo cotilleo" a un lado... Bueno, a ratos..

Preciosas vistas en Sierra Nevada, por lo que me han dicho los locales no la he conocido en sus mejores horas. Pero aún así me ha encantado.

Justo antes de acabar el día nos encontramos con otro grupo de foreros. Jairo no se pierde ninguna, ya lo conocéis. Se recorre la Península cerrando estaciones.

Se me pasó la mañana enseguida, si la nieve hubiera aguantado más y el reloj no hubiera corrido tanto, me hubiera quedado mucho más. Pero bajé con Danito hacia el parking, un tío majo y un buen esquiador, una alegría haberlo conocido. Llegué a punto de comer. Perfecto.

Turismo

En la primera tarde de turismo por Granada me llamó la atención la belleza de la ciudad y la vida que tiene. Se celebraban “Las Cruces”, y la gente estaba de fiesta. Las mujeres iban muy arregladas y la juventud estaba en la calle, no hay nada como una ciudad bonita en fiestas. Había muchísimas mujeres guapas y bien vestidas, las chicas jóvenes guapísimas, los chicos también, supongo, pero me fijé un poco menos.

Es difícil atender a todo lo que te ofrece Granada, por un lado están los edificios y las calles. Por otro la gente, la vida que hay, la alegría que se respira, al menos en esos días, la fuerza de la juventud, la tradición de las Cruces. Todo te envuelve a la vez, te llena, te sientes vivo.

Tras un viaje tan largo como tuvimos el día anterior, con una noche de muy poco sueño, después de una jornada de buen y abundante esquí, con infinidad de emociones buenas en tan poco tiempo, cansancio acumulado, ganas de conocer una ciudad que hasta el momento nos ofrecía un aspecto impresionante, la alegría de ver disfrutar a la familia y el poder enseñarles cosas de nuestra historia, lo que más me llamó la atención, y me produjo un recuerdo que supongo que será imborrable en mi memoria, fue totalmente inesperado.

Entrábamos a una plaza en la que está una de las puertas de la Catedral, un monumento impresionante. El solo hecho de llegar hasta allí ya es digno de recordar, con tantos edificios históricos, con ese cielo azul con una luz tan viva, con unos olores tan característicos por las tiendas de especias, con el murmullo de tanta gente, y de entre todo el ruido sobresalía la música de un cuadro flamenco.

Nunca le he prestado atención al flamenco, supongo que al no estar en mi ADN y no tenerlo cerca es algo que nunca me ha llamado. Como todo el mundo, he visto lo más comercial, lo que “sale por la tele”. Pero el sonido de los tacones y los jaleos que se oían nos hicieron parar y atender. En seguida el espectáculo cautivó a mis hijos, que rápido se pusieron en primera fila. Yo observaba desde atrás, o sea, que no veía nada, y mientras echaba alguna foto al pórtico de la catedral y me fijaba en al gente, en su mayoría turistas como yo, escuchaba sin mucho interés.

Poco a poco me entraron ganas de ver realmente qué estaba pasando. El taconeo, las palmas, la guitarra, todo sonaba bastante bien.

De repente se hizo el silencio y se oía bastante murmullo de la gente, no sabía si se había acabado, pero le hice gestos a mi mujer para irnos, ya llevábamos un rato y teníamos mucho que ver. Me hizo gestos para que me fijara en los niños, de allí no los movía nadie.

Y una voz suave y hermosa de mujer rompió el silencio que se oía por encima de los murmullos. No sé qué pasó, pero me atrapó al primer segundo, no sé si estaba cantando algo alegre o algo triste, porque su cara estaba sonriendo y el gesto era dulce, pero la voz era tan triste que me conmovió por dentro. La voz se oía, pero era tranquila, no gritaba aunque sonaba limpia y suave con una tristeza desgarradora, pero su cara seguía sonriendo y los gestos de sus manos y la expresión seguían siendo dulces. Los ojos no, los ojos los tenía tristes, muy tristes. Pronto sonaron unas palmas, y en seguida un chico empezó a bailar taconeando al compás, acompañaba una guitarra. La voz seguía oyéndose, pero ahora formaba parte de un todo y ese todo era un conjunto increíblemente armónico de palmas, taconeo, brazos, piernas, guitarra, voz, explosión de fuerza, melenas a un lado y a otro, sudor, colores, arte en los muros de la catedral, sol radiante en el cielo y los ojos más tristes que he visto nunca en una mujer. Realmente estaba conmovido, la gente parecía no respirar y el chico del taconeo estaba haciendo un derroche tremendo de fuerza y energía, hasta ese momento yo no sabía que también se aprovechaban las manos para hacer música golpeándolas contra su propio pecho y sus muslos. No sé qué historia se estaba contando allí, pero sin duda era dolorosa.

Al poco terminó, en el límite de mis fuerzas que se debatían entre las lágrimas y el aplauso gigante. Realmente no sé que pasó allí, pero fue un momento mágico.

Pronto la chica que había cantado dijo unas palabras de las que no oí casi ninguna excepto las últimas: “gracias al flamenco, gracias a la vida”. Y a continuación empezaron a tocar las palmas, a cantar, a sonreír, a taconear, la guitarra se volvió alegre y todo el cuadro cambió de repente. Ahora todos sonreían, los gestos eran mucho más ágiles, graciosos, fuertes, y de repente todo se volvió alegría. El cambio fue tan rápido que a mí me cogió por sorpresa, todavía tenía un nudo en la garganta cuando mis pies ya estaban bailoteando. Hice gestos a mi mujer y tuve que insistir para que me hicieran caso los niños que estaban “echando en la gorra” y nos fuimos. Quise mirar por última vez a la chica de los ojos tristes, su expresión era de fiesta, su cuerpo se movía al compás de una música festiva y sus ojos, sus ojos eran ahora vivos y alegres, se movían divertidos, como sus hombros, sus manos dando palmas, la cintura y la cadera al compás de los pies. Por un momento cruzó la mirada con la mía, y no lo puedo decir con seguridad, pero estoy seguro de que me sonreía.

Llegamos al hotel muy pasadas la una de la mañana, tras visita nocturna a La Alhambra, otro placer para los sentidos, pero ¿qué no lo es en Granada?

Segundo día

El segundo día de esquí comenzó como el primero, de nuevo me encontré con Nes y un par de sus alumnos. También con Javi, el chico de mi pueblo con el que me encontré el primer día, y, por fin, con Claudio y Enma. A ver qué esquís llevaban: SL. Sendos Blizzard, yo seguía fiel a los boreas. Todavía quedaba mucho por saber de ellos. El resto de equipo nos esperaba ya en pistas. Se había incorporado el forero Guillebueno, al que ya habíamos saludado el día anterior.

Fue otra buenísima mañana de esquí, la nieve estaba peor que el primer día, hacía bastante calor y nuestro elemento preferido mermaba por momentos, sobre todo en calidad. Aún así alguna pista se mantenía en bastante buen estado.

Mientras hacía una llamada de teléfono y Claudio probaba los boreas, vi esquiar a Nes haciendo un ejercicio de demostración a su grupo de alumnos. A lo largo de la temporada ves esquiar a mucha gente, pero no es fácil ver a esquiadores como Nes. Espectacular. Aquí os dejo una foto de estos días, aunque no de ese momento en concreto.

Llegó un momento en el que la nieve se puso demasiado pesada, quizás peligrosa, y nos acercamos a la zona de los bares, lavabos y el telecabina. De nuevo me sorprendió la música, “Eva María se fue buscando el sol a la playa”, ¡Increíble! No sé si siempre será así, pero allí había diversión, más que en una estación de esquí parecía que estábamos en una zona fiestera de la costa, con un sol radiante, algunos esquiadores en bañador, muchas chicas en tirantes, “con su maleta de piel y su bikini de rayas”, de nuevo el buen rollo entraba solo en el cuerpo. A pesar de estar bastante cansado daban ganas de bailar, pero en lugar de quedarnos allí nos bajamos a una de las terracitas de Pradollano, donde echamos un buen rato de refrescos, cervezas y tapas con todo el grupo, Guillebueno y su amigo.

De nuevo por la tarde la familia y el turismo me reclamaban, pero primero un buen baño en la piscina con los niños iba a ser el mejor reconstituyente para el cuerpo maltrecho de este pobre turista del esquí, que llevaba un palizón terrible encima pero que no podía parar ni un minuto a descansar.

Y si el día anterior Granada me pareció mágica, en este segundo día me iba a parecer fantástica. La visita el barrio del Albaicín en los días de Las Cruces, con la juventud disfrutando de la vida y de la fiesta, con ese sol de nuevo embelleciendo todavía más algo que de natural es tan bonito, con una gente tan agradable y tan dispuesta, convirtieron lo que podía ser un martirio para mis pies y mi cuerpo en algo sumamente agradable y que ya estoy deseando repetir.

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Tercer día

El tercer día de esquí empezó con la noticia de que Juanlu y Erica no esquiaban, Jorge nos acompañaría hasta las 11, Claudio y Enma estaban dispuestos a quedarse hasta el final y yo no quería perder ni un minuto de esquí. Subí lo antes posible, y, como en los días anteriores de nuevo encontramos a Nes y el grupo del Camp haciendo los pertinentes, y muchas veces olvidados, ejercicios de calentamiento.

La verdad es que siendo el forfait gratis en este último día de la temporada en Sierra Nevada, pensaba que la afluencia de gente sería masiva, pero no fue así. Además, el viento había obligado a cerrar una parte de la estación, pero nosotros estábamos dispuestos a esquiar todo lo posible. Entre bajada y bajada me presentaron a Antonio Coppel, Presidente de la Federación Madrileña de esquí y competidor en activo, la verdad que un espectáculo verlo esquiar, y un chico muy majo. Estuvo muy atento dándome unos consejos sobre material y, sin duda, lo tendré en cuenta en el futuro.

Poco más tarde Jorge tuvo que marcharse y me quedé con la pareja “racing” del fin de semana. También me estuvieron dando consejos para mejorar esquiando y hablamos mucho de material, me llevé una clase magistral de esquís y botas a la vez que me indicaron cómo esquiar mejor. ¿Qué más se puede pedir? Pues como toda situación es siempre susceptible de mejorar, nos volvimos a encontrar con Jairo y compañía, e hicimos la penúltima con ellos. No está nada mal terminar la temporada así.

Lo mejor del día, sin embargo, todavía estaba por llegar. Quedé con Carolo para saludarle en la tienda Illiberis, seguramente conocida por todos vosotros. La verdad es que me sorprendió la tienda, con muy buen material y muy bien atendida por Juan Luís, que me dio en diez minutos otra buenísima clase de construcción de esquís.

Mientras íbamos por la calle a tomarnos un refresco y una tapita, todavía nos encontramos con Jairo de nuevo, en esta ocasión estaba en calzoncillos cambiándose de ropa para salir de viaje. Yo pensaba que ya lo había visto todo en Granada, pero no, lo de Jairo me pilló por sorpresa. Carolo sí que estuvo rápido y le echó una foto. Qué buen rollo hay siempre con la gente de Nevasport, aunque sigo algo aturdido con la imagen de Jairo. :-)  

Pues la charlita con Carolo un placer, hablamos de todo un poco, pero lo más interesante para mí es saber cómo son sus planes de trabajo a corto plazo. Camps de verano. Desde luego, me parece la mejor opción para aprender y reciclarse con el esquí. A ver cuándo se dan las circunstancias y me puedo apuntar, porque me parece una suerte poder hacer un “camp” así.

Todavía me dio tiempo de pasar por Nivalis y saludar a Javi Conde. Llevo siguiendo sus andanzas mucho tiempo ya y me apetecía conocerle. Nivalis también me sorprendió, una tienda muy grande con mucha exposición de buen material. Javi es un figura, sabe latín de material y del mundo del esquí, de nuevo me llevé una buenísima clase y un montón de consejos.

Al llegar al hotel la piscina era necesaria, de nuevo bañito con los niños y preparar la tarde de turismo. Al día siguiente salíamos con destino a Barcelona pasando por Madrid a conocer a mi nueva sobrina. También dio mucho de sí la última tarde en Granada, pero ya no os aburro más.

Agradecimientos

Como resumen de todo puedo decir que mi experiencia en Granada y en Sierra Nevada ha sido fantástica. Tengo que dar gracias a mucha gente por hacer que este viaje haya sido especial: a Jorge, a Juanlu y Erica, a Claudio y Enma, a Iván de Patrick Sport por todo el material aportado y por su participación a pesar de estar ausente, a Carolo por dedicarme un rato de su tiempo, y a todos los foreros con los que me he ido encontrando, incluido Pepe, y que amablemente han tenido un ratito de charla y conversación con este turista que ya ha encontrado otro rincón en el que poder pederse para disfrutar de la nieve.

Siendo final de temporada quiero agradecer a todos los que de alguna manera han formado parte de ella, especialmente a mi mujer y a mis hijos, que me han dado buenísimos ratos de nieve y tiempo para disfrutar de nuestro deporte.

Parafreseando a la gitana de los ojos tristes, solo me queda añadir: ¡gracias al esquí, gracias a la vida!