Hace un par de semanas, un amigo y rider andorrano, Dani Fornell sufrió un grave accidente, al desplomarse por una cornisa, en el Pico de Baser Negre, en Vallnord. Esta noticia nos apenó y gran parte de los Freeriders nacionales se preocuparon mucho por el estado de Dani, que parecía muy grave. Después, nos anunciaron que Fornell era trasladado a un hospital de Barcelona, debido a unas complicaciones. Sin embargo, ahora, Dani Fornell ha vuelto a casa y se está recuperando del accidente.
Foto de arriba: Dani Fornell, en Vallnord
Cómo siempre, Dani es muy positivo y, pese a la gravedad del accidente, sigue animando a todos los que lo rodean, en vez de que sean ellos quienes lo animan. Por lo que hemos podido hablar con él sobre su accidente y nos ha escrito un pequeño texto, para contarnos su percance. Agradecemos a Dani su sinceridad y de compartir con nosotros su experiencia:
“Mu y buenas a todos los compañeros de Skibelievers!
Estos días, he estado recuperándome de unas cuantas lesiones, sufridas en un aparatosa caída en el Circo del Baser Negre, en Arcalís (Vallnord).
Hablando con Mr. Gosteli hemos comentado un poco la historia y nos ha parecido buena idea que hiciera un pequeño relato de cómo sucedió todo, des de un punto de vista más personal.
No soy un gran narrador, así que haré lo que podré.
El pasado martes 18 de febrero, empezamos el día con E-visual, un buen equipo de edición y filmación que se ocupaba de crear el videoclip de una canción que ha hecho Mr Kilombo, para Vallnord. Mónica Font, rider nacional compartía grabación conmigo. Nuestra función era simplemente posar en alguna secuencia y realizar un par de bajadas simples para tener imágenes fluidas y de calidad.
Empezamos el día grabando tomas sencillas, de recurso, a la espera de la llegada del helicóptero para subir a las crestas del Baser Negre. A medio día, llega el Heli y me sube, dejándome en un lugar seguro. Me dispuse a estudiar la entrada de la bajada, era un salto sencillo por encima de una cornisa de unos 2 metros, el problema era que no veía la parte más inferior de la bajada y necesitaba desplazarme unos metros para verlo con perspectiva.
En el mundo de las filmaciones todo debe hacerse de manera segura. Pero lo más rápido posible, puesto que cada minuto supone un coste. Me dirigí corriendo al voladizo de piedra que había en un extremo de la cornisa, lugar des de el cual se podía ver toda la bajada perfectamente. En ese momento aún llevaba los esquís en los hombros, los palos los dejé en la cresta marcando el lugar de salida.
Cuando ya tenía clara mi entrada y el resto de la bajada, me di me di la vuelta para salir del voladizo. Fue en ese instante, cuando me di cuenta que no estaba donde debía estar. El voladizo medía el doble de lo que yo había presupuesto y el quebradizo ruido de las placas al romperse, me lo confirmó. Realmente, es el ruido más estremecedor que se puede oír en un momento como ese. Es una mezcla de trueno suave y cremallera enorme. 6 metros de diámetro de nieve se desplomaban debajo de mi. Imposible reaccionar.
Durante un par de segundos me sentí suspendido en el aire, rotando hacia mi derecha y de espaldas a la bajada. Esta vez, sin el peso de mis esquís, ya que también volaban. En menos de 3 segundos, recibí el primer golpe en el costado derecho, un golpe muy intenso en las costillas que me hizo rotar hacia el lado opuesto, como un muñeco cayendo a plomo. Seguí de espaldas a la pendiente y eso me cabreó, porque no sabia como colocar mis extremidades para evitar más golpes. Sólo veía nieve a mí alrededor bajando conmigo. Al girar una vuelta entera, recibí otro golpe, esta vez en la pierna izquierda. No sentí dolor porque toda mi atención estaba puesta en intentar orientarme. El golpe cambió la rotación y ahora giraba hacia atrás (royo backflip). Es en ese momento en él que salí de la nube de nieve y conseguí ver a qué distancia estaba del suelo. Me encontraba a unos diez metros y tenia claro que aún me quedaba un trompazo más contra la piedra. No pude hacer absolutamente nada (sigo cabreado). Mi cuerpo seguía rotando, esta vez tuve más suerte, el último golpe fue con las botas. Latigazo de cabeza – pies y por fin toque nieve. Habían pasado unos 7 segundos desde el trueno y aún no tenia ningún control.
Al llegar a la canal no deje de dar vueltas y lo único que notaba es que me costaba respirar. Se redujeron las vueltas, se redujo la velocidad y conseguí ponerme a cuatro patas. Habían pasado unos 12 segundos. Por fin me quede quieto. Intente respirar hondo y no podía, así que me relaje, intente respirar poco a poco. Ya me sentía mejor. Intente levantarme, imposible, la pierna izquierda no respondía, no dolía, pero era inútil. Intente levantar la cabeza para ver por donde había caído, pero no lo conseguí, me dolían demasiado las costillas al estirar el tronco. Sólo me quedaba esperar a que me vean.
Respirando lentamente me di cuenta de que tenía una radio con comunicación directa con los de E-visual, la cogí y di la alerta. En un principio se pensaban que estaba nervioso porque quería que empezaran a grabar ya. Lo que aún no sabían era que estaba totalmente abatido en la base del circo. Me respondieron diciéndome que tenga paciencia que ahora grabaríamos. Volví a coger la radio y les repetí, sólo con las exhalaciones:
“May Day… may day… me he… caído… estoy… herido.”
En eses momento la respuesta fue la esperada:
“Dani! tranquilo que ya vamos. Sam (el piloto) ya ha salido a por ti.”
En menos de 1 minuto tenía el Helicóptero a 2m. Recuerdo que toda la nieve que levantaban las hélices me molestaba, impedía que respirara y en ese momento os aseguro que me preocupaba porque apenas mantenía el equilibrio. Del Heli, bajó un auxiliar, gran tipo y buen consejero, vestido con un peto naranja. Aún no se quien es, pero lo recuerdo como un gran motivador. Sam despegó de nuevo a por el equipo de pisters. En tres minutos volvían a estar con nosotros. Tres caras conocidas, así que sólo podía sonreír: Domins, Jordi y Toto, siempre al loro de mis entrenos. Gracias equipo! Ya no estaba cabreado, estaba tranquilo y aliviado.
El resto fue muy rápido, como no se sabía el alcance de las lesiones, decidieron no moverme demasiado, yo les iba informando de lo que sentía y ellos organizaron, en un momento, una maniobra para poder subirme encima de una colchoneta hinchable que se amoldaba a mi postura. Me pusieron un inhalador con O2 que me dio la vida, respiraba mejor, o eso me parecía. Mientras ataban las correas e hinchaban la colchoneta notaba que, cada vez más, respirar era un reto mayor. Ellos también lo percibían. Por lo que decidimos llamar por radio a sus superiores y hacer una evacuación directa al hospital. En menos de 6 minutos ya estaba en una camilla del hospital, rodeado de médicos y enfermeras a punto de ser operado.
El resto de la historia se reduce al reposo y descanso en la UCI y el Hospital St. Pau.
Lesiones: 7 costillas rotas, un esguince en el hombro, el tendón rotuliano parcialmente cortado, un pulmón perforado y un corte en el hígado.
Dani, antes de subir al helicóptero
Bien amigos, esto es todo. Moraleja: No te acerques a las cornisas y si lo haces, mantén el coco alerta, calma y ten siempre un buen plan de rescate.
Quisiera aprovechar para agradecer a Alex que me dé la oportunidad de explicar mi experiencia. No para impresionar a nadie, no para crear sensacionalismo, si no para reflexionar, analizar los errores que hubo y no volver a repetirlos.
Volveremos al Baser Negre y sabremos lo que hacer y lo que no hacer.
Disfrutad compañeros de Skibelievers, nos vemos en el monte. Pit i Collons!”