Hay que decir que, efectivamente, las estaciones de esquí de la Cordillera Cantábrica tienen un gran futuro si se desarrollan y explotan de forma integral, contemplando el aprovechamiento durante todo el año, no sólo durante los meses de nieve.
Serán la gran columna para sostener el desarrollo turístico de la montaña leonesa. Es evidente que el impulso y la planificación de las estaciones de esquí debe hacerse de una forma coordinada con el Principado de Asturias por razones de sentido común, medioambientales y, además, porque una parte importante de los clientes potenciales serán asturianos.
Sin embargo, debe contemplarse con precaución la propuesta de cogestión. Por una razón de peso: la mayor parte de las instalaciones y posibles equipamientos están en León. La inmensa mayoría. Y también porque es conocida la afición asturiana a correr los mojones, como ha hecho en Leitariegos.
Al final todo parece asturiano. Esa técnica la han implantado incluso en Caín. Todas las postales son asturianas y la realidad es leonesa. Con tales antecedentes, el pronunciamiento desde este balcón ha de ser así de conciso: gestión de forma coordinada, sí, pero que Asturias administre lo asturiano y la Diputación Provincial de León todo lo leonés.