Hay lugares que cuando pensamos en ellos los asociamos siempre a la misma imagen. Eso me pasa con Alta Badia, cuando pienso en ese lugar fantástico los primeros recuerdos que asoman a mi memoria son, además de las majestuosas rocas dolomíticas, las cabañas, esos testigos silenciosos del placer que sentimos mientras bajamos sus ondulantes laderas.
Las hay en otras estaciones pero a mi me gusta especialmente verlas en uno de los más sofisticados dominios esquiables de los Alpes, por que le da una autenticidad muy fuerte, significa que a pesar de ser uno de los más importantes destinos turísticos de invierno de Europa la gente local vive del turismo pero también de las actividades tradicionales como la agricultura y el pastoreo, ya que las cabañas sirven para guardar utensilios y otros materiales.
Son imágenes que se suelen encontrar en las pistas de Alta Badia, sobretodo de su parte más tranquila, la que no forma parte de la Sella Ronda, y a pesar de ser una zona ultra-turística aun axial es una zona privilegiada para practicar el Slow Ski, con vista a las cabañas.
De Viaje por los Alpes